Escribir esta columna después de las imágenes de València cuesta. Te sientes culpable de no hacer nada más que donar dinero a la World Central Kitchen de José Andrés, llevar ropa a las bibliotecas y subir información de ayudas a Instagram. Igualmente, es poco, comparado con lo MUCHO que la gente necesita, y sientes que no tienes derecho a quejarte de tus problemas vitales, que te parecían grandes antes de la desgracia. Sientes tristeza al empatizar con ellos y ellas. "Trump ha ganado las elecciones", me dice mi pareja cuando me levanto. "Qué vergüenza", es lo primero que digo. "Qué angustia", me dice él. Sí, tiene razón, pero el primer sentimiento es de vergüenza ajena, como la que he tenido al ver que ha habido valencianos olvidados. Angustia y vergüenza también es que encuentren a más muertos.

He estado del 2002 al 2022 muy vinculada a Italia. Y era increíble que cuando preguntabas quién había votado a Berlusconi, nadie contestaba. Era raro que saliera tantas veces ganador y que no tuviera votantes orgullosos de serlo. No sé si con Trump ocurre un poco lo mismo que con el Cavaliere. "Por fin ganará una mujer y será presidenta de Estados Unidos", le dije a mi hija. Y eso también deberá esperar.

No hablo solo de los dos candidatos cuando digo que ella estaba inmensamente más preparada. De igual forma que no me importa nada parecer bisexual cuando digo que —desde hace mucho tiempo— siempre que conozco a una pareja, ella me gusta más. Antes de que se hiciera ningún estudio sobre ello, en las parejas que conozco —entre los amigos, el trabajo, la familia o las que veo por la calle—, en un alto porcentaje, pienso, en secreto, que ella se merecía a alguien mejor. Una amiga de nuestro grupo (nos unen más de 35 años de amistad) que se ha separado nos dice con total confianza: "¿Sabéis que a veces no os parece perfecta vuestra pareja? Pues agarradla muy fuerte, porque lo que hay fuera es terrorífico". Y nosotras nos reímos por no llorar. Así que vayamos desterrando el mito de ser rescatadas como princesas con el que nos educaron. Ya que parece que actualmente acabamos nosotras rescatándolos a ellos, como en el final de Pretty Woman.

Recuerdo que hace unos años yo no era así. O quizás me pasaba porque era más joven, más hetero y más influenciable, pero entonces ellos me parecían más interesantes. Lo podéis llamar complejo de Electra o es que, seguramente, antes utilizábamos otro filtro. Está claro que es una apreciación muy superficial y que quedo retratada con un feminismo feroz y lleno de rabia que debo aprender a posicionar para que sea más constructivo e igualitario. Si este artículo lo escribiera un hombre, está claro que sería penalizado. Pero que el presidente de Estados Unidos sea un hombre condenado por abuso sexual y que esté contra el aborto, tampoco es muy lógico en un mundo igualitario.

Hace unos años yo no era así. O quizás me pasaba porque era más joven, más hetero y más influenciable, pero entonces ellos me parecían más interesantes

"No es que tengamos mala suerte con ese hombre que era un primor y quería formar una familia y después nos castiga o pega hasta que nos hace sentir que no valemos nada", escribe la abogada y criminóloga Carla Vall en su cuenta de Instagram. Según una macroencuesta, el 57,3% de las mujeres de más de 16 años han sufrido violencia machista. En el 99,6% de los casos, los autores eran hombres. "No es que hayas elegido mal: es estadística. Si nos pasa a todas, quizás no sea un problema individual, esto de elegir mal". Not all men, pero —por desgracia— todavía hay demasiados men. Ser demasiado feminista hace que no caigas bien. Qué rápido nos convertimos en las malas cuando dejamos de hacernos las tontas...

También leo un estudio con datos de más de 125.000 personas de siete países (EE.UU., México, Reino Unido, Irlanda, China, Corea del Sur e Indonesia), que dice que las personas sin pareja tienen un 86% más de riesgo de tener síntomas depresivos que las casadas, y aumenta más con los hombres. Quizás porque las mujeres tenemos más redes de apoyo. No es un quizás, es una afirmación. He estado muchos años colaborando en los comedores de las Hermanas de la Caridad en El Raval, y la inmensa mayoría de las personas a las que servían las comidas eran hombres con adicciones. Que la nueva serie Yo adicto esté en Disney + no es una casualidad. El cuento de hadas ha cambiado de guionista.

Marcia Inhorm, antropóloga, nos dice que "las mujeres solteras deberán bajar el listón si buscan a un hombre para tener hijos". Afirma que si tantas mujeres congelan sus óvulos también es porque no hay suficientes hombres preparados para ser padres. Según los datos de la Sociedad Española de Fertilidad, los ciclos de congelación se han multiplicado por treinta en la última década. Y no es solo porque se retrase su carrera profesional, sino por la brecha del apareamiento. Un tercio de las mujeres heterosexuales con estudios superiores no encuentran a una pareja (hombre) de su mismo nivel educativo, ni con sus valores culturales. ¡Y qué duro es convivir con alguien con quien no puedes compartir los mismos valores morales! Mientras tanto, tendremos que seguir viendo a políticos que van pasándose las culpas (para no asumirlas) como niños pequeños, y que Kamala Harris no ha sido capaz de cambiar la historia y asumir que incluso Hillary quedó en una posición más alta (y no precisamente por la altura de sus cuernos)... "Porque no lo intentó Michelle Obama" susurro, como quien se siente culpable de descansar y empezar a hibernar.