En un momento en que lo queremos todo ya, cuesta mucho esperar. Pongo los procesos en plural porque parece que la palabra 'procés' ha quedado eclipsada por el 'procés' político. Los procesos no son visibles y muchas veces tardan en dar resultados. Como no estamos acostumbrados a esperar, nos frustramos antes de empezar, porque todo no sucede ya y ahora. Cada uno tiene su batalla interna y evoluciona como puede. Esta mujer, ¿por qué no lo ha denunciado antes? —escucho a algunos—. Porque las cosas que cuestan de asimilar tienen su timing. Cuando ya no tienes tanto miedo a que te haga daño, no solo el agresor, sino explicarlo y explicártelo, aprendes a colocar el dolor y la vergüenza. Esta última permanece muy a gusto, acostumbrada a estar escondida en algún lugar de nuestro cerebro donde no moleste nuestro día a día lleno de prisas.

Que un niño sea capaz de esperar una recompensa inmediata a cambio de algo mayor denota inteligencia. Después, no obstante, cuando es adulto, deberá entender que las cosas más importantes de la vida no son simples cosas. Generalmente, los que logran sus metas no son los que van más deprisa, sino los que son constantes y saben adónde van. Y, muy importante, que este camino vaya en sintonía con tus valores.

Todas estas frases de autoayuda están muy bien, pero la vida real es otra. Y más cuando hace frío, está oscuro, estamos agotados y todo cuesta un poco más, según dicen, porque es la semana del Blue Monday. "Empieza por algo que no se te haga cuesta arriba", le recomiendo a mi amiga. Estoy hablando desde perspectivas diferentes: desde afrontar un abuso hasta asimilar una muerte que sabes que no asimilarás nunca; desde acabar un libro hasta hacer una vida saludable. No tanto eso de "tenemos que quedar un día "(sin día y hora). El calendario y el deseo están para cumplirse. O, al menos, haberlo intentado.

Porque no se trata tanto de tener una voluntad de hierro, como un buen mecanismo de gestión. Lo digo porque son muchas las metas que queremos y son pocos los recursos que utilizamos para que se cumplan. Me encanta la frase de Carme Ruscalleda "hemos hecho el mucho, solo queda el poco" y lo visualizo como un 70% completo y un 30% por hacer. O cuando llega un momento en el parto y dices: hasta aquí he llegado, no puedo más. Pero continúas por tu bebé y aunque parecía imposible, acabas con el niño en brazos. En muchas épocas, son los ánimos de los demás los que te ayudan a superarte. Dicen que lo peor de un maratón es tu cerebro, que te dice que no puedes más. No he corrido ninguno (¡ni ganas!), porque no es uno de mis objetivos vitales, pero sirve de ejemplo de que tanto si crees que puedes como si no, nada sin esfuerzo te dará o te quitará la razón.

Generalmente, los que alcanzan sus metas no son los que van más deprisa, sino los que son constantes y saben adónde van

Recuerdo, después de mi primer aborto, que estaba muy triste porque no sabía como ni dónde colocar ese luto por alguien que ni había existido. Que no había existido para el resto del mundo, pero para mí sí. Llamadme peliculera (que lo soy), pero cogí la cola de caballo que llevaba y me la corté. Pensé que cuando volviera a tener el pelo a la altura del pecho, ya estaría, por fuerza, un poco mejor.

"Las cosas de palacio van despacio" es una frase hecha que sirve para entender que la burocracia va lenta. A veces, más que hacer es dejar de hacer. Dejar de fumar, dejar de quejarse, dejar ir... Pues los grandes cambios de verdad son fruto de una evolución y no de un truco de magia. Es como envejecer: no te das cuenta de cómo has cambiado hasta que un día te miras al espejo y ya no reconoces la imagen fantásticamente distorsionada que tenías de ti misma. Que el tiempo lo cuida todo es tan verdad como mentira. Digamos que el tiempo puede ser la gran medicina para difuminarlo. Para acabar los estudios hacen falta muchos años. Para poder reconstruir todo lo que el fuego ha destruido en Los Ángeles, todavía más. Escribir un libro no se puede hacer en los ratos muertos o en las vacaciones. Requiere que se vaya cociendo y que no lo veas todo tan crudo. Para obtener unos buenos resultados en el gimnasio, también hacen falta hábitos. Se dice que lo más difícil de los hábitos es al principio, hasta que no los automatizas. Siempre he pensado que lo más difícil de ir al gym siempre es hacerse la bolsa, el resto está chupado, aunque las redes sociales saben que estás en perimenopausa y no paran de mostrarte ejercicios de fuerza.

Me ayuda mucho visualizar que cualquier viaje, incluso subir al Everest, empezó con el primer kilómetro. Como #jotambé nos van cambiando un poco a todos y a todas, dando valor, conciencia y coraje a las que todavía no hemos tenido ánimo.

—Tienes un kleenex?, le pregunto a mi hija de nueve años.

—Sí, en la mochila.

—Eres como una mamá, Vita, le digo, y me arrepiento. El hermano pequeño de siete años también está en el banco y nos mira.

—Eres como una buena mamá, o como un buen papá, corrijo, y miro que cuando salen del cole todavía está claro. Todavía nos queda mucho camino interior por hacer.

Estamos en la cuesta de enero y no dejes que este año se te pase tan rápido como el anterior sin querer hacer lo que deseabas. Porque un día te levantas y han pasado veinte años, y aquellas metas programadas ya no tienen sentido. Anota bien las cosas que quieres hacer y céntrate, aunque, por fuerza, tengas que renunciar a otras. Este 2025, los días —largos o cortos— siguen teniendo 24 horas.