Ya tenemos aquí un nuevo caso de sectarismo y adoctrinamiento perpetrado en una televisión que pagamos todos los españoles. La pseudoperiodista y graciosa oficial subvencionada Ampar Moliné se atrevió el lunes a hacer una metáfora. ¡Sí, sí, una metáfora! Y la Audiencia Nacional todavía no ha intervenido ni nada, cuando todo el mundo sabe que las metáforas son un arma peligrosísima.

Este nuevo ejemplo de hasta donde ha llegado el totalitarismo que ha llevado a las calles de esta bonita región que es Cataluña a vivir como en la Alemania de los años 30, consistió en coger el libro “Como construir un gallinero” (sic), hacer ver que era una Constitución española, hacer ver que la quemaba como forma de denunciar que el Tribunal Constitucional ha tumbado el decreto de pobreza energética y, con el calor desprendido por la combustión, permitir que los pobres se calentaran.

Sí, porque haciendo caso de un recurso presentado por el gobierno del PP, el tribunal que garantiza la sagrada ley gracias a la cual, por ejemplo, los catalanes pueden hablar su simpática lengua, ha derogado una ley del gobierno secesionista que pretendía ayudar a las familias pobres a hacer frente a los recibos de luz y gas cuando estos servicios se convierten en básicos.

¡Qué vergüenza! ¡Qué indecencia! ¡Qué indignidad! ¿Cómo se atreve un gobierno desleal a poner a las personas por delante de las leyes? ¿Y, cómo se atreve a decir nada una titiritera que, además, se dedica a correr maratones? (Por cierto, ¿de qué debe huir? ¿Seguramente de su propia persona)? Pero, ¿qué se han creído?

Los pobres son competencia del Estado. Y si otra administración, en este caso la Generalitat, les quiere ayudar, está vulnerando la ley. Y, como son más importantes las competencias que otorgan las leyes que la pobreza de la gente, no poder pagar luz y gas en Cataluña es inconstitucional. Y a quien lo denuncie le tiene que caer todo el peso de la ley. O más.

Y la prueba de lo que estoy diciendo es que la cadena donde fue emitido este infame espacio, ha retirado el vídeo de su web. De esta manera, pues, es imposible que lo vea la gente que opina sin haberlo visto, que es la mayoría, y así las críticas sólo se basan en los titulares interpretativos tan característicos del nuevo periodismo. ¡Bravo!

Por lo tanto, es urgente la detención de la tal Ampar. Bien, la suya y la de la metáfora. Y, teniendo en cuenta la gravedad del caso, lo tiene que hacer alguien que represente los valores que se defienden. Naturalmente, estoy hablando de Paco Marhuenda, nuevo Comisario Honorario de la Policía Nacional. La ley de Régimen de Personal de la Policía Nacional prevé que esta distinción se otorgue “a aquellas personas que, no habiendo pertenecido al mencionado Cuerpo, se hubieran distinguido por los merecimientos contraídos en virtud de la tarea realizada a favor del mismo”. Y este es el caso. Si de algo no van faltos en este tema es de méritos.

Como informa eldiario.es, la Audiencia de BCN ratificó la semana pasada y en segunda instancia, la condena a Marhuenda por intromisión al honor de un comisario de la Policía Nacional. Y, como usted recordará, el periodista está imputado por publicar en la portada del diario que dirige las fotos de 33 jueces que habían firmado un manifiesto a favor de la consulta. 22 de las fotos salieron del archivo policial del DNI, al cual sólo tiene acceso la policía, naturalmente.

Por lo tanto, no habiendo nadie mejor para detener a una nazi catalana peligrosa (tan peligrosa que, a ver que no tenga que colaborar Marcelo en la operación), desde aquí sólo podemos animar a que se ejecute la orden y que, además de la máxima pena prevista en casos de traición, se condene a la tal Moliné a quemar en público, y totalmente desnuda, un libro suyo, mientras la buena gente catalana le tira todo tipo de verduras y otros frutos de la huerta.

Ah, por cierto, y todos somos Charlie. Siempre. Amén.