El flamante presidente del Parlament, Josep Rull, ha convocado para el miércoles 26 de junio un pleno que activará el calendario electoral: si el 26 de agosto no se ha escogido president de la Generalitat, la cámara se disolverá y el 13 de octubre, elecciones. Así pues, parece que este año a los diputados no se les va a preguntar qué planes tienen por vacaciones, sino qué plenos tienen por vacaciones. La pregunta es pertinente, según nos expliquen, sabremos cuál es nuestro próximo destino como país. Por el momento unos han enviado postales, otros han empezado a cantar lo que podría ser la canción del verano. Contemplando unas y escuchando a otras se puede tratar de averiguar cuáles pueden ser estos destinos que nos deparan los plenos de verano.

De todas las postales que nos han dejado estos días los actores políticos destaco cuatro que, por lo que transmiten, son históricas. De esas que no debes tener prisa de sacar de la puerta de la nevera por lo de ir haciendo memoria. La primera es asquerosa: Gabriel Le Senne, presidente del Parlament de les Illes Balears, desgarrando la imagen de Aurora Picornell, una figura icónica en Balears que fue torturada y asesinada por Franco. Vox es Vox, algunos de aquí han compartido manis con ellos. La segunda es su antítesis: Josep Rull presidente del Parlament. Un preso político. El apoyo de los independentistas, el discurso, el tono, la institucionalidad, la alta actividad que ha realizado estos días. Su discurso nacionalista. La tercera son los jueces y fiscales del Estado. Ésta es en blanco y negro. Oposición a la aplicación de la ley de amnistía, apoyo de la Junta de Fiscales de Sala (19 a favor, 17 en contra) a la decisión de aplicarla del fiscal general del Estado. La cuarta es patética. Son los Comunes pidiendo que se vaya rápido a investir a un gobierno de izquierdas. No les vengan ahora con que si Hard Rock o la ampliación del aeropuerto. O que si el gobierno que hicieron caer por el presupuesto era de Esquerra.

Dejar que Puigdemont vuelva del exilio y pueda ser investido president, tal y como Rull lo ha estado en el Parlament, culmina bien una etapa política

En cuanto a la canción del verano, quien más está fracasando es Pedro Sánchez. Al parecer, las melodías que le salen pensando en Catalunya no acaban de ligar con lo que ha hecho él últimamente en España. En cambio, los clásicos parecen no fallar. Al presidente español, que, al menos de cara afuera, parece que quiere ayudar a Salvador Illa a ser investido president, no le están funcionando los siguientes títulos: “debe ser investido quien gana” y “no se pueden ir repitiendo elecciones”. También teme que fracase, si se repiten elecciones, el “calmaré la situación en Catalunya”. Esto a Illa también le agobia. El clásico que arrasa es "Catalunya no puede tener una financiación singular", la sabe todo el mundo, desde hace tiempo. Ahora incluso Compromís.

Vistas las postales y canciones, queda pensar en qué posibles destinos tiene la política catalana. Hay dos principales, investidura o elecciones, que una vez sucedan abren otros. Éstos son los que muestran los intereses reales. Todo parece indicar que el desenlace será agónico, sobre el pitido final. El motivo principal para que así sea es el congreso de Esquerra Republicana de otoño. Todo lo que haga y diga este partido, decisivo, debe interpretarse en esta clave. De entrada, parece que a ERC y CUP no les interesa una repetición electoral, puesto que todo indica que empeorarían sus resultados. Para evitarlo, ERC debería investir a un president. Puigdemont no es fácil, es necesaria una abstención del PSC. Investir a Illa lo es más y, además, lleva bajo el brazo la entrada de los republicanos en el gobierno del Ayuntamiento de Barcelona. Muy apetecible. Pero la asamblea de Barcelona de la semana pasada demostró que puede ser complejo para ganar un congreso.

Dejar que Puigdemont vuelva del exilio y pueda ser investido president, tal y como Rull lo ha estado en el Parlament, culmina bien una etapa política. Que gobierne en minoría es interesante para ERC y para Sánchez, ya que será duro. Este escenario podría interesar a casi todos. Menos a Illa, claro. Que le da pánico.