Un buen día, un conseller de Política Territorial y Obras Públicas tomó la decisión de introducir una cláusula ad hoc para ahorrar a Aigües de Banyoles, compañía público-privada, el pago del canon de comercialización del agua, en contra de lo que reclamaba la Agència Catalana de l'Aigua. Exactamente dos años y un día después, justo cuando finalizaba la cláusula de incompatibilidad prevista para los altos cargos, el conseller en cuestión era nombrado director general de aquella compañía.
Evidentemente aquel favor gubernamental, a título oneroso, no tiene nada que ver con la posterior decisión de Aigües de Banyoles de fichar al conseller en cuestión, el mismo que les había eximido de pagar religiosamente el canon. Me ahorraré alguna broma de mal gusto que justificaría que Aigües de Banyoles necesitara imperiosamente al exconseller de la Generalitat. O que el caso tenga nada que ver, obviamente, con el clásico de las puertas giratorias de los patriotas Aznar, González o Borrell, solo por poner tres ejemplos de una larga lista de prohombres que después de favorecer los intereses de grandes compañías se sentarían, muy pocos años después, a sus consejos de administración cobrando un pastizal indecente por rascarse los huevos. Tanto se los rascaban que alguno de ellos, como el socialista Felipe, confesaban estar aburrido de no dar golpe. Solo hay que ver lo mareado que va Pepe Borrell, una de las vedettes del anticatalanismo puro y duro, causa a la que dedica su tiempo con sueldo a cargo de Abengoa, una de las del Ibex.
De tan sobrado como iba, hacía befa de sus compañeros de partido en el Govern y se hacía pasar por el amigo del president. Nadie lo entendía, pero se le toleraba. De tan sobrado como iba, no se escondía
Nuestro ínclito conseller acaba de presentar ahora un nuevo libro, uno más, que a buen seguro no trata de satisfacer su inmensa vanidad, como algún otro que ha firmado, tampoco destinado a su mayor gloria. El nuevo lo paga la editorial Península (Planeta) y le ha permitido iniciar un tour mediático de promoción compatible con su agenda como principal responsable de Aigües de Banyoles. Nuestro conseller es un hombre de inmensa capacidad y talento, nunca demostrada pero siempre atribuida. Tanto puede escribir libros ejemplificantes —o firmarlos, cuando menos— mientras gestiona una compañía que favoreció económicamente, como estar en un gobierno y cachondearse al mismo tiempo. De tan sobrado como iba, hacía befa de sus compañeros de partido en el Govern y se hacía pasar por el amigo del president. Nadie lo entendía, pero se le toleraba. De tan sobrado como iba, no se escondía. También entró sobrado en la Audiencia Nacional, como si fuera su plaza de toros, él que es tan fan de la fiesta nacional. Como sobrados entraron en el Tribunal Supremo aquellos sobre los que no pesaba ningún tipo de acusación porque su implicación y responsabilidad solo llegaba a las astracanadas verbales mientras se miraban los toros desde la barrera, exigiendo al torero que arriesgara más delante del toro.
En el tour promocional de De héroes y traidores se han implicado de lo lindo algunos medios, incluidas las principales cabeceras de Barcelona, que son también las que se significaron en la ardua campaña contra el 1 de octubre, denunciando los efectos devastadores sobre la economía catalana con un especial ensañamiento por la llamada fuga de empresas, fuga que incitaban los mismos que ponían el grito en el cielo en un desacomplejado ejercicio de bombero-pirómano. Incluso un director de un diario de nuestra tierra apadrinó la presentación. Ninguna sorpresa y nada que decir, porque cada uno es libre de implicarse en primera persona en lo que le complazca, solo faltaría. Ahora bien, lo que no me deja de sorprender es que en las entrevistas que se han hecho al director general de Aigües de Banyoles no se le preguntara, ni una sola vez, por su flamante ocupación. Ni una palabra. Por lo contrario, precisamente Junqueras, quien era conseller de Economía, fue uno de los nombres señalados específicamente por estos mismos medios como responsable principal del cataclismo económico que, según nos decían, asolaba Catalunya por la manía de querer que los catalanes votaran el 1 de octubre. Ninguno de ellos se dio cuenta de que el hoy director general de Aigües de Banyoles era entonces el conseller de Empresa, justo cuando estos mismos medios se rasgaban las vestiduras por la masiva huida de empresas, según nos revelaban tozudamente día tras día. Nunca se preguntó al conseller de Empresa sobre la presunta huida de empresas. Como si no fuera con él. De hecho, a fecha de 27 de octubre de 2017, los medios le presentaban así: "Santi Vila, la última esperanza blanca del nacionalismo de seny".
Hay personas honradas en prisión por las que tendrías que tener un mínimo de respeto. Satisfacer tu ego a costa del sufrimiento de los otros es propio de miserables
Claro que tampoco se le preguntó nunca, cuando era conseller de Política Territorial y Obras Públicas, sobre los millares de millones que anunció pomposamente que había arrancado al Ministerio de Fomento para invertir en Rodalies. No llegó ni uno. Pero eso sí: nuestro conseller pudo lucir en las portadas de los medios el titular triunfante, la renovada estafa. Tampoco entonces asumió ningún tipo de responsabilidad para dejarse engatusar —cuando se constató que ni un duro— si no es que solo pretendía engatusar a los sufridos usuarios de Rodalies, una hipótesis que todavía sería mucho peor. Habrá que admitir, no obstante, la habilidad del personaje. No es al alcance de todo el mundo lucir el tipo con fanfarronada y aura de solvencia contrastada sin acertar ni una. Como haría falta reconocer que es de nota la habilidad para mantenerse dentro de un gobierno, ganar incluso peso y protagonismo, con el favor y protección del presidente, y al mismo tiempo conspirar sistemáticamente y abiertamente para abortar el principal compromiso político de aquel gobierno (hacer una consulta). O filtrar el contenido de los debates en el seno del Consell Executiu, que son deliberaciones secretas, a periodistas amigos, con toda impunidad y desvergüenza. Todo mientras se postulaba abiertamente por cabeza de cartel electoral y mientras al mismo tiempo lo promocionaba y festejaba el establishment, erigido en su club de fans.
Se tiene que tener la cara muy dura. Y ningún escrúpulo. Mientras tú vas haciendo presentaciones lanzando dardos contra los que no pueden defenderse; mientras te abrazas al presidente español y sonríes condescendiente a los que se vanagloriaban de haber encarcelado a las personas con quienes compartiste Govern; mientras te paseas por platós contando tu mezquina verdad y al mismo tiempo tienes la barra de reprochar que no te hayan pagado la fianza mientras cobras de una compañía que gestiona un bien público y que favoreciste desde tu cargo, también público. Hay personas honradas en prisión por las que tendrías que tener un mínimo de respeto. Satisfacer tu ego a costa del sufrimiento de los otros es propio de miserables. O perdiste el alma hace mucho tiempo, o la vileza y la vanidad te han consumido. Solo una babosa se arrastra tanto.