La pandemia de la Covid-19 ha comportado una crisis sanitaria global que está provocando un impacto profundo en nuestro mundo y en nuestro día a día. La Covid-19 ha afectado a múltiples ámbitos, obviamente con especial afectación al sistema sanitario, que ha sido puesto al límite y que ha respondido con una implicación extraordinaria de sus profesionales, a pesar de las graves carencias, especialmente al principio de la crisis.
Pero, naturalmente, la pandemia ha afectado también a otros sectores, también a los medios de comunicación.
La calidad de nuestra democracia, muchas veces poco valorada y menos en tiempos de crisis, depende de poder disponer de información fiable y contrastada, y de una información basada en evidencias. En este caso, evidencias médicas y científicas.
Para disponer de una información de calidad, necesitamos disponer de unos medios de comunicación sólidos, solventes, plurales e independientes. Necesitamos periodismo de calidad, periodismo de confianza y que descodifique e interprete de manera adecuada la información, muchas veces compleja y enrevesada.
Los medios de comunicación tienen un papel central en tiempos de crisis, como la actual pandemia, son ellos los que tienen que generar y difundir una información basada en evidencias, sólida y fiable.
Los medios de comunicación han incrementado de manera muy notable sus audiencias. El consumo televisivo ha aumentado un 38% desde la declaración del estado de alarma y el consiguiente confinamiento de la población. El consumo ha pasado de los 198 minutos diarios a los 274 minutos. TV3 se ha convertido en la cadena que más ha contribuido a incrementar el consumo diario de televisión, con 14 minutos más y un aumento del 40%.
Los niños y los jóvenes podemos decir que han redescubierto la televisión y, según los datos del BIAC especial dedicado al coronavirus, en el segmento de edad de 4 a 12 años el consumo se ha incrementado un 68%. En radio, algunos medios han incrementado su audiencia más de un 70%.
Estos datos no son exclusivos de Catalunya, sino que son ampliamente compartidos por las televisiones europeas, especialmente las públicas.
Según datos del EBU (European Broadcasting Union), la audiencia de los informativos de la noche de las principales televisiones públicas europeas aumentó un 14% en el primer momento de la pandemia. Este incremento fue más importante entre la audiencia más joven, que creció un 20%.
Ante esta crisis que afecta a todos los medios de comunicación, pero que puede poner en riesgo a los más pequeños, hay que encontrar mecanismos de apoyo a los medios, de ayuda al sector de la comunicación, que garanticen la viabilidad
Como decíamos al inicio, los medios de comunicación que ofrezcan una información de calidad son vitales en estos momentos de pandemia. Televisión, radio y medios digitales, todos son necesarios e imprescindibles; obviamente, también los medios locales, los de proximidad. Los medios locales representan la presencia del territorio y ofrecen la posibilidad de informarse de lo que está pasando en su comunidad y, al mismo tiempo, dan la posibilidad a los vecinos y vecinas de poder expresarse. Estos medios permiten crear vínculos de cohesión y de solidaridad, fundamentales en una situación de incertidumbre y de inquietud como la que representa la pandemia del coronavirus.
En estos momentos en que hay una demanda inalcanzable de contenidos —pero al mismo tiempo una gran cantidad de desinformación, de noticias falsas, de rumores— es básico que los medios de comunicación, públicos y privados, provean a la población de una información fiable y contrastada, y que introduzcan elementos de análisis y de reflexión que den respuesta a las demandas de la ciudadanía.
Los medios de comunicación tienen que alimentar informaciones prácticas, mostrar empatía con los afectados, utilizar un lenguaje apropiado y explicar de manera detallada, precisa, minuciosa y al mismo tiempo comprensible la terminología científica.
Los medios, especialmente los públicos, tienen que hacerse eco, como ha hecho por ejemplo TV3 y otros medios, de campañas de solidaridad como las promovidas por asociaciones de nuestro país. Al mismo tiempo los medios públicos, respondiendo a los requerimientos de servicio público, tienen que alimentar sus parrillas de contenidos educativos, y suplir así, ni que sea parcialmente, las necesidades de la población escolar.
Hay que tener muy presente, aunque pueda parecer contradictorio con el aumento del consumo de televisión lineal, que la pandemia del coronavirus ha cambiado el paradigma de la transformación digital acelerándola, haciéndola especialmente urgente, necesaria, imprescindible.
La búsqueda de información en el ámbito on line se ha acelerado también brutalmente, vistas las dificultades en el mundo off line, por ejemplo en la prensa escrita, y, por lo tanto, es necesario que los medios, de manera más urgente todavía, adapten su estrategia a este paradigma digital.
Ahora bien, el coronavirus no ha producido sólo un incremento de la audiencia, sino que la crisis económica profunda que acompaña la pandemia ha provocado una caída sustancial de los ingresos publicitarios. Así, en el ámbito de la radio, se apunta una caída de ingresos de cerca del 70-80%, igual que en la prensa escrita; mientras que en la televisión en abierto la reducción se acerca al 50%.
Ante esta crisis que afecta a todos los medios de comunicación, pero que puede poner en riesgo a los más pequeños, hay que encontrar mecanismos de apoyo a los medios, de ayuda al sector de la comunicación, que garanticen la viabilidad.
Los reguladores europeos han creado un action group con el fin de plantear aquellas medidas económicas y reguladoras necesarias para sostener y apoyar a los medios de comunicación y a su particular papel para afirmar la democracia.
La libertad de expresión, la calidad y la independencia de los medios, y un debate abierto y plural es lo que tiene que permitir disponer de una información fiable y contrastada y tienen que ser los principios con los cuales afrontemos esta crisis.