Ya tengo una cierta edad, y fui criado con Pelargon y las películas del Oeste, que configuraban un mundo de buenos y malos, donde los buenos eran los colonos y gente de fortuna que protagonizaban la conquista del Oeste a sangre y fuego, y los malos eran los pérfidos "indios", que arrancaban cabelleras y que se esforzaban, sin que transpirara ni una gota de ello en los filmes, para defender las tierras que habían heredado de sus ancestros, y que veneraban por encima de todo.
Si un nombre retuve de aquellas películas del sábado por la tarde, en sesión doble, fue el de los sioux. Que se llamaban así, pero que nadie se tomó nunca la molestia de explicarnos quiénes eran y por qué luchaban. Luchaban con ferocidad cuando hacía falta, pero no inferior a la que practicaban los colonos colonizadores con sus armas, que están en la base de la segunda enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, y que es santo y seña de la poderosísima Asociación Nacional del Rifle, de aquellos que creen defender la esencia del "ser americano", del "estilo de vida americano", y del "sueño americano". Eslóganes que han envejecido mal, aunque vuelvan a gobernar los que quieren hacer América grande otra vez.
En aquellas sesiones sabatinas casi todos íbamos a favor de los yanquis, porque eran los que ganaban y porque eran los que atraían a las chicas más guapas, según los cánones de la época. A los niños, en general, no les gusta perder, y eso es atemporal y, por tanto, los "indios" disfrutaban de un menor predicamento.
Pero volvamos a los sioux. Los sioux son un grupo de tribus amerindias de los Estados Unidos y de Canadá. El término puede referirse a cualquier grupo étnico dentro de la Gran Nación Sioux o a cualquiera de los muchos dialectos de su idioma. Comprenden tres divisiones importantes basadas en dialectos y subculturas de las lenguas siouan: los Santee, los Yankton-Yanktonai, y los Lakota. Los Santee ("cuchillo"), también llamados Dakota oriental, residen en el extremo oriental de Dakota, en Minnesota y al norte de Iowa. Los Yankton y Yanktonai ("villa al final" y "pequeña villa al final"), colectivamente denominados también Dakota occidental, residían en el área del río Minnesota. Los Lakota, también llamados Teton ("habitantes de las praderas"), eran los sioux más orientales, conocidos por su cultura cazadora y guerrera. Hoy, los sioux mantienen muchos gobiernos tribales separados, y dispersados en varias reservas y comunidades en los Estados de Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Minnesota y Montana en los Estados Unidos; y Manitoba y el sur de Saskatchewan en el Canadá.
Los tienen encerrados en varias reservas, los han dispersado y les dejan tener algunos gobiernos tribales. Es aquello que llamaríamos la gente del "territori", aquellos que son pocos, están lejos de la metrópoli, viven en contexto de aislamiento, no tienen acceso a todos los servicios públicos en igualdad de condiciones, su lengua (que es la propia del país) no es lo bastante o nada respetada, y soportan una fuerte presión por parte de nuevos colonos.
Si se retrocede en el lenguaje, también se retrocede en el campo de las ideas
Ahora que he estado unos días en Barcelona (y no las visitas exprés habituales), me ha sorprendido mucho volver a oír palabras como comunidad autónoma, región, territorio, provincia... Y no en tertulias de café, sino en actos bien oficiales, con toda la parafernalia del poder actualmente constituido. Me ha sorprendido que en poco tiempo hayamos retrocedido tanto en el lenguaje con el que nos referimos a nuestra comunidad nacional. Y si se retrocede en el lenguaje, significa que también se retrocede en el campo de las ideas.
Si en determinadas comarcas (fuera del Área metropolitana, y cuanto más lejos peor), decimos "territori", ¿qué concepto de país se tiene? Y eso sirve igual para la clase política, como para la periodística y la empresarial. Nosotros somos un país, un país entero, que no se divide en ningún "territori". Cada vez que alguien pronuncia la palabra "territori" en algún sitio de país, se muere un gatito y a algún ponentino y a algún pirenaico les da un ataque corazón.
Si algunos utilizan el término región para referirse a Catalunya, ¿por qué desvirtúan las palabras utilizadas en su sacrosanta Constitución, en el Estatut vigente (y alegal), y en leyes emanadas del Parlament de Catalunya? ¿Por qué utilizan terminología preconstitucional y carpetovetónica para referirse a la Nación catalana? El lenguaje no es aséptico, es fuertemente ideológico y, por tanto, utilizando esta palabra se quiere hacer ganar una determinada ideología (reaccionaria, por si no se me había entendido). Y, si se habla de "provincia", ¿con qué acepción terminológica se utiliza? ¿Como división de un todo? ¿Como exaltación localista? ¿Como nostalgia de aquello que fue y no tendría que ser?
A veces, cuando oyes usar estos términos con tanta banalidad y displicencia, te preguntas si no eres un sioux catalán, y entonces, inmediatamente, te sitúas del lado de los sioux. Y sin que haya que apagar las luces. ¡Acción!