Por primera vez en la historia, un Papa ha participado en una mesa redonda con líderes del G7 y jefes de diferentes estados. Ha estado en el sur de Italia, en Borgo Egnazia, en el 50.º aniversario de la cumbre del G7. En su discurso, el papa Francisco ha sido contundente contra el uso de la inteligencia artificial en las guerras y ha pedido la prohibición de las armas autónomas.

"Ninguna máquina debería escoger nunca poner fin a la vida de un ser humano", dijo el Papa delante de los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido y también al lado de algunos invitados como el brasileño Lula da Silva. La prohibición de las armas letales no es un deseo naif del pontífice, que no duda en calificar de "drama" los conflictos armados y ve "urgente" replantearse el desarrollo y uso de dispositivos como las "armas autónomas letales". De hecho, el Papa ya habló de la tecnología y la IA en la Jornada por la Paz, en el momento en que ofrece un discurso a todo el cuerpo diplomático en Roma, y desde 2020 existe en el Vaticano la "Rome call for IA Ethics", una iniciativa que tiene la adhesión de Microsoft o IBM. El director de la Fundación RenAIssance, de la Santa Sede, ha estado esta semana en Barcelona y Bilbao donde ha hablado precisamente de algoritmos y ética y ha precisado que desde el Vaticano no existe una demonización, sino un interés muy alto para estudiar los efectos y las formas de esta nueva forma de inteligencia.

Desde el Vaticano no existe una demonización de la IA, sino un interés muy alto por estudiar los efectos y las formas de esta nueva forma de inteligencia

Para el papa Francisco, la IA es "fascinante y tremenda", pero también provoca temor e insistió en mantener siempre el control humano sobre las máquinas: "El ser humano no solo escoge, sino que en su corazón es capaz de seducir".

De las ventajas de la inteligencia artificial, el Papa destaca la democratización del saber y el impulso de la investigación científica. Pero también ve el peligro de mayores injusticias entre naciones avanzadas y otras en vías de desarrollo y entre clases dominantes y clases oprimidas.

El Vaticano está presionando para que se cree un marco ético que regule la inteligencia artificial y proteja a los colectivos más vulnerables. El Comité Central del Consejo Mundial de las Iglesias, con sede en Ginebra y que reúne a más de 300 iglesias de todo el mundo también ha pedido en una declaración hace pocos meses que los gobiernos establezcan una "acción rápida para establecer regímenes de regulación y marcos de rendición de cuentas adecuadas ante la inteligencia artificial".