No es normal que la mayoría de la gente sea mileurista (siendo generosos y optimistas) y que el alquiler de la vivienda se les lleve más de tres cuartas partes del sueldo. Y no os creáis que, por este precio, vivan en un piso de cinco estrellas con mayordomo, servicio de limpieza y balneario; más bien lo contrario. ¿Cómo puede sobrevivir toda esta gente? Los únicos que veo capaces de conseguirlo son los autónomos, que llevan años caminando por la cuerda floja y han aprendido a sobrevivir con cuatro cuartos y sin estirar más el brazo que la manga (hablo de los autónomos honrados, claro). Un autónomo paga más de lo que ingresa y por adelantado. Un autónomo es capaz de llegar a fin de mes en números rojos y con una sonrisa en la cara. Por eso será la única especie que sobrevivirá a la Tercera Guerra Mundial que ya tenemos encima. Pero volvamos donde estábamos, que, cuando hablo de los autónomos, me emociono y me olvido de todo. ¿Cómo puede sobrevivir una persona que cobra mil euros al mes y tiene que destinar más de setecientos euros a pagar la vivienda? No puede; vive miserablemente.

La única explicación lógica que veo a todo este despropósito es que el Estado quiere fomentar el dinero negro y la discordia entre los ciudadanos; si no, no lo entiendo. Vivimos en un statu quo ridículo, esperpéntico y absolutamente perverso que solo beneficia a unos pocos. La mayoría de los sueldos están congelados desde el Pleistoceno y el precio de la vivienda está a punto de traspasar la estratosfera. Los «expertos» dicen que la principal causa de este desequilibrio es que faltan viviendas. Y algunos incluso se atreven a afirmar que lo que falta realmente son viviendas sociales. Y yo me pregunto, ¿por qué tiene que haber viviendas sociales? Lo único que tiene que haber son sueldos dignos para todo el mundo y precios de viviendas que sean razonables. ¿Por qué los propietarios alquilan o venden las viviendas a estos precios tan elevados? Supongo que por distintos motivos. Veamos unos pocos.

Catalunya es un país de acogida, de sangría y de paela mientras los catalanes movemos cielo y tierra para llegar a fin de mes y tener un lugar donde vivir dignamente

Un motivo podría ser que el propietario de la vivienda sea una rata de alcantarilla (en el mal sentido de la palabra) y quiera enriquecerse explotando al inquilino o al comprador. Es legítimo, tiene todo el derecho a hacerlo; no podemos decirle nada, es su casa. Otro tema es que el Estado se meta de por medio y regule el precio de los alquileres; pero como el Estado solo se mira el ombligo, mejor no contar con él. Otro motivo podría ser que un propietario honrado haya alquilado una vivienda a un precio que está por debajo de la media del precio del mercado porque no quiere explotar a nadie y a cambio se haya encontrado unas ratas de alcantarilla (sigue siendo en el mal sentido de la palabra) que le destrozan la vivienda o que no le pagan el alquiler porque prefieren comprarse un coche de gama alta o fumar marihuana. Inquilinos así también los hay, y seguro que van a todas las manifestaciones para reclamar un alquiler digno. ¿Y qué hace este propietario después de años de malos tratos? Pues o deja de alquilar la vivienda y la tapia; o bien la vende, o bien la pone en manos de una inmobiliaria para que se ocupe de ella. En cuanto a la inmobiliaria, ya podéis estar seguros, pondrá la vivienda en alquiler o a la venta a un precio desorbitado, porque el mercado inmobiliario está muy mal y esas cosas. Ya se asegurará de tomar las fotos promocionales con un gran angular para que en vez de una barraca parezca una mansión.

Otro motivo podría ser que hay pocas viviendas y hay mucha gente que busca un hogar en el que vivir. ¿Cómo se resuelve este oxímoron? ¿A quién se alquila o se vende la vivienda? No a la persona que más lo necesita y a un precio asequible, no; no me seáis sentimentales. Se vende o alquila al mejor postor, al que tiene una casa en la costa y otra junto a la pista de esquí, al que desembolsa más dinero y más rápido. ¿Verdad que no hay ninguna ley que diga lo contrario? Pues pa lante. ¿Y por qué hay tan pocas viviendas? Básicamente, porque nos hemos vendido al turismo y hemos preferido que los turistas puedan dormir y descansar en un buen piso antes que asegurarnos de que todos los catalanes tengamos un hogar en el que vivir. Por otro lado, en Catalunya tenemos las puertas abiertas de par en par para que todo el que quiera venga a vivir aquí. No pasa nada si nosotros llevamos años viviendo asfixiados y miserablemente; si la sanidad y los servicios sociales hacen aguas; si el sistema educativo ya ha pasado a mejor vida… «Oh, bienvenidos, pasad, pasad, de las tristezas haremos humo, mi casa es vuestra casa si es que hay casas de alguien…», como dice Jaume Sisa. Todo esto parece una broma, pero lo triste es que no lo es, la sociedad del bienestar a la que estábamos habituados ha pasado a mejor vida para la mayoría. Catalunya es un país de acogida, de sangría y de paela mientras los catalanes movemos cielo y tierra para llegar a fin de mes y tener un lugar donde vivir dignamente.