Tal día como hoy del año 1348, hace 674 años, el conde-rey Pedro III (Pere lo terç en la documentación de la época) entraba en la ciudad de Valencia y daba por liquidada la revuelta nobiliaria nombrada Unión de Valencia que había estallado por sus políticas preabsolutistas. Los estamentos nobiliarios de Aragón y de Valencia mantenían una postura de rebelión, que había derivado en actos de pillaje y de enfrentamiento con la Corona. Las tropas rebeldes habían derrotado a las huestes reales en la Pobla Llarga y en Bétera (diciembre, 1347); y habían masacrado a la población morisca del valle de Portaceli (noviembre, 1347) y la población judía de Sagunt (noviembre, 1348).

El día anterior a la entrada a la ciudad de Valencia (9 de diciembre de 1348); las tropas de Pedro III, comandadas por Lope de Luna (que en un futuro sería el padre de María de Luna, esposa del conde-rey Martín I, hijo de Pedro III); habían derrotado la rebelión nobiliaria en el campo de batalla de Mislata; no sin perder una cantidad importante de efectivos. Después de aquel episodio bélico; el régimen de Pedro III desató una durísima represión, que se saldó con docenas de ejecuciones. Incluso, ordenó fundir la campana que convocaba a los rebeldes (campana de Mislata), y obligó a beber el cobre al rojo vivo a algunos cabecillas de la rebelión.

Pese a la derrota rebelde, que se saldó con la captura de centenares de prisioneros, el castellano Juan Núñez de Prado, maestro de la Orden de Calatrava; que había participado en aquel conflicto del lado del bando nobiliario, y que había ordenado quemar personas y casas de la comunidad morisca del valle de Portaceli, consiguió escapar a Castilla sin pagar por sus crímenes; y, pasados siete años (1355) murió plácidamente en su cama. Durante aquel tiempo nunca temió por su seguridad. Siempre estuvo protegido por el rey castellanoleonés Pedro I, que desde el momento que alcanzó el trono (1350) estuvo enfrentado con el rey catalanoaragonés Pedro III.