Todos conocemos el cuento de Pedro y el lobo. Ese muchacho mentiroso que se divertía contando mentiras para asustar a los vecinos de su pueblo, alertándolos de que venía el lobo a comerse las ovejas, resultando una y otra vez ser falso. Al joven le divertía observar el revuelo, el miedo que generaba entre la gente, sin ser consciente de que terminaría por cansarlos y que nadie creería ya en su palabra. Cuando el lobo vino de verdad, nadie creyó en las advertencias de Pedro y el lobo se comió todo lo que pilló. El "lobo" ha venido esta vez. Y podíamos —y deberíamos— analizar profundamente de dónde, cómo y por qué ha venido "el lobo". Pero para eso ya tendremos tiempo. Lo primero en estos momentos es rescatar a las víctimas que aún puedan quedar con vida entre los escombros en los que han permanecido durante varios días sin que nadie, en un principio, hiciera absolutamente nada por ayudarles. 

Hubo aviso de la AEMET ese día. Lo hubo, pero prácticamente nadie hizo caso y las autoridades no se tomaron en serio el peligro que podía suponer. A pesar de que en otros países, como Francia, sí se advirtió de la grave gota fría que se avecinaba. Aquí pudimos ver cómo agricultores, como el Palleter, avisaban el día 25, viernes, de que el radar de lluvia de AEMET no funcionaba. Hizo un vídeo, que se extendió masivamente en redes sociales, donde advertía del riesgo que esto podría suponer para cuando el siguiente martes, llegase la conocida DANA. La reacción de la AEMET fue tachar de "bulos" este tipo de comentarios, reconociendo que el radar reinició su actividad el día 28 (por lo que aunque al Palleter se lo acuse de difundir "bulos", en realidad se le da la razón). No obstante, insisto, la AEMET estableció una alerta a primera hora de la mañana que, prácticamente, nadie tuvo en cuenta. 

El hecho de que el president de la Generalitat Valenciana apareciera a mediodía para "informar" a la población con un discurso absolutamente equivocado, sin embargo, no se ha considerado "difusión de bulos o desinformación". A pesar de afirmar que a partir de las seis de la tarde todo se calmaría y habría normalidad. Ahora ya sabemos que fue justo lo contrario. Los registros muestran que desde las cinco hasta las seis y media se produjo un aumento exponencial en el nivel de agua registrado en puntos estratégicos de medición. Pero la alerta no llegó a los teléfonos móviles de la ciudadanía hasta pasadas las ocho de la tarde, cuando mucha gente ya se estaba ahogando, cuando fue arrollada por una tromba de agua que llegó de pronto. 

El señor Mazón ha demostrado, y sigue haciéndolo, carecer de capacidad de gestión. Esto es innegable. Y su falta de reacción inmediata, su nula capacidad para coordinar absolutamente nada, es patente. Si se hubiera avisado correctamente y a tiempo del enorme peligro que se cernía sobre el territorio, se habrían podido salvar vidas, seguro. Con cada día que ha ido pasando ha sido más evidente el absoluto nivel de incompetencia del gobierno valenciano

Si el cambio climático está ya entre nosotros es inadmisible que no se tomen medidas que sirvan para prevenir, alertar y comunicar adecuadamente a la ciudadanía lo que debe hacer

Igual de incompetente que el gobierno central del Estado. A pesar de disponer de información oficial, cuando llegó la DANA los principales responsables del Ejecutivo no estaban ni siquiera en territorio español. La falta de acción inmediata del Gobierno, el silencio insoportable y no enviar al Ejército desde el primer instante ha sido una decisión incomprensible que el pueblo jamás olvidará. Que el propio Rey saliera a poner a disposición su Guardia Real debería servir como muestra de la enorme descoordinación y de la absoluta e incomprensible desvergüenza de la ministra de Defensa. ¿Cómo es posible que se haya tardado tanto tiempo en enviar toda la ayuda disponible, teniéndola, pudiendo haber salvado cientos de vidas y auxiliado a personas que necesitaban agua, alimento, medicinas? No se entiende. Porque no se puede entender. 

Parece mentira que hayamos visto a Robles enviar ayuda a otros países cuando ha sido necesario, alegando en sus declaraciones públicas que "todos conocemos la importancia de la actuación inmediata durante las 24 primeras horas". Así lo afirmaba cuando se envió ayuda militar a Marruecos ante una catástrofe. Sin embargo, esa ayuda inmediata no se ha producido, a pesar de ocurrido en el país donde ella gobierna. 

Parece mentira que nos hayan torturado todo el verano con mapas de colores imposibles para alertarnos del enorme peligro que conlleva el "cambio climático". Parece mentira que de tanto jugar con el miedo, como le pasó a Pedro el del cuento, cuando llega una alerta de verdad, nadie reacciona. Porque lo fácil es decir que esto ha pasado "por el cambio climático", como han hecho distintos responsables políticos, empezando por Von der Leyen. Cuando la realidad es que las vidas que se han perdido, las casas, los negocios, podrían haberse salvado si se hubieran hecho las cosas correctamente

Si el cambio climático (cosa que habría que analizar realmente lo que es, de dónde viene, y lo que supone), está ya entre nosotros, y supone un riesgo real, es inadmisible que no se tomen medidas que sirvan para prevenir, para alertar, para comunicar adecuadamente a la ciudadanía lo que debe hacer, y sobre todo, para evitar los daños en la medida de lo posible. Se supone que ahí es donde hay que trabajar, porque por mucho que se intente "contaminar menos", cuando aparezcan lluvias torrenciales, habrá que estar prevenidos. Sí o sí. 

