¿Os imagináis que 48 horas después de que Puigdemont convocara el congreso de Junts, hubiera aparecido una carta a la militancia firmada por muchos de los exconsellers, alcaldes, exdirectores generales y cuadros de Junts pidiendo renovación y exigiendo que Puigdemont diera un paso al costado? ¿Os imagináis a David Madí saliendo en Catalunya Ràdio, al cabo de poco, denunciando a Puigdemont por cobarde, explicando que el 27 de octubre por la noche huyó en el portaequipajes de un coche sin decir nada a nadie, que nunca acudía a ninguna de las reuniones del "estado mayor" y que siempre tuvo miedo a actuar? ¿Os imagináis a toda a la vieja guarda convergente, con Mas al frente, saliendo a declarar que apoya una candidatura "anti-Puigdemont" hecha solo para evitar que Puigdemont ganara? ¿Verdad que resulta inimaginable? Por suerte para Junts y para el país, eso no ha sucedido. Parece que lo de ERC no es contagioso. Porque, lejos de hiperventilar en contra de Puigdemont, Junts ha decidido sin ningún tipo de fisura encarar un congreso de renovación para marcar la dirección y la estrategia del partido para los próximos años. Los mismos que hace diez años corrieron a enterrar a Convergència y a inmolar a Pujol por una deixa, parece que han aprendido la lección y van a lo seguro: congreso de manual y volver a empezar.
En este enfoque clásico de cómo afrontar los cambios de paradigma dentro de un partido, hay una primera lección: los líderes no se pueden fulminar. Un líder, sobre todo cuando ha sido carismático, no tiene que ser eliminado. Los líderes son patrimonio del partido y, como líderes, son ellos quienes deciden cuándo se apartan. Para bien o para mal, liderar significa decidir cuándo tienes que dejar de hacerlo. Intentar echarlos a empujones y escupitajos es la peor opción para el partido. Y esto lleva a una segunda lección: si hay que cambiar de estrategia después de una derrota, hay que hacerlo con serenidad. Acostumbra a ser un buen consejo la ignaciana premisa de “en caso de tribulación, no hacer mudanza”. Si te pones nervioso y empiezas a buscar culpables por todas partes, encontrarás enemigos donde no era necesario. Acabarás dando un golpe de timón sin saber del todo por qué. Y no harás el trabajo que corresponde, que es hacerte bien las preguntas, analizar las respuestas posibles y, tras un tiempo de reflexión compartida y sin ganas de venganza, construir una alternativa. La autodestrucción masiva por precipitación postderrota a menudo es la causa de muchas desapariciones de partidos bien estructurados.
Junts ha decidido sin ningún tipo de fisura encarar un congreso de renovación para marcar la dirección y la estrategia del partido para los próximos años
Ni a Junts, ni a Puigdemont les hace falta ya mantener el pressing sobre Junqueras, pues de eso ya se encargan los de su partido. Alejado, pues, el miedo a perder votos hacia el centro-izquierda junquerista, al menos por ahora, y con Sílvia Orriols apareciendo con fuerza por el flanco de la extrema derecha, los de Junts pueden atacar el verdadero reto, que es volver a convertirse en el referente catalán del centro-derecha sin complejos. Las dinámicas electorales le pedirán que gane al PSC del president Illa, que tienen unos cuantos años por delante para afrontar los retos de país más pragmáticos, más terrenales y que en los últimos años han quedado en segundo término. Con un perfil totalmente técnico, el govern socialista puede aspirar a hacer políticas públicas con presupuestos atrevidos y con ganas de hacer lo que cada sector pide. Cojo el ejemplo del problema de la vivienda. La raíz del problema es que faltan pisos. Pues el govern se pone a ello y quiere construir muchos. Seguro que le costará cumplir con los 50.000 anunciados, pero al menos se pone a ello sin complejos.
Junts tiene ahora la oportunidad de volver a la vieja política convergente y pujolista del "hacemos y haremos", y todo hace pensar que con este congreso encarará con determinación la lucha con el PSC por el liderazgo del bienestar de los catalanes. Puigdemont tendrá tiempo para decidir cuándo vuelve a hacer algún otro golpe de efecto o si prefiere rehacer el relato para preservar, gracias al tiempo y la distancia, el sueño del 1 de octubre sin ninguna coletilla innecesaria más. Y con Junts volviendo a la política, ya tenemos a la mayoría del país pendiente de ser gobernados con ideas claras y con eficacia. Volvemos al país del "de mica en mica s’omple la pica" y al de "no hay que abandonar nunca ni la tarea ni la esperanza". Lemas que hubieran podido utilizar los de Junts en este congreso, que ha tenido el acierto y la virtud de hacerles tocar por fin de pies en el suelo.