Estoy fascinado. Un jueves cualquiera de una lluviosa primavera, el Ajuntament de Manresa debate una moción de la CUP instando a que haya más información en las escuelas sobre métodos alternativos al uso de compresas y tampones. Y, de repente, los medios de comunicación hablamos de copas menstruales, esponjas marinas y compresas de tela. Y toda España comenta el tema. Una pequeña chispa ha abierto un gran debate que era como un volcán dormido.
De hecho, lo que sería extraño es que no se hablara de ello, porque la cuestión afecta a la mitad de la población. Pero lo que me sorprende y me interesa es la potencia que ha adquirido y como se ha convertido en un tema mediático y social de aquellos que “interesan a la gente” y de los que se habla “en los bares”. Sí, porque hoy se comentaba en bares, oficinas y comidas.
Como puede imaginar, poca cosa puede aportar un servidor porque ni soy usuario del sistema “industrial”, ni del “alternativo”, ni de ninguno y, por lo tanto, opinar sería una temeridad. Aunque podría hacerlo por decantación. Sí, porque hace tiempo que, cuando tengo dudas sobre si estoy a favor o en contra de alguna cosa, miro que piensan algunos medios y entonces tengo clara mi postura: la opuesta a la suya. Sólo hay que observar un par de ejemplos:
Al final, sin embargo, lo que he hecho esta vez ha sido preguntar a diversas de las mujeres que me rodean. Las primeras han sido mis compañeras de la redacción de elnacional.
Y estas son algunas de las aportaciones:
“Estoy a favor. Los tampones llevan una cantidad de química que acaba provocando enfermedades. En cambio las alternativas que propone la CUP son naturales, limpias y, sobre todo en el caso de la copa, dura muchísimo y ahorras mucho dinero. Ahora bien, si pasas más de 8 horas fuera de casa, deja de ser práctica”.
“Queda muy hippy y muy guay promover estas alternativas, pero no son nada prácticas. Lo que tendrían que hacer es luchar para que los tampones no sean tan caros, empezando por pedir la rebaja del IVA y dejarse de tonterías”.
“Conozco a chicas que utilizan las copas y hablan bien. Además las puedes vaciar en las plantas y hace de fertilizante. Pero ésta es la mirada hippy. Yo estoy por que bajen los precios y que cada uno utilice lo que quiera”.
"Está bien apostar por alternativas que sean mejores para la salud y ecológicas, pero de momento creo que no hay ninguna que iguale la comodidad de compresas y tampones. He probado la copa y queda muy lejos de ser una alternativa viable a gran escala. Que sigan investigando”.
“Creo que el debate está en el precio y no tanto en la toxicidad porque estamos rodeados de agentes perjudiciales para la salud. Que todo el mundo utilice lo que le vaya mejor, pero sobre todo hace falta educación para que las niñas empiecen a sentirse bien y normalizar un tema que a veces te lo hace pasar mal”.
"El tema de la educación es básico. Es importante que se explique que hay vida más allá. A menudo, la única educación sexual es: preservativo+plátano. Por lo tanto, adelante todo lo que sea educar en métodos y menstruaciones y sacarle tabús”.
“No es práctico para una vida moderna como la nuestra. No soy lo bastante zen y soy aprensiva y estoy todo el día fuera de casa... El método todavía tiene que mejorar mucho”.
Entonces he preguntado a algunas amigas con quién tenemos un chat de telegram. Y se ha abierto un debate que todavía dura ahora. Una de ellas compró una copa y la encontró cara y otra le ha dicho que es cara, sí, pero que dura muchos años. Las que lo han probado creen que la puedes usar si estás en casa, pero que si pasas muchas horas fuera de casa, no es práctico. Hay quien lo considera poco higiénico e incómodo. Una cree que las compresas de tela no son modernidad sino retroceder teniendo que volver a lavar trapos y que quien lo defiende es que no lo utiliza... Y siguen discutiendo, cosa que me maravilla.
Finalmente he preguntado en Twitter. Y allí hay desde quien defiende que se abra este debate, quien aboga por la búsqueda de materiales biodegradables, quien ha opinado que “es como hacer un curso de seguridad vial en las escuelas con el RACC, cuando tienes un departamento de la Guàrdia Urbana dedicado a eso”, quien no entiende que “una empresa privada tenga abiertas las puertas de todos los institutos para promover su producto”, quien piensa que la gran mayoría de mujeres menores de 50 años ya conocían la existencia de la copa y que cada uno escoja, quien cree que éste es uno de los temas tabú heredados del nacionalcatolicismo y que el debate es buenísimo, quien con 59 años explica que empezó con compresas de ropa y era muy incómodo porque necesitas tiempo para limpiarlas, un usuario se pregunta: “tienen que ser vendedores de tampax quienes expliquen a las jóvenes qué opciones tienen”?... y también hay unas cuantas opiniones defendiendo la bajada del IVA de estos productos. Ah, y una que he dejado para el final: “Sí, y un tapón de corcho en el culo de los bebés y piedras redondas y hojas verdes como papel higiénico”.
Como puede leer el debate está vivo y es rico y variado. Y lo que empezó como una humilde propuesta de un pequeño partido para ser debatida en un ayuntamiento de una capital de comarca, ha acabado en las portadas de los grandes medios y en los informativos de las grandes cadenas. Y eso, el mismo día en que un tema que nunca está en los medios de comunicación, competía con la reunión Rajoy-Puigdemont y con las nuevas elecciones españolas. Apasionante.