El Gobierno, el PSOE y muchas voces mediáticas presentan a Pedro Sánchez como un político astuto, superviviente, poderoso, carismático e, incluso, una especie de líder mundial del progresismo que hace de contrapeso a los nuevos mandatarios de la ultraderecha internacional, incluido el mismo Donald Trump. No hay ninguna duda que Pedro Sánchez es, a estas alturas, el mejor activo que tiene al PSOE y por descontado, la única cabeza de cartel electoral imaginable. Si eso es así... ¿cómo es que estas mismas voces mediáticas, el PSOE y el Gobierno dan por hecho que “si vamos a elecciones vendrá un gobierno de PP y Vox”? ¿No es tan bueno? ¿No es tan superviviente? ¿No es aquella ave fénix tan carismática que siempre sale ganador de todas las situaciones?

Nos ha tocado vivir unos tiempos en que los mensajes van a tal velocidad que no paramos a procesar que es contradictorio presentar Pedro Sánchez como un líder imbatible y al mismo tiempo utilizar el espantajo de “si hay elecciones habrá un gobierno de PP y Vox”. Si tan bueno eres, unas elecciones no te tienen que dar miedo. Si es verdad (cómo dijo la semana pasada) que “la economía española es la mejor del mundo”, el paro está controlado y la cohesión social y territorial han mejorado, a las próximas elecciones —sean cuando sean— Pedro Sánchez tendría que arrasar y hacerlo sin bajar del autobús electoral. Pero no puedes lucir marco mental de victoria y a la vez atemorizar al personal con un pronóstico de derrota. O una cosa o la otra, pero las dos a la vez parecen bastante incompatibles. Lo qué pasa es que, por separado, los eslóganes cortos resonando como mantras funcionan muy bien. Al menos hasta miércoles pasado.

Solo te ves capaz de imponer un decreto así si tienes una sensación próxima a la infalibilidad política"

El no al decreto ómnibus de esta semana parte por la mitad chantaje emocional. Efectivamente, Pedro Sánchez es astuto y había llegado a hacer creer que son el resto de formaciones las que tienen que darle apoyo y no él el que tenía que ir a buscarlos. E incluso había llegado a generar un tipo de aura en que eran los otros partidos los que tenían que rendirle pleitesía e incluso celebrar la suerte de compartir este trozo de Historia con un faro de occidente como él. Es más, que serían las otras formaciones las que se pelearían entre sí para estar más cerca del líder. Algunos, no pocos, han caído en la trampa. Solo así se entiende, por ejemplo, que Podemos y Sumar se hayan escindido o que a estas alturas Esquerra Republicana haga más oposición en el Parlament de Catalunya que en el Congreso de los Diputados.

Pero esta vez, Pedro Sánchez había tensado demasiado la cuerda de la adhesión y había osado mezclar pensiones, bonificaciones al transporte y ayudas al País Valencià, con una setentena de medidas más no pactadas con los mismos partidos que le procuraron la investidura. Es más, el ministro Félix Bolaños fue el encargado de hacer llegar el decreto en el resto de formaciones políticas con un documento de 140 páginas de extensión. Y lo hizo solo 48 horas antes del inicio de la sesión, es decir, con un margen que imposibilitaba no ya la negociación, sino la simple lectura. Solo te ves capaz de hacer esta imposición en fondo, forma y tiempo si tienes una sensación próxima a la infalibilidad política, y que allí donde no te asista la razón de los argumentos lo hará el síndrome de Estocolmo.

Ni las pensiones se congelarán ni el transporte se encarecerá; y Pedro Sánchez volverá a quedar como salvador de todo"

El PSOE ha puesto a los pensionistas de escudos humanos parapetados detrás de un macro-decreto. Es igual de partidista hacer eso que votar no. Pero una vez derogado, también hay que preguntarse por qué han pasado cuatro días y no se ha aprobado un nuevo decreto con solo esta medida si sabes que —ahora que el aumento de las pensiones iría por separado— Junts y PP sí que darán apoyo. Pedro Sánchez hablaba de “dolor social”. ¿Cuánto “dolor social” supone alargar la solución para retratar durante unos días estas dos formaciones? Si los pensionistas son tu prioridad y sabes que la solución está a un Consejo de Ministros de distancia se convoca y se acaba con este dolor social. ¿Qué coste económico tiene causar coste político a los demás? Si es poco sensible subir los abonos de transporte a los jóvenes, también lo debe ser preferir que los jóvenes paguen 26 euros más (de 44 euros a 70) solo para decir que PP, Junts y Vox son muy de derechas.

Pero que nadie sufra. Nada de eso pasará. De la misma manera que el mes de enero los pensionistas sí que han tenido este aumento del 2,8% (porque el decreto estaba en vigor), el alza de los precios del transporte y la congelación de las pensiones quedarán en nada. El incremento tenía que ser inminente, al día siguiente mismo de la votación, pero de manera milagrosa se consiguió que, técnicamente, este aumento no entre en vigor hasta el 10 de febrero. Hasta aquel día hay tiempo de sobra para hacer marcha atrás y que todo (pensiones, transporte y ayudas dana) quede como estaba. Sea extraordinario u ordinario, el Gobierno convocará un Consejo de Ministros donde aprobará el decreto, lo traerá al Congreso y se aprobará. Y Pedro Sánchez volverá a quedar como salvador de todo. Lo que resulta incomprensible, pues, es poder pensar que este héroe mesiánico pueda llegar a perder unas elecciones.