Han tardado más de 2.000 días, pero, finalmente, PSOE y PP han llegado a un acuerdo para desbloquear el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). La solución es más evidente de lo que en principio se podía pensar: de los veinte vocales, diez serán personas prosocialistas y diez más propopulares. El mandato de los actuales miembros del Poder Judicial hacía cinco años y medio que había caducado. Resuelto. Al resto de grupos parlamentarios (Sumar, catalanes, vascos, etcétera, que les den, como diría Xavier Trias). La renovación del CGPJ necesita el voto favorable de tres quintas partes de los diputados y de tres quintas partes de los senadores. Eso, en la práctica, da al PP el poder para parar cualquier nombramiento.
El acuerdo sobre el Poder Judicial se firmó en Bruselas entre el socialista Félix Bolaños y el popular Esteban González Pons. La intermediación internacional corrió a cargo, esta vez, de la comisaria Věra Jourová, quien previamente les había avisado de que o pactaban ahora o no hacía falta que regresaran. De hecho, el acuerdo que alcanzaron es prácticamente calcado al que estuvieron a punto de suscribir en otoño de 2022, cuando en el último minuto todo se fue al garete. Como también fracasó el primer intento, de 2018, cuando se filtró —¿se acuerdan?— el whatsapp de Ignacio Cosidó, del PP, que decía eso tan bonito de "controlar la sala segunda del Supremo por la puerta de atrás".
Así que Bolaños y González Pons cogieron cada uno la lista de sus jueces y juristas preferidos y se subieron al avión en dirección a la ciudad belga. Una vez ahí, ni tú ni yo, mitad para uno y mitad para el otro. Era, seguramente, el momento. Por una parte, Bruselas lo había exigido. De la otra, Pedro Sánchez había amenazado con que o había pacto este mes o iría directamente reformando todo lo que hubiera que reformar ("el día de la marmota se ha acabado") para desencallar el Poder Judicial. A Alberto Núñez Feijóo le iba bien lograr algún triunfo, ahora que, supongo, por fin se ha dado cuenta de que Sánchez está dispuesto a aguantar cuanto haga falta. Así, además, se afirma un poco, se hace un poco el hombre, ante los duros del PP, que querían seguir con el bloqueo. Que la justicia, con los nombramientos parados, estuviera a punto de griparse como un motor antiguo no está seguro de que los impresionara mucho, ni a los socialistas ni a los populares.
La solución es más evidente de lo que en principio se podía pensar: de los veinte vocales, diez serán personas prosocialistas y diez más propopulares
Como es sabido, el PP se había ingeniado mil y una excusas para evitar la renovación del CGPJ. La más recurrente era que hay que cambiar la forma de elección de sus miembros. Los populares canturreaban eso tan demagógico que dice que "los jueces los tienen que elegir a los jueces". Mientras tanto, el PSOE defendía un sistema como el actual, que pasa por la aprobación de Congreso y Senado.
Tras haber boicoteado la renovación del Poder Judicial —la Constitución dicta (artículo 122.3) que los vocales deben estar solo cinco años en el cargo—, al PP, finalmente, pactar no le ha salido nada mal. Por una parte, ha colocado a diez fieles en el CGPJ. De la otra, ha logrado un acuerdo —vago, eso sí— con los socialistas para cambiar la ley del Poder Judicial. Este cambio será propuesto —han acordado— por el CGPJ que se acaban de repartir como buenos hermanos.
Queda para ver, pues, cuál será finalmente el desenlace específico de la película. Pero, claro, en el terreno judicial —de los que mandan en este mundo—, el PP siempre juega con ventaja. Como decíamos, cuando se cambien las reglas del juego, si, como actualmente, sigue habiendo intervención del Congreso y el Senado en la elección de los vocales del CGPJ, todo dependerá de quién haya ganado las últimas elecciones. En principio, pues, el PSOE y el PP tienen las mismas posibilidades de decantar las cosas a su favor. Es decir, ocurrirá como hasta ahora. Pero atención: si la nueva ley da suficiente juego a los jueces para escogerse entre sí, entonces siempre ganará el PP, ya que entre la alta magistratura los partidarios del PP son inmensamente mayoritarios.
Justo después del pacto en Bruselas, justo después de repartirse el CGPJ impúdicamente colocando a gente de confianza de los unos y de los otros, los dos grandes partidos sistémicos se han felicitado jubilosamente, asegurando que se trata de un hito histórico para "la independencia de la justicia", y que ahora el CGPJ podrá trabajar "con plena legitimidad" y recuperar "el prestigio". Brindemos.