La primera intervención de Pedro Sánchez en el discurso para pedir el apoyo a su investidura como presidente del Gobierno ha ido dirigida sobre todo a los seguidores de su propio partido descontentos con el pacto con los independentistas y lo ha presentado como el precio que hacía falta pagar para seguir gobernando desde la izquierda y detener el acceso a la extrema derecha. "Puigdemont sale a cuenta, estúpidos", ha venido a decir el candidato,
No se perciben fisuras en el grupo parlamentario socialista, más bien al contrario, el palique estaba bien organizado, pero más allá de la Carrera de San Jerónimo, el pacto con los independentistas resulta muy indigesto, no tanto para la militancia como para los cuadros locales y regionales socialistas que tienen que confrontar en su ámbito territorial el discurso catastrofista de la derecha. A ellos se ha dirigido Sánchez para convencerlos de que el pacto con los independentistas sale a cuenta y lo ha hecho a la defensiva, con respecto a la constitucionalidad de la ley de amnistía, pero al ataque, presentando el acuerdo con los independentistas, casi como un antídoto para la independencia, una apuesta por la reconciliación con los catalanes, pero que solo es posible asumiendo la unidad de España. El realizador de la señal televisiva del Congreso enfocaba la cara de Míriam Nogueras, la líder parlamentaria de Junts, que no parecía muy satisfecha con lo que oía, pero tampoco podía esperar otra cosa del candidato a presidir a España.
No se perciben fisuras en el grupo parlamentario socialista, más bien al contrario, el palique estaba bien organizado, pero más allá de la Carrera de San Jerónimo, el pacto con los independentistas resulta muy indigesto
Con todo, Sánchez no ha hablado de Catalunya hasta el minuto 77 de su discurso, que ha durado 104 minutos. Cuando dice que vale la pena el pacto se refiere al hecho de que podrá seguir aplicando políticas progresistas que beneficien a las clases más desfavorecidas. Ha puesto como objetivos prioritarios el pleno empleo y el aumento del poder adquisitivo de las clases medias, pero al desarrollar su programa de Gobierno se ha distraído mucho en un discurso típico de la llamada izquierda woke, mucho feminismo, mucho LGTBI, mucho cambio climático, erigiéndose en constructor del "muro" que impida el avance de la extrema derecha. En cambio, con respecto a las desigualdades sociales, más que un programa ha enumerado una serie de anuncios electoralistas, pero no menos importantes, como la gratuidad del transporte público para los jóvenes, las ayudas al alquiler, la reducción del IVA en los productos de primera necesidad, etc.
Fuera del Congreso había unos cuantos que protestaban y sobre todo insultaban a Sánchez y a Puigdemont, pero la sesión de la mañana ha transcurrido con toda normalidad. Por la tarde habrá más veneno, seguro.