Jordi Basté ha ganado el Premio Ondas como mejor presentador de la radio. Si Basté fuera futbolista, que de hecho viene de este mundo, hace años que ganaría el premio The Best de la FIFA. Basté hace cada día un programa sensacional y lo hace desde hace una década, levantándose sobre las tres y media, que era la hora en la que se iba a dormir como periodista deportivo. Como buen guardiolista, hace de la necesidad virtud con lo de levantarse muy temprano para ser el mejor. Y no es que se lo pongan fácil. Compite directamente con otro monstruo de la comunicación, Mònica Terribas. Entre ambos suman una audiencia millonaria y hacen que en el mundo de las ondas dos catalanes arrasen sin debate ni discusión. Cada día, con sentido de país, en catalán y con una profesionalidad incuestionable, dos fuerzas de la naturaleza. No pasa en ningún otro ámbito, ni en la prensa digital, ni en el mundo de la prensa escrita ni en el de la televisión. Basté y Terribas, compitiendo, han llevado las audiencias a récords históricos. Y ahora se les añade Josep Cuní, en la SER, otro periodista de leyenda, en catalán. Uno más para intentar destronar a Basté en una astuta apuesta de la SER que, no obstante, veremos cómo cuaja ante unos periodistas tan sólidos como Terribas y Basté, que con la competencia parece que se crecen y en vez de perder parte del pastel ―porque este tendría que quedar más repartido― obran el milagro y hacen el pastel más grande como la parábola de los panes y los peces.
Basté, como todos los genios, es difícil y celoso aunque nada vanidoso. En otro oficio quizás sería un mediocre (como Messi de portero), pero en la radio lo peta cada día. Basté tiene un sentido del ritmo demoledor, tiene un olfato incuestionable y un sentido del espectáculo sensacional porque es un hombre de sensaciones e intuiciones. Aparte de un gran currante y de llevar la radio en las venas. Por eso se atrevió con Nacho de Sanahuja a media mañana o tiene unas tertulias con tantos personajes y tantos registros, alguno incluso con quienes ni él ―que los ficha y aguanta― no iría a tomar un café. Basté hace un programa plural como ningún otro, a años luz de los programas de las radios españolas que son un monólogo que va del PP a Vox pasando por los falangistas. La línea editorial, su Davantal, es más o menos el del centro neurálgico del país que pivota en el soberanismo pero que poco o nada tiene que ver con la hiperventilación y la grosería de las redes sociales. Aunque tertulianos que se golpean el pecho como gorilas también tiene. Si una cosa tiene Jordi es gente de todo tipo y condición expresando su punto de vista, los más con vehemencia y buen tono, los menos con despropósitos e histerismo.
Basté tiene un sentido del ritmo demoledor, tiene un olfato incuestionable y un sentido del espectáculo sensacional porque es un hombre de sensaciones e intuiciones
Basté hará un programa en TV3, que debe ser una de las escasas decisiones sensatas que ha tomado (aceptado) el gobierno de la CCMA desde hace un tiempo. TV3 tiene que tener todo el talento, todo, empezando por Basté, que no entiendo por qué no está de hace tiempo. Como no entendí el pulso del Grupo Godó con él para renovar si no es por razones inconfesables públicamente. Un presidente del Barça que no renovara a un Messi en plena forma tendría que dimitir inmediatamente por incompetencia y mal gusto. A Messi le pones el contrato en blanco y que él firme los años y la pasta que quiera y que podamos pagar, claro. Con Basté tendrían que hacer igual.
Ahora podría añadir un listado de contras a Jordi que a buen seguro serían arbitrarios aunque, en algún caso, puedo ser tan presuntuoso de pensar que tendría razón. Ahora bien, sería mezquino e innecesario. Porque es como si a Messi le dices si tiene o no buen gusto en como viste o si se escuchó demasiado a este o a aquel. ¿¡Y qué!? Cuando sale al campo es el puto amo, ¿no? Pues eso. Jordi ante el micro es The Best compitiendo contra la mejor y ahora con Cuní dispuesto a morder. Pero Jordi tiene, además, una calidad humana incontestable, que esta la sé y se la conozco personalmente: es un gran tío que también sabe ser humilde. Punto y final. Por muchos años y muchos Ondas más, Jordi Basté.