Escuchar a Justo Molinero o a Marta Rovira leyendo uno de los cuentos del libro que Oriol Junqueras ha dedicado a sus hijos (Joana y Lluc) y a los hijos e hijas de todos los presos y presas, no tiene precio. Evidencia, entre otros, que en este país hay buena gente, muy buena gente. Hay una sociedad que no olvida, que se moja y que no duda —a riesgo de salir perjudicado— en participar en una iniciativa solidaria que expresa un enorme compromiso y un sentido de la justicia que contrasta con el autoritarismo que ejerce el régimen borbónico, la arbitrariedad, el odio patológico, el resentimiento y un espíritu rencoroso y vengativo por encima de todo de cualquier valor universal.
Albert Segura y el su Solidaris han permitido que estos días la calidez entre en todos los hogares a través de la lectura de los cuentos que Junqueras ha enviado a sus hijos desde Estremera y Lledoners. Unos cuentos didácticos, muy pedagógicos, retrato de un hombre bueno recluido en una celda que no renuncia a amar y acompañar a sus hijos. Segura ha contado, además de Molinero y Rovira, con las voces de Pep Guardiola, Quimi Portet, Empar Moliner (siempre tan ingeniosa como espontánea y extrovertida), Francesc Mauri, Montserrat Carulla (los años no vencen a una gran actriz), Roger Mas y Enric Calpena. Y aunque no pongan la voz, al equizo que dirige Catalunya Ràdio: Saül Gordillo, Jordi Borda i Santi Faro. Sin la confianza y el temple de este grupo —que han llevado a Catalunya Ràdio a realizar los mejores registros de su historia— nada habría sido posible. La emisora ha hecho unos registros de récord y eso a pesar de competir con un fenómeno de la naturaleza como Jordi Basté (RAC1) y toda una parrilla extraordinaria que ha llevado globalmente la radio en catalán a su cénit histórico. Ojalá esta competencia tan fructífera tuviera translación al papel o a la televisión. Porque si bien TV3 es líder de audiencia, con una parrilla de calidad y un sólido liderazgo de los informativos, la televisión en catalán está por debajo del 20 por ciento, frente a una radio que ha alcanzado unos registros admirables.
Y no me quiero dejar el Nadal a la presó que Jordi Margarit, director adjunto de RAC1, contaba el domingo desde su tribuna (nunca tan poco tiempo ha sido tan bien rentabilizado) del Catalunya, tu a la teva. Margarit se ha hartado, encíclica tras encíclica, de hablar alto y claro, de salir en defensa de la buena gente con un espíritu siempre alegre y combativo. Este hombre, que lleva la radio en las venas, no ha dejado nunca de aportar su granito de arena cuando las cosas están tan feas. Nadal a la presó es el trabajo altruista de un grupo de profesionales, un programa especial para el 25 de diciembre (en una cuarentena de radios municipales) para desear una feliz Navidad a los presos políticos y acompañarles en una fecha tan especial. Ante las miserables ocurrencias de los milhombres encendidos, la mayoría del país (solidario y al lado de los presos y presas) podremos estas fiestas saborear el buen gusto y compromiso de tanta gente que tiene un corazón enorme, que ama la libertad y la fraternidad y a quien le duele tanta infamia.
Y tampoco me quiero dejar de recordar el buen trabajo de Mònica Hernàndez, que hasta la última semana conducía el programa matinal de la XAL (Xarxa Àudiovisual Local) y que justo antes de haber sido incomprensible y fulminantemente cesada, todavía tuvo tiempo de realizar un precioso reportaje del Estimats Lluc i Joana. Contes des de la presó con Jordi Creus, artífice de la edición, y Maxi Calero, de los Free Junqueras. ¡Feliz Navidad, Mònica! Y que la injusticia no te haga perder la sonrisa.