Hace unas semanas que Liv Blakely ha empezado a caer mal y a degustar, como nunca, a los haters por las redes. Ser madre de cuatro hijas y lucir una buena figura; ser estilosa y profesional; no se le permite ser tan guapa y, encima, inteligente. Porque ser demasiado perfecto es imperfecto (y caes muy mal). Porque son comparaciones en las que siempre pierdes. Nos gusta más sentir compasión y empatía que envidia. Es entonces cuando la frustración se transforma en rabia y esta adopta forma de crítica. Es porque ella, Blakely, está donde tú o yo no nos atrevimos ni a soñar. Dirán que no, que es por sus respuestas frívolas, por sus peleas con el coprotagonista, pero si rascas, lo que realmente molesta es que sea talentosa. Cuando te cogen los peores cortes, todos podemos perder la reputación. Este odio a la blanquita pija de "Gossip Girl", como le pasó a la Paltrow y a la Hathaway, lo hemos normalizado. Si se ríen de ti por gorda, como a la pobre Caritina, la humanidad de la humanidad te defenderá. U Oprah Winfrey, a la que no se atreve a criticar ni Dios por poderosa en los medios de comunicación, pero querrían hacerlo.
Sabemos que Carlos Latre es uno de los grandes showmen: el más completo que tenemos. Productor, presentador, actor de doblaje, locutor, imitador, gastrónomo... como lo ha demostrado a lo largo de su carrera. Recordemos que, incluso, ha colaborado en el programa de James Corden en la CBS. No obstante, que sea protagonista del programa de Telecinco por las noches, a algunos, ¡les hace mucho daño! Está claro que, por las redes, todos los que critican "Babylon Show" creen que lo harían mejor. Pocas personas tienen más experiencia que Latre y su equipo en televisión. Todos sabemos que es una plaza difícil de torear, ¿pero qué placer hay en masacrar desde el minuto 1 el programa? Si no sabes ver nada bueno, dice más de ti que de ellos. Latre pone la salud mental en horario de máxima audiencia, el deporte, la gastronomía (hubo una cata de helados) y el beber (con un Diego Cabrera en el segundo programa hablando de cócteles sin alcohol). No te engañaré, Carlos es una de las personas más especiales en mi vida, un gran amigo y consejero. Precisamente, nuestra amistad viene porque él leía mis artículos vinícolas hace más de veinte años. Se pueden mejorar las cosas y él tiene el talento para hacerlo. Detecto, no obstante, un aroma de celos en gente del sector, que tiene ganas de que bajen la persiana el programa, sin ver que, cada día, las piezas se van engranando con más precisión. Que yo sepa, los niños aprenden a andar cayéndose y "Babylon" no hace ni dos semanas que ha empezado. El deporte preferido de la crítica televisiva es disparar antes de que empieces a correr, hasta que alguien de ellos decida que ha mejorado y todos se suban al carro. Desdecirse cuesta, porque era un titular ya vendido: "El Hormiguero" no perdería el podio, y han descubierto (después de diecinueve años queriendo matar el programa) que les encanta. La próxima semana, el monotema será Broncano.
Nos encanta rebajar la campana de Gauss y condenar lo que despunta y es original
Ahora que empieza la escuela, hablamos del bullying y siempre pensamos en que los desafortunados son los que proceden de una familia con menos recursos o los menos agraciados. Yo sufrí bullying por lo contrario. Como todo el mundo conocía el negocio de mi familia (el mítico Celler de Gelida, en Sants), los niños y los profesores me las hacían pasar putas. Todo eran comentarios despectivos a cualquier necesidad emocional, porque, se suponía, que nadábamos en dinero, y la pasta lo cura toda. Nada traumático: todo el mundo firmaría llorar con mis ojos, pero que pillé por unas razones que, a priori, parecen una realidad paralela.
Nos encanta rebajar la campana de Gauss y condenar lo que despunta y es original. Todo el mundo se puede reír de Tamara porque se lo merece, aunque no la conozcamos personalmente. Y más cuando ves sus vacaciones y tú te tienes que conformar con la fiesta mayor de Sants. Marc Giró escribió "Pijos" y "Todavía más pijos". Me encantó: soy hija radiofónica de Tito B. Diagonal. Ahora acaba de salir "Quiero y no puedo" de Raquel Peláez, que habla de los "Cayetanos" y la beautiful people, una prueba más de que necesitamos reírnos de lo que nos hace daño. Y, precisamente, el programa del Latre termina con la premisa: no dejemos nunca de reír.
Estoy completamente de acuerdo en que los espectadores saben lo que les gusta o no, y pueden cambiar de canal. Es igual que un cuadro o un vino: es lo que te produce, no solo una experiencia estética, sino en lo que te hace pensar. Y cuando te gusta, te lo acabas y pides otra botella. ¿Cuántos de estos tuiteros son expertos en producir un programa de entretenimiento? Supongo que los mismos que son expertos en cocina y lo saben todo de los restaurantes, más allá de "Joc de cartes". Recordemos que por cada cien tuits malos hay alguien que tiene ganas de compartir cosas que sumen. Todo es lícito cuando amenazas con el Trip Advisor. El anonimato es garantía de libertad (y el mejor vehículo para el odio), porque con una máscara es más fácil hablar de emociones negativas, como hemos visto, desgraciadamente, con el crimen de Mocejón. "Lo malo es siempre más fácil de creer", dicen en "Pretty Woman". A mí me gusta más el lema de Carles Capdevila; "digámonos cosas bonitas".