Se pueden tener muchos tipos de resaca, aunque la mejor es la emocional y cuando es fruto de una alegría. Es un poco lo que sucede con Sant Jordi, una efeméride que, aunque no sea festiva, convierte la semana en una fiesta y la ciudad en una sala de baile. Estos días, no obstante, han sido un poco raros, entre la vuelta de las fiestas de Pascua, la muerte del Papa y el Día del Libro, y a muchos se nos ha hecho bola la agenda y el cambio repentino de ritmo. Hay que decir que muchos hablan de por qué sí o por qué no debería ser festivo. Pero no nos engañemos: los que nos pudimos escaquear contestamos los mails por la mañana y nos lo tomamos, como siempre, como uno de los días más especiales del año. El mío, y el de muchos miembros del mundo de la cultura, empezó el 22 con la fiesta en el Hotel Alma de La Vanguardia. En un momento de la noche, y en medio del jardín urbano, salió de entre la masa Paloma San Basilio. Todo bien, pero es de esos días en los que piensas "qué hombre más alto" y se da la vuelta Loquillo. O de sentarse en el sofá junto a Maruja Torres, compartir charla con Sergi Pàmies o tocar el sombrero de Regina Rodríguez Sirvent. Ya sabéis que, cuando se trata de Barcelona, servidora —como Wines and the City que soy— no puede perderse ni una, o tendríais que quitarme el título de la Carrie Bradshaw de Barcelona. Aunque haré una confesión: no había ido nunca al Giardinetto a cantarle el cumpleaños feliz a Llucia Ramis a las doce de la noche. Desde que soy madre, soy una de esas catalanas que no se marchan tarde de las fiestas. Pero como, por el luto del papa Francisco, Protocolo me había anulado la invitación al desayuno en la Generalitat (era el primer año que me invitaban), me vi capaz de volver a casa más allá de la medianoche. También hice esta reflexión: ¿cuándo volveré a encontrarme en esta situación? Mi amiga, la escritora Marta Carnicero, también es una de las que se levantan siempre "ben d’hora, ben d’hora". Y, por casualidad, en esta edición no teníamos ni libros para firmar al día siguiente ni prisas. Su buena conversación —y más de noche— es fiesta mayor. Recordando a la periodista Anna Pérez Pagès, con la que compartíamos estos festivales, pienso en que las oportunidades de autenticidad, unicidad y felicidad en la vida hay que aprovecharlas sí o sí.

En días como Sant Jordi, diada del catalanismo, piensas "¡qué grande es nuestra ciudad!" y exclamas con los ojos: Visca Catalunya! Y también "¡qué pequeña es Barcelona!", cuando te encuentras siempre a ese ex rollete en la fiesta del Dry Martini. Por cierto, Javier de las Muelas —el anfitrión de los anfitriones— ha hecho exclusivamente para la fiesta de El Periódico dos cócteles en honor a las agentes literarias Carme Balcells y Antonia Kerrigan.

En días como Sant Jordi, diada del catalanismo, piensas "¡qué grande es nuestra ciudad!" y exclamas con los ojos: Visca Catalunya!

Una de las cosas que más me gustan como comunicadora es que los medios estén por Sant Jordi en la calle, llenando la fiesta de actuaciones musicales y de famosos que te gusta ver. He tenido la suerte de poder explicar las mejores bebidas para acompañar el pan de Sant Jordi que ha hecho la cocinera Ada Parellada para el programa de la tarde de Catalunya Ràdio con Agnès Marqués. Y es que este pan de sobrasada y queso (normalmente de Maó) que dibujan las cuatro barras catalanas ha conquistado nuestros paladares gracias al esfuerzo de nuestras panaderías y el legado de Eduard Crespo. Y brindar por el mejor principio de la literatura catalana, según los catalanes y las catalanas. Maria Barbal con “Es veia prou que a casa érem molts. I devia de sobrar algú”, de Pedra de tartera. Ganando al principio de Aloma, “l’Amor em fa fàstic”, de la Rodoreda. Mercè Rodoreda era un genio, ¡pero Sant Jordi también es el día del amor! Y sí es una red flag si tu pareja no te regala la rosa o el libro estos días. Otro consejo de maridaje, y no me refiero a vinos de moscat o gewürztraminer, para los que quieren optar por rosas líquidas. La manera como vistes es comunicación y los detalles siempre son bonitos. Arreglarte es también una carta de amor a los demás y a ti misma. Me gusta jugar con los verdes, los rosas y el rojo en mis looks el 23 de abril. ¡Los estampados con pétalos o los complementos con forma de rosas son un 10! Y un apunte importante. Según qué rojo y qué verde, podemos parecer un elfo versión primaveral. Son colores que quedan genial juntos, pero que recuerdan a la Navidad. Unos días que podemos aprovechar para ir al teatro, a repasar la historia de la dramaturgia en Mort d’un comediant, con Jordi Bosch y Mercè Pons, o el estreno de Todos pájaros, dirigida por Mario Gas, y con Pere Ponce, Vicky Penya y Candela Serrat.

Tengo que reconocer que este año no era tan agotador caminar por el centro, gracias a que habilitaron zonas peatonales. También fue relativamente fácil encontrar mesa sin reserva. Y es que justo haber vuelto de la Semana Santa no favorece para nada el final de mes. Adoro que los escaparates multipliquen el efecto de la Casa Batlló, como si la ciudad llevara pintalabios. Solo me falta, como sumiller, que la ciudad huela más a rosas.