El PP sigue subido a la montaña y rechaza cualquier negociación bilateral de la financiación como si se fuera a romper España una vez más. Aunque ellos mismos ya saben que no es así cada vez que lo dicen, si cada vez que lo han expresado España se hubiera roto, España sería un botijo ​​que ha ido muchas veces a una fuente. Es verdad que España no es una, sino unas cuantas o más. Ya lo saben bien los barones del PSOE. Creo que era Manuel Vázquez Montalbán, y si no siempre queda bien citarlo, quien decía que lo único que unía a España era el fútbol y la mili. El servicio militar ya no existe. Y la Liga ya no une tanto porque no se juegan todos los partidos el domingo a las cinco de la tarde y porque nos gusta más la Champions. Así que, según el CIS, a España solo le queda la tortilla de patatas… con cebolla.

Dice, efectivamente, el Centro de Investigaciones Sociológicas que el 71,8% de los ciudadanos españoles la prefiere con cebolla, frente a un 21,3% que la quiere sin y un 6,5% que se apunta tanto si lleva como si no lleva. Sobre todo, añadiría, si es un picoteo gratis de fiesta mayor. Dicen las crónicas que uno de los elementos más interesantes del estudio es que si se atraviesan las respuestas temáticas con la variante electoral, los resultados son bastante unánimes, salvo en un caso. Veámoslo.

Pero, de entrada, sepan que es en los votantes de Coalición Canaria en los únicos que hay unanimidad: el 100% la prefiere con cebolla. Pero también es la opción preferida entre quienes votaron PP (74%), PSOE (72%), Vox (76%), Sumar (72%), ERC (79%), Junts (78%) o Bildu, en este caso con un elevadísimo 91%. Dato curioso el de la izquierda aberzale, sobre todo si se tiene en cuenta que hay muchos contrarios a la cebolla entre los votantes del PNV (33,5%). Sin embargo, diferencias entre vascos aparte, la encuesta del CIS deja claro cuál es el único partido con un electorado partidario de la tortilla de patatas sin cebolla: el BNG. Entre los que votaron a los nacionalistas gallegos en las últimas generales, el 48,2% prefiere la tortilla de patatas sin cebolla, frente al 43,5% que la prefiere con. Un gran misterio por resolver.

Sin embargo, de la encuesta resaltan otras variables. La primera es que entre el listado de platos para elegir cuál es el más típico de España no está el pan con tomate, clarísima discriminación una vez más, sobre todo si se tiene en cuenta que se cita —y arrasa— entre los encuestados en Catalunya. La segunda, es que la rivalidad entre ERC y Junts llega al punto de que entre los votantes de Esquerra hay significativamente más partidarios de la tortilla más hecha que en los de Junts. Hasta el punto de que se acercan mucho más al paladar de los socialistas. Pero esto no es un mensaje político, ahora lo verán.

Porque me he fijado en otra variable, por si les ayuda en la próxima cena a la que vayan. Como en una comida es mejor no hablar de política para no romper familias, como en Navidad, si quieren saber lo que piensan los comensales, sacando la variable del pan con tomate, que gana en todos los casos, y cogiendo las respuestas de los votantes de cada partido sobre cuál creen que es el plato más típico de Catalunya, esto es lo que pedirán los votantes de cada partido en un restaurante de cocina tradicional, que, por otra parte, seguramente les costará encontrar. Atención, pues. Si alguien pide escudella y butifarra, sepan que probablemente será del PP. Los del PSC elegirán escudella y calçots. Pero les resultará difícil distinguirlos de los de ERC… y Junts, que elegirán eso mismo. A los de VOX, en cambio, los pillarán rápido: escudella y tortilla de patatas. Pero, sobre todo, a los de Sumar: calçots y… ¡caracoles! ¿Y los de la CUP? Pues no se pregunta directamente, pero si hacemos caso al grupo “otros”, los verán en una calçotada con carne a la brasa.