En la sociedad mediática, lo importante es transmitir. Aquello de que las cosas no son como son sino como parece que son. Por lo tanto, quien decidirá si lo que ha hecho la antigua CDC este fin de semana en la zona del Fòrum de BCN ha sido o no una refundación será la gente. La percepción de la ciudadanía/votantes concluirá si ha sido sólo chapa y pintura, o un coche nuevo.  

Recapitulemos:

Ha sido más importante el nombre que la ideología. Tres días hablando de qué nombre le ponemos a la criatura ha servido para concentrar la rebelión que se olía el viernes en un solo punto y aislarla allí. Mientras la opinión pública habla de nombres de partido no habla de ideología, por ejemplo. Ni de mucho más.

El viernes fueron Cupvergència, el sábado brotó el adn del partido del juicio y el orden que siempre habían sido los convergentes y el domingo todo ha vuelto en su sitio. Eso sí, las bases están contentas porque consideran que es la primera vez que han podido hacer escuchar su voz y cambiar cosas que quería imponer la cúpula.

Y como que el nombre no hacía la cosa, vamos allá con el nuevo nombre de quien fue Convergència Democràtica de Catalunya. Lo han votado en las 11.36

 

 

Ha ganado Partit Demòcrata Català, un nombre que va totalmente contra corriente. Cuando todos los partidos se sacan la palabra "partido" del nombre, quien no había llevado nunca la palabra partido en el nombre, va y se la pone. Interesante.

¿Opiniones de los militantes sobre el nombre del nuevo partido? De todo. Que es demasiado blando, que es muy europeo, que es muy progresista, que en un momento de ruptura no quiere decir nada... Ya lo tiene eso de los nombres, que no gustan nunca a todo el mundo. El problema será que cuando ya habíamos empezado a conseguir que no se nos escapara CiU ahora tenemos que borrar de la cabeza Convergència. Complicado.

Una veterana militante dice que éste es el primer congreso donde las bases han hablado de verdad y la prueba es que el nombre escogido no era la apuesta del núcleo del partido. Y no, no lo era. Mas y Puigdemont, por ejemplo, han votado por el Partit Nacional Català. Y en la primera votación, por la opción Junts per Catalunya.

El problema de los nombres, sin embargo, no sólo es que no les gusten a todo el mundo sino que hay la posibilidad de que exista alguien que se llame como el nombre escogido. O más o menos. Y resulta que en Catalunya ya tenemos a Demòcrates de Catalunya.

Antoni Castellà, líder de este partido era, justamente, uno de los invitados a la clausura de la fundación del Partit Demòcrata Català. Y no, no ha entrado gritando "¡devolvedme el rosario"!, pero el concepto buen humor no era la mejor manera de describir su estado vital...

 

 

Efectivamente, Antoni Castellà ha sido uno de los invitados a la fiesta de final de nacimiento de la cosa, como lo han sido la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, Miquel Iceta (PSC), Santi Rodríguez (PP), Josep Lluís Salvadó (Esquerra), varias entidades, nadie de Ciudadanos ni de la CUP y... ¡Convergència! Sí, sí, lo ha leído bien, sí. Convergència ha estado de invitada en la clausura del congreso de su propia refundación. Porque resulta que CDC está como Walt Disney, congelada en papel de plata, como si fuera un bocadillo de cadáver. ¿Qué cosas verdad?

Y la fiesta ha consistido en un discurso de Carles Puigdemont, que ha hablado como president de la Generalitat y no como miembro del nuevo partido y nos ha pronunciado un discurso de poco más de cinco minutos. Por cierto, de momento el PDC no tiene militantes. Quien se apunte es un asociado. O sea, que quien nos ha hablado ha sido el asociado Puigdemont.

Y a las 13.36 ha acabado el congreso con el canto de Els Segadors. Y la gente ha huido escopetada, incluido el president. Y muchos a dormir porque la madrugada ha sido larga. Mucho.

Una asociada que ha estado hasta las 6 y media votando, enmendando e interviniendo hacía una reflexión resumen que después han compartido muchas otras personas: "La gente vino el viernes fastidiada y desanimada y hoy sale eufórica porque se ha hecho mucho trabajo y se han votado cosas sobre el funcionamiento interno del partido que son muy rompedoras. Ahora bien, si hacemos todo este trabajo de renovación pero en la foto siguen saliendo las mismas caras de siempre, eso no habrá servido de nada".

La asociada se refería a que el próximo día 23 de julio el Partit Democràtic Català votará los cargos internos. Y circula el rumor de que se podría querer presentar una candidatura "oficial" que, por decirlo suave, no mostraría precisamente mucha renovación facial ni estructural.

Si usted ahora me pregunta qué creo que pasará, le diré que he visto a la gente con bastantes ganas de cambio como para que puedan haber sorpresas. ¿De qué tipo? Pues que las bases, de la misma manera que han votado el nombre de partido que no quería la cúpula, no estén muy de acuerdo en votar listas de caras relacionadas con el antiguo partido. Porque las bases, igual que la gente de la calle, sólo percibirá que el PDC no es la antigua CDC si no lo es de verdad. Y en la sociedad mediática lo que importa es transmitir y si transmites renovación pero con caras ya vistas, la cosa no funciona.

Y, sí, la vida es dura pero me temo que una generación de miembros de CDC que se asocian totalmente con aquella marca tendrán que ir pasando hacia el congelador a hacer compañía al partido y a Walt Disney, creador de sueños y fantasía. Porque con sueños y fantasía no se hacen las revoluciones. Ni los cambios de verdad.