El pulso de las encuestas a favor del PP no se corresponde con la tensión interna por unos resultados que ya se leen en clave ‘salvar al candidato Núñez Feijóo’. Si el PSOE mantiene las comunidades autónomas de más peso pero menos diferencia de voto, a Feijóo le serviría para construir un marco ganador. Si VOX no consigue ningún sorpasso, también se venderá como victoria. Si gana alguna comunidad, habrá fiesta en el PP. Construir una victoria no es lo mismo que conseguirla. Y ganar no es tener más votos, ganar es gobernar. Que se lo digan a Susana Díaz en las elecciones andaluzas de 2018 o a Ángel Gabilondo en Madrid. Por número de votos, el PSOE pudo haber conservado comunidades clave que finalmente gobernó el PP.

Hay varias agendas activas; la que se controla —actos, mítines, mensajes de partido—; y la exógena —una sequía sin precedentes que puede complicarse en cuestión de semanas, por citar un ejemplo—. Está la agenda propia y la que no se elige: la agenda boomerang. Le ha pasado al PSOE con la ley del ‘Solo sí es sí’ y ahora al PP en Doñana. La proposición de ley de legalizar regadíos del andaluz Juanma Moreno Bonilla ha debilitado a Feijóo. La dirección nacional ha decidido apoyar sin ambages al presidente andaluz. Pero Moreno Bonilla lo ha arrastrado a una polémica que solo puede perder. El candidato andaluz puede sumar un puñado de municipios onubenses. Mientras, Feijóo queda retratado como el que “habla mal de España” en Bruselas, descolocado en el eje internacional y desdibujado como candidato nacional.

Feijóo ocupa la presidencia del PP desde hace poco más de un año. Ha cambiado los cuadros internos y el peso del grupo parlamentario en el Congreso y el Senado. A las comunidades no llegaba. Los cabeza de lista en Valencia, Castilla La-Mancha, o Aragón, por citar tres ejemplos, no tienen peso propio y el grado de conocimiento público es similar al de la socialista Reyes Maroto en el ayuntamiento de Madrid. En definitiva, está dejando hacer a sus barones mientras su perfil se resiente. En cuatro semanas, es su turno.

A 15 días de la apertura de las urnas, Sánchez visitará en la Casa Blanca a Joe Biden. Feijóo necesita un golpe de efecto para impulsar a sus candidatos en comunidades autónomas donde el mayor activo de sus cabezas de lista es la marca PP. Sánchez tiene un liderazgo probado en el socialismo europeo, Feijóo no se ha ganado un lugar en la derecha de Ursula Von der Leyen y no ha sabido metabolizar y digerir cuál debe ser su papel. Desde la oposición, el liderazgo se construye apuntalando un escenario de gobierno mejor que el de Sánchez, una alternativa que no terminan de resolver. El antisanchismo como apuesta electoral no está dando los resultados esperados. La ‘tómbola del sanchismo’, que dice Cuca Gamarra, no tiene una réplica sólida aterrizada en propuestas por los populares.

Para el 28M quedan apenas cuatro semanas. Después, Feijóo se enfrentará a un mapa político donde deberá responder a qué modelo de pensiones tiene, cuál el de los trasvases y transformación en un contexto de sequía que transformará el campo. Cuando caen los salarios y se disparan los beneficios de las empresas, qué hará en materia de trabajo también es clave. O qué rol quiere jugar en una Europa donde el PPE tiene la doble responsabilidad de liderar la presidencia de la Comisión y ser el primer muro de contención de la extrema derecha. Esto último, con la complicación añadida de ser el único PP del entorno europeo que pacta con VOX.

La agenda del PSOE está muy definida de aquí a las generales. A todas las preguntas anteriores ha dado una respuesta y las críticas están en la ambición de las respuestas y los resultados. Yolanda Díaz no ha anunciado el calendario de actos en los que participará. Hay una línea si no roja, amarilla, no explícita, pero asumida por Sumar que pasa por no hacer campaña en las plazas donde compiten Más País o Compromís, actores claros de Sumar. Con IU y Podemos en confluencia en diez comunidades, Ione Belarra ya ha marcado el tono del 28M en la confrontación con el PSOE, una estrategia tradicional de los morados. Todo en ‘desorden’ en la izquierda, del que Feijóo tampoco puede sacar demasiado partido en las elecciones de mayo.

Y luego está Isabel Díaz Ayuso, la eterna tensión entre Madrid y Génova. La amenaza es real, si Feijóo no gana en diciembre, el trumpismo madrileño de nuevo cuño está a la espera.