Hola, Anna, guapa, no es para hurgar en la herida electoral que te escribo tan pronto, sino para recordarte que pases por el bar del Parlamento antes de despedirte porque debes los gin-tonics que nos apostamos en plena euforia el viernes anterior a las elecciones. Ya se veía a venir que esta vez perderíais hasta la camisa, y que tú pagarías la apuesta, pero como te fuiste animando, ahora te toca apoquinar, que Rosi y el Amparo son unas camareras muy majas, pero lo tienen todo apuntado. Ahora de verdad, cariño, me sabe muy mal eso de vuestros 13 escaños, pero aquí todas hemos sufrido, incluso nosotras, las Comunas y las activistas de la CUP. ¿Y mira que la Yoli, estupenda, nos ha venido a muchos mítines esta vez y también hemos podido contar con la supermanzana Colau, que, entre nosotros, cada vez se parece más a una versión casera de la Butler, no te parece? Pero ni así, y, por lo tanto, nos toca unirnos, como tú siempre dices, ante los resultados de estos comicios, que son mucho peores que los de tus últimas pruebas PISA.

Ya sé que, en caliente, no querrás ni oír hablar de esto, y que estas no son las instrucciones que os ha dado el futuro expresi, suponiendo que eso que os dice de pasar a la oposición no sea un farol tan grande como el del Putxi, que desde Argelers va diciendo que quiere volver a ser el 130.º presidente, mientras se piensa si desfila hacia la papelera de la historia o no. Pero yo quiero hacerte una propuesta y que te la pienses bien: si la cosa va de salvar los muebles, no nos queda más remedio que hacer un tripartito con el sangre de horchata de Illa que, entre tú y yo, es más aburrido que un chiste de Montilla. No te alarmes antes de tiempo, que ahora toca dejar los aspavientos a un lado.

Lo que toca ahora es pactar entre nosotros tres, y en la comisión y en el Departamento dedicarnos a ir tirando, aprobando medidillas superficiales y de bajo coste

Debes estar pensando que he perdido el juicio, porque los intereses del PSOE (¡ay, perdón, del PSC!) nos obligarán a aceptar las propuestas a las cuales ya nos opusimos y provocaron precisamente el suicidio del adelanto electoral. No hace falta que me recuerdes que las Comunas no queríamos ni el cuarto cinturón (que, por cierto, ya está terminado), ni queremos ninguna ampliación del aeropuerto que haga peligrar los patos de la Ricarda, ni menos todavía el macrocasino del Hard Rock por mucha pasta que le debamos a La Caixa. Pero a toro pasado y con los resultados electorales en la mano, los números nos salen y nos permitirían comer caliente durante cuatro años más. Si te miras por encima los resultados, en los que la derecha, la centroderecha, la extrema derecha y la derecha extrema han subido como la espuma, seguro que como yo te preguntarás, perpleja y azorada, dónde han ido a parar los votantes progresistas que se oponían a los macroproyectos antiecologistas que tantos dolores de cabeza nos dieron. Nena, son cuatro gatos. Por lo tanto, no hay que preocuparse mucho con lo del aeropuerto y del Hard Rock, porque ahora lo que toca es hacer como los de Juntsplus y vender la idea de un macrocasino, pero acompañado de una desalinizadora para combatir la sequía que provocará y muchas placas solares para hacerlo funcionar y para favorecer las renovables… y p'alante, que ya se sabe, reina, aquí vivimos del turismo, ni que sea a costa de fomentar la ludopatía en familia.

De hecho, admítetelo, a Anna, vuestro partido ya renovó in extremis, con el apoyo del señor Illa, el compromiso con el Hard Rock, y cuando se destapó el tinglado, lo disfrazasteis de una simple actualización técnica del proyecto. ¿Por lo tanto, me explicas a qué vienen ahora tantos aspavientos? Que ya lo sabemos todos que los de Esquerra estáis a partir un piñón con Sánchez y el grupo de Madrid, y aunque todos nos hacemos cruces, los indepes mandáis más allí que aquí, donde no os coméis ni las perdices y perdéis más de un millón de votantes. Sois unos cracs del fracaso electoral, ya que mientras os creéis que ampliáis la base, lo que hacéis en realidad es alimentar las filas del enemigo. Y ya sabes, a Anna, bonita, que en las Comunas eso nos va bastante bien para hacer y deshacer tripartitos.

En resumen, Anna, tienes que considerar mi propuesta seriamente y defenderla delante del capo y de la ejecutiva de tu partido. Es la única oportunidad que nos queda a las dos: a ti, si quieres seguir siendo la consellera de educación y que no acaben poniendo en la Niubó; y a mí, para mantener mi posición en la comisión de educación del Parlament, y así seguir comiendo caliente y rascar un poco de poder durante cuatro años. Aprovecha ahora que ya te has hecho un nombre con el intento desesperado y electoralista de reconciliarte con los docentes, haciendo ver que les revertías los recortes. Aunque, entre tú y yo, no creo que te haya servido de mucho, porque ni ellos ni las familias del alumnado no parece que te hayan votado.

Hazme caso, Anna, y no les des más vueltas, mejor jugar al posibilismo político porque, puestos a gestionar las migajas de una autonomía esquilmada como la nuestra, no podemos ir haciendo grandes gestos teatrales, ni en ecología, ni en soberanía ni tampoco en educación. Lo que toca ahora es pactar entre nosotros tres, y en la comisión y en el Departament dedicarnos a ir tirando aprobandomedidillas superficiales y de bajo coste, como continuar con los cheques regalo de material escolar para las familias en verano, renovar el mobiliario de las aulas o dotar de dispositivos electrónicos a todo el alumnado. O mejor todavía, le compramos la idea a la Verge (que Tània también es muy amigui mía) y nos dedicamos a regalar a todo el alumnado menstruante —sean binarios, no binarios u hombres trans—, copas, compresas de tela o bragas para erradicar la pobreza menstrual, sin olvidarnos de la justicia climatérica de las profesoras ya no menstruantes. Ya verás cómo eso gustará mucho.

Piénsatelo bien. Y recuerda pagar pronto los gin-tonics a Rosi o a Amparo y me dices algo por WhatsApp. O mejor, quedamos en el bar si todavía nos dejan entrar. ¡Esta vez invito yo!