Hace tiempo que varios partidos, medios y personas avisan del desastre que significaría para Catalunya un gobierno entre PP y VOX. Pero, ¿tienen razón? Si le parece nos lo miramos un poquito a ver qué.
Con un gobierno PP-VOX, si hubiera una manifestación pacífica ante una conselleria de economía, por ejemplo, seguro que detendrían a los dos líderes de las dos asociaciones civiles mayoritarias responsables de haber movilizado millones de personas durante años y acusados de sedición y rebelión -o sea de violencia-, cuando lo que habrían hecho habría sido desconvocar una manifestación pacífica. Y en el juicio celebrado dos años después de haber estado en prisión provisional, y basándose en informes policiales inciertos, se haría desfilar un montón de gente mintiendo sobre lo qué sucedió aquel día para acabar condenándolos a 9 años de prisión por sedición.
Con un gobierno PP-VOX se juzgaría y condenaría a la presidenta del Parlament a 11 años y medio de prisión por sedición y malversación y se inhabilitaría a la Mesa. Todo ello por permitir debates políticos. Y se condenaría a de entre 10 y 13 años a todo un gobierno por hacer una declaración política en la sede del Parlament. Y a los miembros de este gobierno que decidieran ir al exilio se las perseguiría judicialmente sin éxito ya que la justicia española chocaría una vez y otra con la legalidad, de manera tal que estas personas podrían circular libremente por todo el territorio de la Unión Europea, menos por España.
Con un gobierno PP-VOX, a uno de los miembros del gobierno encarcelado que fuera elegido diputado del Parlamento Europeo no se le permitiría tomar posesión del escaño y, por lo tanto, se le impediría ejercer un derecho democrático ganado gracias a un mandato electoral. Y a otros encarcelados se les dejaría tomar posesión de los escaños ganados en el Congreso y el Senado gracias a este mandato popular que los habría habilitado, pero no se les dejaría ejercer la responsabilidad política derivada.
Con un gobierno PP-VOX se suspendería la autonomía y se dejaría una institución con siglos de historia reducida en una especie de gestoría de la Catalunya vaciada venida a menos, se juzgarían varias personas acusadas de terrorismo sin ninguna prueba y en el momento del juicio se les retirarían los cargos, se practicarían detenciones arbitrarias de manifestantes pacíficos a quienes se les perseguiría judicialmente durante años sin que hubiera ningún juicio, se detendría a fotoperiodistas mientras estuvieran haciendo su trabajo y se les juzgaría no sólo sin ninguna prueba sino con todas las pruebas en contra, policías fuera de servicio agredirían a periodistas al grito de Viva Franco y varias personas detenidas y acusadas de cosas tan extrañas como poco consistentes desde el punto de vista penal verían como sus conversaciones privadas son repetidamente publicadas en varios medios de comunicación, a pesar de que el sumario donde aparecerían estaría bajo secreto.
Con un gobierno PP-VOX un órgano administrativo ejerciendo muy por encima de sus posibilidades expulsaría al President de la Generalitat de su cargo por haber colgado una pancarta y a un diputado del Parlament se le impediría ejercer el cargo para el cual habría sido elegido por haber colgado unos lazos de color amarillo. Y otro órgano, también no judicial, embargaría los bienes de decenas de personas antes de que existiera ninguna sentencia firme contra ellas y con el único objetivo de arruinarles la vida.
En definitiva, con un gobierno PP-VOX un tribunal decidiría qué y como se debe enseñar en las escuelas, una familia (UNA) -invocando un derechos basados en la politización de la lengua y el intento de romper la sociedad- cambiaría el programa educativo de una escuela y otras treinta familias entre un millón y medio de alumnos que habría en el país intentarían imponer su programa educativo por encima del pactado con el consenso de la mayoría de la sociedad.
En resumen, qué gran suerte tenemos que no haya un gobierno entre el PP y VOX y, de esta manera, no suceda todo eso. ¡Porque sería terrible!