Somos más cultos e instruidos gracias a Martín Lutero, aunque su influencia en Catalunya tardó. Entre el año 1500 y 1530, Martín Lutero fue el responsable del 20% de toda la obra publicada en Alemania. De hecho, entre 1518 y 1530 las obras en alemán de Lutero fueron 5 veces más numerosas que las publicadas por sus adversarios católicos. Son puntualizaciones sobre Lutero, 500 años después de la Reforma Protestante, que hace el mecenas y escritor Antoni Gelonch, en un acto en Manresa organizado por el Diplocat que ha puesto sobre la mesa tres grandes personajes en diálogo: Ignacio de Loyola, Erasmo de Róterdam y Martín Lutero, todos ellos cristianos y europeos. Gelonch sostiene que Catalunya no fue protestante porque hubo trabas importantes. El primer escollo, que directamente la oferta protestante no llegó, los libros (la Biblia sobre todo) no podían entrar, eran objetos confiscados antes de tiempo. El segundo, la acción del Tribunal del Santo Oficio. La tercera razón, por la voluntad monárquica de unir catolicidad e hispanidad. Y el último obstáculo, que se extendía como una mancha de aceite, era la pedagogía del miedo.
Lutero, que como monje alemán se cansó de las opulencias católicas del momento y decidió emprender una revolución, que ahora conocemos como la Reforma Protestante, tuvo claro que si se trataba de tener acceso al texto bíblico sin intermediarios, hacía falta que la gente pudiera leer y entender los relatos por sí mismos, sin ninguna mediación. Se tenía que prescindir de curas con estudios que fueran un filtro. Lutero entendía que había que eliminar las mediaciones entre el libro y Dios y, por lo tanto, el libro bíblico tenía que ser, de entrada, conocido e impreso. Y segundo, traducido, porque, si no, el pueblo no tendría acceso a este. Así que con Lutero se potenció la lectura, la educación y el nivel cultural europeo. Ahora, en Alemania, Lutero no es solo una figura indispensable de su historia, sino que se estudian dimensiones menos conocidas: la familia o los lugares donde vivió (hay más de 5 museos dedicados a su figura y su director estuvo en Catalunya para explicarlo). Desconozco si tenemos muchas calles o plazas dedicadas a Martín Lutero, pero sería deseable que su huella estuviera más presente a escala cívica y nos sirviera de recuerdo y revulsivo. Lo que representó una ruptura y una contrarreforma, hoy es una ocasión de recomponer piezas y avanzar. No hace demasiados años, desde el catolicismo se veían a los protestantes como "hermanos separados". No se adelanta demasiado como sociedad, separándose de los hermanos. La oferta de Lutero era reformar y depurar, no destruir. Haciendo más presente su figura y haciéndola dialogar 500 años después se puede reconstruir y comprender.