—A ver: ¿pero vosotros qué queréis?
—Pues lo que queremos…
—Porque tienes que saber que ya lo entendemos, que todo ha sido muy duro, ¿eh? Somos conscientes de que seguramente merece una reparación, antes de que nos reparen los tribunales europeos, que ya han venido a vernos esta semana para saber qué hay de lo nuestro. Vale: muy seguramente los jueces y los fiscales no estuvieron demasiado a la altura. Yo creo que con reconocer esto, que ya ves cómo se está recibiendo en Madrid y cuánta histeria se ha desatado (“ambiente peligroso”, dice Juliana), podríais sentiros bastante satisfechos. Ah, bueno, sí, y después viene el tema. Ya sé, ya sé, resolver el gran tema. Porque a ver, recapitulemos: ¿dónde empezó todo? Con la sentencia del Estatut, ¿verdad? Más allá de referencias históricas allí es donde todo se nos empezó a torcer, y por tanto sería bueno intentar volver a ese punto. ¿Y si hacemos un pacto que vuelva a ser de consenso, entre todos los catalanes, y os garantizamos que desde la España sensible os apoyaremos y que además haremos que el nuevo TC no ponga pegas? ¿Y si ese proyecto de concordia, de avance en el autogobierno, que tenía el apoyo incluso de Zapatero, ese federalismo estatutario y postolímpico de Maragall resulta que ahora tiene una vía de éxito? Porque debemos recordar que el destrozo posterior no fue culpa del PSOE sino del PP y de los tribunales, ¿eh? Nosotros siempre hemos estado a favor de la plurinacionalidad y de la descentralización, a nosotros que nos registren, pero está claro que los de la caverna y el deep state no nos dejaban. Ahora, sin embargo, podemos tener vía libre. ¿Qué os parece? Rodalies, de acuerdo, hablemos de eso. Gestionar la red ferroviaria, por estratégica que sea (lo tenéis que entender, existe el fantasma de un eventual bloqueo del transporte de mercancías si os volvéis a volver locos). Nos arriesgamos mucho pero va, de acuerdo, le hacemos el traspaso. ¿Qué más? Lengua y cultura, blindadas. No nos volveremos a meter, porque aunque no seáis una nación con todas las letras (en eso quizás Ayuso tiene cierta razón) sí podemos admitir que sois una nación cultural. ¿Qué os parece? Va, ahora no me vengas con que no sabes qué quiere decir una nación cultural: significa un territorio con cultura y lengua y costumbres, y con capacidad de desarrollarlo todo sin límite, empezando por Europa: ¿qué os ha parecido nuestro gesto en el Consejo? ¿Eh? Más gesto que esto no encontraréis en toda la “Pell de Brau”. Y es que la cultura mueve montañas, ya ves, por este camino sí que podemos entendernos. Trenes, cultura, lengua, ¿qué más? Financiación, ya sería hora de actualizarlo, ¿no? No sois los únicos que lo reclaman, podemos intentar encontrar una financiación autonómica más justa, sólo es ponerse a ello. No nos pidáis demasiadas asimetrías, claro, que ya sabéis cómo se ponen. Y tampoco nos pidáis demasiadas bilateralidades, debéis pensar en nuestros electores y tampoco pretenderéis que nos suicidemos… Al fin y al cabo, si como te decía cumplimos con todo aquel Estatut que se aprobó en las Cortes (aquel al que Alfonso Guerra ya dijo que se le había pasado el cepillo), esta solución si te fijas no rompe ninguna concordia ni levanta ninguna baja pasión a ambos lados. Y cómo te decía éste es el origen del conflicto, ¿no? Si alguna propuesta ha salido votada legalmente del conjunto de la ciudadanía catalana ha sido la de ese texto, sin porras ni barcos en el puerto ni división social. Pues venga, vamos, que aquí incluso Salvador Illa se puede sentir cómodo y siempre es fundamental que Salvador Illa se sienta cómodo. Bien, podemos incorporar cosas, para que no parezca que hagamos exactamente lo mismo que hace diez años, pero no volvemos a hablar de referéndums ni de soberanías que ya ves como lo de votar rompe la convivencia. Vamos a realizar una propuesta constructiva. ¿Te parece? Haced una lista de competencias, haced una lista de agravios, haced una lista de reprimidos y nosotros nos encargamos de vehicularlo todo. Quizás incluso os permitimos decir la vuestra sobre el nombre del aeropuerto, si este es el problema. Yo es que sinceramente creo que más no se puede pedir, no encontraréis nunca más a un interlocutor como nosotros. Nosotros os entendemos. Nosotros os amamos. Nosotros escuchamos lo que deseáis y estamos dispuestos a hablar de todo. Ay, sí, perdona, ¿qué decías?
—… es poder irnos en paz.