Estos últimos días se malbarata mucha tinta, cuota de pantalla y consigna partidaria para separar el juicio a Laura Borràs del concepto "juicio político". Tanta tinta, pantalla y consigna que al final puede parecer que el hecho de que la presidenta del Parlamento se reclame una heredera más del 1 de Octubre es también un delito. Sobre todo, si se añade la certeza de no tener pedigrí convergente. Eso, que puede verse como un mérito por personas de espíritu más abierto y ánimo menos sectario, crea tensiones añadidas entre militantes de viejas escuelas cuando Laura Borràs se reclama de un "grupo objetivamente identificable"… que tiene por apellido "independentista".
Toda la multitud de falsos razonamientos conservadores y asustadizos que ya sufrimos cuando hablábamos de presos y exiliados políticos parecen haber reavivado y dejan sentir su aliento en nuestra nuca. En sentido contrario, explicaba Josep Costa:
Seguí apasionadamente el juicio que presidía Marchena al procés de todas, y lamenté, ya entonces, que las defensas no estuvieran lo bastante bien afinadas. Algún defensor se descolgaba hacia el presidente del Tribunal con alabanzas bien recibidas pero nada agradecidas y las técnicas que se pretendían neutrales diferenciaban estilos que al final cayeron en la misma tierra yerma. Parecían dudar que la mejor defensa es la de la causa común.
No es el caso de la letrada Elbal y el letrado Boye. Una y otro son excelentes profesionales y las han visto de todos colores. Y saben también de la oscuridad de maniobras pactadas para vestir acusaciones. Lo denunciaron varias asociaciones de abogados el año 21 en defensa de Gonzalo Boye, contra la jueza Maria Tardon, el fiscal antidroga Ignacio Miguel Lucas Martín y la letrada del juzgado central de instrucción nº. 3 María Ángeles Monedero. Al extraño pacto por el que se incriminaba de blanqueo de capital al abogado del president Puigdemont, el president Torra y la presidenta Borràs, también hubo un acusado-acusador. En este caso fue Puentes Saavedra, después de un supuesto pacto mucho más permisivo, olvidadizo y sustancioso, quien consiguió la libertad provisional.
En el extraño pacto por el que se incriminaba de blanqueo de capital al abogado del president Puigdemont, el president Torra y la presidenta Borràs, también hubo un acusado-acusador. En este caso fue Puentes Saavedra, después de un supuesto pacto mucho más permisivo, olvidadizo y sustancioso, quien consiguió la libertad provisional
Siguiendo el hilo del Consejo de Europa, la calificación de juicio político no va tanto por lo que se dice que se juzga sino por quién es la persona que se juzga y el contexto y la manera como se determina la acusación. Por la sobreabundancia de lawfare que no se restaña y que permite añadir que no solamente este es un mes de los juicios políticos que no se llevan con las "normas estrictas", sino que, ya que estamos, también podemos hablar de escuchas, censura y cacheos políticos, de creación política de pruebas falsas, y quizás, incluso, de comportamientos poco éticos y poco políticos que tienen el efecto secundario —y grave— de indefensión. Personal y social. Como dice la Normativa de la Abogacía Catalana del Consejo de los Ilustres Colegios de Abogados de Catalunya en el punto III de su Exposición de motivos, en la regulación del ejercicio de la profesión de abogacía "se ha superado la visión meramente corporativista de las normas que regulan el ejercicio de la profesión poniendo el acento siempre en la mejor prestación del servicio hacia la sociedad".
Y el mejor servicio a la sociedad lo hizo el pasado mes de octubre el letrado y profesor Josep Costa que no solamente había recusado al presidente de su Tribunal (el mismo que ahora juzga a Laura Borràs) sino que plantó la sala de vistas del TSJC. De hecho, Costa, Elbal y Boye tienen ante los tribunales un comportamiento que puede sorprender a los partidarios de los lirios y a los de jugar siempre con ventaja, pero que muestra la solidez de quien no se doblega: "à la guerre comme à la guerre". Y además, puestos a no ser del todo bien pensados, quizás también tiene algo que ver que los hechos por los que se quiere juzgar a Laura Borràs se remontan a cuando era Directora de la Institució de les Lletres Catalanes, fundada en 1937 que agrupó durante la guerra civil a los intelectuales catalanes republicanos. En cualquier caso, tenga o no nada que ver, sí que vale la pena, en tiempo de letras catalanas maltratadas, una y otra vez, tener el dato.
Quizás alguna lectora cree saber ya quién teme a Laura Borràs, y quizás alguien más no estará de acuerdo y argumentará que los miedosos son de otro grupo. Pero por todo ello, y con la sólida defensa de Isabel Elbal y Gonzalo Boye, se empieza a temer que el miedo cambie de bando. Para que sea quien sea quien teme a Laura Borràs i Castanyer, tiene mucha..."et pour cause", (locución francesa que se utiliza para ahorrar palabras, cuando es demasiado evidente el argumento de lo que se explica).