Catalunya tiene finalmente govern de la Generalitat gracias a los acuerdos entre el PSC y ERC, por un lado, y el PSC y los Comuns, por otro. Entre ellos han firmado documentos que suman 38 páginas, que recogen las condiciones con las que han apoyado al candidato socialista Salvador Illa.

Los medios de comunicación han puesto énfasis en destacar los ejes considerados prioritarios o centrales de los acuerdos, que son el modelo de financiación y la hacienda catalana, en el caso de ERC, y la vivienda, en el caso de los Comuns. Estas facetas de los pactos han sido ampliamente valoradas por parte de expertos en las materias y, personalmente, no puedo añadir nada; solamente desear éxitos, y suerte, que se necesitará como aliada.

Pero hay más compromisos que condicionan la entrega del poder de la Generalitat al PSC, que se le había resistido desde el tripartito (2003 a 2010). Compromisos o declaraciones genéricas de intenciones. He aquí lo que se ha acordado en tres temas que he tratado en artículos anteriores en este mismo diario, sobre los que la Generalitat puede actuar de forma decisiva, y que considero trascendentes en la conformación del modelo económico y social del país.

El primero es el turismo de masas. Los Comuns han puesto condiciones que incluso buena parte del empresariado del sector actualmente suscribiría: un pacto para un nuevo modelo turístico, mejores salarios, respeto a la naturaleza, fiscalidad que redunde en el territorio, que se piense en los vecinos y que no impacte en el derecho a la vivienda, menos cruceros y cruceristas. Lo corona con la exigencia (antes de seis meses) de un estudio sobre la capacidad de carga turística del país, en un país totalmente saturado. ¿Dónde hay que firmar?

Veremos qué hará Illa con el turismo de masas. Diría que el Hard Rock saldrá adelante, eso sí, sacando provecho de él las arcas de la Generalitat. Y El Prat se ampliará

El segundo, relacionado con el anterior, es el proyecto Hard Rock. Tanto ERC como los Comuns han puesto como condición que el Govern no facilite el proyecto de macrocasino, vinculando el compromiso a recuperar la fiscalidad del juego (primero era del 55%, en 2014 pasó a un traje a medida del 10% gracias a CiU y PSC, y ahora debe volver al 55%). Veremos. Que exima al proyecto de una baja tributación no significa que el proyecto no se haga. Illa ha sido siempre un inexplicable y encarnizado defensor del mismo, seguramente que a remolque de los intereses locales. Veremos, pero en el horizonte se entrevé un complejo lúdico mastodóntico junto al complejo petroquímico, por cierto, una combinación única que haría repensárselo a cualquiera.

El tercero, relacionado con los anteriores, es la ampliación del aeropuerto de El Prat. Los Comuns no han pedido nada de forma explícita, así que se entiende que bendecirán lo que decida la Generalitat de Illa, que es un firme defensor de la ampliación, en sintonía con los intereses de la empresa Aena, encabezada por el socialista y compañero Maurici Lucena. Con respecto a ERC, este partido se centra en la participación del Govern de la Generalitat en la gobernanza de la infraestructura, que está bien, pero que es un brindis al sol, porque ni el Estado ni Aena están por esta música. También exige unos genéricos respetos por la biodiversidad, vecinos y vecinas, etcétera. Eso sí, para ERC el aeropuerto tiene que ganar nuevas conexiones internacionales de largo radio. En resumen, tiene la pinta de que se ha extendido una plácida pista de aterrizaje para los intereses socialistas y de Aena, y una fuente de alimentación del turismo de masas procedente de países más lejanos.

Veremos qué hará Illa con un sector de dimensiones colosales, como es el turismo de masas. Diría que el Hard Rock saldrá adelante, eso sí, sacando provecho de él las arcas de la Generalitat. Y El Prat se ampliará. Aparte de los ámbitos indicados, los acuerdos con ERC y los Comuns tratan otros temas de contenido económico críticos para el país, algunos de los cuales provienen de la inacción de los últimos governs y otros, del bloqueo del gobierno español: energía, agua, el campo, transporte de mercancías, Rodalies, etc.

Veremos si Illa es un hombre de acción y aprovecha el hecho de tener hilo directo con el poder, que está en Madrid. De momento, quien en 2017 se dio un baño de banderas españolas en el paseo de Gràcia, quien habla de "Lérida" en Lleida, quien hace cuatro días afirmó que "Catalunya ha venido para ayudar a mejorar España", este unionista de piedra picada, es nuestro president, gracias a compromisos que le han permitido alcanzar a la codiciada Generalitat. Nada que decir, todo democráticamente. Ahora que tiene en sus manos la parcela de poder que le faltaba a su grupo, esperemos que tenga acierto y suerte. Veremos su grado de compromiso con el progreso del país. El nuestro, por supuesto.