Con la intensidad de la legislatura, el PP o el PSOE se alternan para empezar con mejor o peor pie la semana. En esta hay varios marcos que no favorecen a los de Feijóo. En el veinte aniversario de la matanza del 11-M, es grave que no hayan pedido perdón a la sociedad y a las víctimas por la mentira de estado de aquellos días de marzo. Y cobra mayor importancia cuando los que gestionaron los atentados reconocen veinte años después que estarían dispuestos a volver a repetirlo. La fundación FAES de José María Aznar ha elegido el aniversario para apuntalar la teoría de la conspiración, señalar a los “profesionales del embuste” (no es una autorreferencia) y acusar de “cálculo electoral” la recuperación de la dolorosa memoria política de aquellos días. Lo resume en pocas palabras la periodista del ABC Cruz Morcillo: “Si tú puedes mentir con 200 muertos, puedes abrir la mentira a cualquier tema". El presidente de ayer, Aznar, la apuntala; los dirigentes de hoy se ponen de perfil.
Con el recuerdo de la ruptura de la política como la entendíamos hasta ese día, la semana terminará en alto con la votación en pleno de la ley de amnistía. Hay resistencia de jueces, fiscales y la capa de la élite de altos funcionarios contra la ley. También hubo manifestación en Madrid el fin de semana, muy por debajo en cifras de las anteriores. El listón del PP ha estado tan arriba, que no da mucho más de sí.
Con estos escenarios para el PP y su falta de fuelle, el Ejecutivo tendría despejado parte del camino de la legislatura con la amnistía y los presupuestos generales
El revolcón de la Comisión de Venecia es de fondo y es simbólico. El amparo que el PP ha buscado en Europa se diluye con la elección de Ursula von der Leyen frente a Manfred Weber, aliado de Feijóo contra la ley, y las conclusiones preliminares del órgano consultivo. Dice el PP que la amnistía es un acto de corrupción política mientras la Comisión lo define como un acto de reconciliación; dice el PP que es un golpe al estado de derecho y el borrador garantiza la separación de poderes porque la aplican los jueces; y mantiene el PP que es un “asalto” a la Constitución al tiempo que Venecia recomienda, dada la polémica, incorporar la amnistía a la Constitución mediante una enmienda. Si no cupiera, no podría incluirse. En base a la metáfora burda del juez Manuel García-Castellón, “la amnistía no está prohibida en la Constitución, la esclavitud tampoco”, esta última no podría incorporarse porque vulnera los derechos humanos, mientras que la amnistía solo necesitaría del consenso parlamentario.
El PP ha llamado a la misma puerta para la renovación del CGPJ y este miércoles vuelven a la cita Félix Bolaños y Esteban González Pons. Después de la última reunión, los populares están a punto de levantarse de nuevo de la mesa por la aprobación de la amnistía. Una ley que ya estaba tramitándose cuando sentaron al comisario Didier Reynders de mediador. Si rompe también este amago de acuerdo, no quedará una sola excusa tras cinco años de bloqueo. La “ruptura” es muy grave “porque erosiona la independencia del Poder Judicial”, en palabras del constitucionalista Tomás de la Cuadra-Salcedo, poniendo de manifiesto que no les preocupa la neutralidad judicial, sino el control.
Con estos tres escenarios y su falta de fuelle, el Ejecutivo tendría despejado parte del camino de la legislatura con la amnistía y los presupuestos generales. Una negociación difícil y necesaria para el arranque oficial del mandato. Está previsto que el Gobierno lleve el proyecto al Consejo de Ministros antes de Semana Santa. La negociación a varias bandas dará para mucho análisis. Ese cielo de una legislatura más larga de lo previsto se empaña por el nubarrón Koldo. No hay novedades en el caso más allá de lo conocido en el sumario. Nombres que van y vienen de las portadas sin demasiado agarre. Y nuevos detalles que se acercan cada vez más a Ábalos. El foco sigue estando en el asesor corrupto que une su destino al de su exministro. Y en su caso, el medio es el mensaje. Ha hablado en OK Diario para decir que no hay manta de la que tirar. Cosa muy distinta a que no la haya.