Se pasan el día aleccionándonos con el cambio climático, echándonos la culpa a quienes poco podemos hacer. Son los que no se cortan en nada, contaminan cien veces más que usted y que yo, y pretenden limitar su manera de vivir, haciéndola mucho más cara y complicada, porque se supone que así cuidaremos el planeta. Pero prevenir con infraestructuras, cuidar los ríos, los montes, los planes de urbanismo, la correcta canalización de las aguas, parece que no es tan imperioso para ellos.

Todas las decisiones que dependían de los gobernantes tienen incidencia directa en la catástrofe. La falta de inversión, la responsabilidad en las edificaciones, la falta de vigilancia, la nula comunicación, el destrozo del medio ambiente

La Gota Fría que ha anegado València y parte de Castilla-La Mancha es un hecho habitual en el clima mediterráneo. Lo señalan los expertos y lo documentan. Hay constancia de que, desde tiempos en que los romanos habitaban la península, ya sucedía. Y ha ido produciéndose de manera más o menos continuada a lo largo de los siglos. Unas veces con mayor intensidad que otras. Pero es algo habitual para lo que deberíamos estar preparados. Y no lo estamos. 

No es de recibo culpar al cambio climático cuando todos hemos visto la cantidad de suciedad que ha arrastrado el agua. Ramas, escombros, que se acumulan en los cauces por los que el agua debería transitar sin obstáculos. Deberíamos ser conscientes de que la falta de mantenimiento de estos canales conlleva taponamiento y desbordes. Exactamente igual que la limpieza de los montes, que ahora ya no la hace nadie porque está prohibido para el vecindario (era la manera en que se hizo toda la vida), y se supone que son empresas las que han de hacerlo, y finalmente, no se hace o se hace de manera insuficiente. De esto nos enteramos cuando se producen incendios incontrolables. 

La organización urbanística tampoco se cubre por el cambio climático. Es responsabilidad de la Administración que permite y de los promotores que ejecutan. La falta de criterios de seguridad ha hecho que más de 600.000 vivan, solamente en el País Valencià, en zonas inundables. Y se sigue edificando y construyendo en zonas altamente peligrosas. 

La falta de infraestructuras que permitan contener los daños que pueden causarse con fenómenos como el de esta semana es otra responsabilidad humana, no del cambio climático. Los expertos han explicado que gracias al Plan Sur, desarrollado en la década de los años sesenta del pasado siglo, se han podido salvar muchísimas vidas esta semana en València. Hace falta conocer en profundidad las obras e infraestructuras necesarias para poder convivir con los fenómenos de la Naturaleza que siempre se han dado y que seguirán produciéndose. 

Este absoluto destrozo encuentra sus razones en las acciones de los hombres. Especialmente en aquellos que son los que tienen encomendada la labor de tomar decisiones para la gestión del interés común

Todas las decisiones que dependían de los gobernantes tienen incidencia directa en la catástrofe. La falta de inversión, la responsabilidad en las edificaciones, la falta de vigilancia, la nula comunicación, el destrozo del medio ambiente por decisiones legislativas y burocráticas son buena parte de los antecedentes. La falta de respuesta inmediata al producirse la catástrofe, es un elemento crucial para que se produzca la devastación. La inoperancia, el abandono de la ciudadanía es, sencillamente, inhumano e inaceptable. 

Hablar del cambio climático en este contexto es tan burdo como para no permitir que nos tomen más el pelo. Porque este absoluto destrozo encuentra sus razones en las acciones de los hombres. Especialmente en aquellos que son los que tienen encomendada la labor de tomar decisiones para la gestión del interés común. No deberíamos consentir que nos sigan manipulando. Es insoportable comprobar cómo han sido capaces de tener a gente sepultada entre escombros, aislada sin agua, sola y aludir después a cuestiones burocráticas. No parece tener alma esta gente. 

Se ha rechazado ayuda inmediata de otras comunidades autónomas, de profesionales de salvamento, de gobiernos extranjeros. ¿Qué está pasando aquí? ¿Cómo es posible que se le haya negado a la gente la llegada de tropas de salvamento desde el primer momento de la catástrofe, cuando aún era posible ayudar a tantísimas personas? 

El cuento de Pedro y el lobo tiene muchas maneras de interpretarse. Se puede aplicar aquí a los avisos de la AEMET. Y también podrán aplicarlo aquellos que quieran convencernos de que el cambio climático ha sido el causante de todo. Sin embargo, a mí me resulta aplicable el cuento para todos los que nos gobiernan. De tanto mentirnos, de mantenernos divididos, enfrentados, despistados, cuando llegó el lobo, ya no tuvimos manera de salvarlos. 

Con lo que hemos vivido estos días, ha quedado claro que no son parte de la solución. Sino más bien, buena parte de nuestro problema.