Abordar la financiación de Catalunya, la continuidad de la legislatura asentada en unos futuros presupuestos, la futura normativa de medios vía Europa o separar la guerra judicial del caso Koldo son todo asuntos cruciales que en medio de la exageración hacen inviable el desbroce y la conversación de calidad. La señal del ruido es casi indistinguible y obliga a concentrarse en los subtítulos, las corrientes subterráneas que subyacen bajo las estrategias del PP y del PSOE.
De la financiación de Catalunya de momento conocemos el cortejo y la preparación del terreno. En la previa, estaba incluído en el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez con ERC, y Salvador Illa lo llevó en campaña con el dato del tercer territorio en aportar y el decimocuarto en recibir. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, lanzó el señuelo en la sesión parlamentaria del pasado jueves. Y Sánchez lo confirmó en su entrevista dominical en La Vanguardia: “Es factible”. La negociación de la Generalitat con ERC pasa por una “financiación singular”, pero también la relación con Junts si se recompone a futuro, en el más allá de la investidura catalana.
El término ha soliviantado al PP, que vuelve al “golpe al estado de derecho”. Acusación que, de reiterada, pierde fuerza. Para Aznar, el hombre del Majestic, es “pagar el golpe de estado” catalán para salvar la “coalición de ultraizquierda”. Ni siquiera la sentencia del procés contempló el golpe.
La negociación de la Generalitat con ERC pasa por una “financiación singular”, pero también la relación con Junts si se recompone a futuro, en el 'más allá' de la investidura catalana
Un “desmontaje constitucional”, dice Aznar. “Está fuera del ordenamiento jurídico”, según Feijóo. Es posible que el Ejecutivo haya tenido en cuenta que la fórmula de “financiación singular” ya fue utilizada por el PP durante el mandato de Mariano Rajoy. En 2016 Feijóo le veía sentido a un concierto económico en Catalunya: “Esas cosas se pueden cambiar y plantear y se pueden discutir”, dijo en un foro del Cercle d'Economia. “No es fácil de explicar que no se le dé un concierto cuando lo tienen vascos y navarros. En eso estoy de acuerdo”, decía. Y en 2012, con Alicia Sánchez-Camacho al mando, el programa del PP recogía esa “singularidad”.
Eran los años de los mejores resultados del PP desde 1995 (hasta 18 diputados), los del “autonomismo diferencial” y el “sistema fiscal singular” que el PP después borró del programa. Si acusa al independentismo catalán de utilizar su posición privilegiada con Sánchez, la historia reciente fue similar cuando el PP y CIU negociaban la gobernabilidad.
De los guiños a ERC del PSOE a los del PP con Junts. La entrevista dominical de Feijóo en La Razón es otra suerte de cortejo a Carles Puigdemont. Más discreto, menos perceptible, pero latente. Tuvo su destello en la previa de las gallegas, cuando el presidente del PP filtró que contemplaría a futuro el indulto de Carles Puigdemont. Para Feijóo, Junts es una víctima del engaño de Sánchez y no excluye pactar ni negociar con los de Puigdemont. Ni rastro de los insultos de su portavoz, Miguel Tellado, el "PSOE pacta con prófugos y delincuentes", o el “golpe catalán” de Aznar. Una suerte de vía libre para hablar a corto plazo que cultiva el PP con doble rasero y discreción.
Y así, la hipérbole oculta tanto el cortejo como la realidad. El Gobierno no se plantea llevar la negociación al cupo a la catalana y el PP carga contra Pedro Sánchez y la amnistía esperando a que escampe la vía judicial para acercarse al independentismo catalán.