Querida Sra. Simó,
En primer lugar, le queremos pedir disculpas porque vamos tarde con respecto al tema de su despedida como consellera, ya que los acontecimientos vertiginosos de estos últimos días nos han alarmado mucho. Por una parte, la semana pasada Les Tietes estuvimos muy liadas con el tema del retorno del presi del exilio y las consecuencias que se podían derivar de ello. No piense que Les Tietes somos juntaires, no, nada más lejos de nuestra afiliación, pero como tenemos fama de avispadas y de que siempre nos apuntamos a un bombardeo, resultó que a última hora recibimos un mensaje clandestino por el Telegram pidiéndonos colaboración como figurantes para una performance que el Pierce-Brosnan-Putxi quería hacer el día de la investidura, emulando la escena de los bombines tipo Magritte de la peli The Thomas Crown Affair, pero con sombreros de paja a lo guiri. Algo mucho más propio, pero igual de ingenioso y surrealista. La cuestión es que la jornada fue muy intensa y emocionante, porque Les Tietes, en un abrir y cerrar de ojos, preparadas con nuestro sombrerito, nos vimos de golpe rodeadas de un montón de ciudadanos ataviados como nosotras, de un montón de undercover police —como dicen en las series de Netflix— y de mossos de vacaciones, pobrecitos, haciendo de bodyguards del presi 130.º. Entonces, el presi nos pasó por delante, después de pronunciar su discurso mesiánico de cinco minutos y antes de desaparecer dentro de un sospechoso coche blanco que había allí parado. Visto y no visto, consellera. Que si nos pinchan, no nos sacan sangre.
Con tanta adrenalina por en medio, como comprenderá, la investidura del Sr. Illa nos pasó, como a mucha gente, del todo desapercibida. Entonces, el presi 155.º (perdón, el 133.º, ¡qué lío de números!) quiso agilizar en un plis plas eso de formar su gobierno sociovergente, y Les Tietes, cuando hemos querido reaccionar, ya nos hemos encontrado en la Tele3 su foto con la Niubó al lado, serias las dos, y haciéndose el traspaso de carteras. Total, que como le decíamos al principio, esta vez vamos tarde.
Tiene mucho mérito, consellera Simó, el hecho de seguir haciendo la misma política errónea de su predecesor, pero sin histrionismo, sin levantar polvareda, ni enardecer los ánimos del personal educativo
Si nos ha ido leyendo, Sra. Simó, ya se puede imaginar que el propósito de esta carta no será otro que el de hacer un poco de balance de sus escasos 14 meses al frente de la conselleria. Antes de empezar, no obstante, lo primero que le tenemos que decir, exconsellera, es que sintiéndolo mucho y no se lo tome a mal, usted no ha podido, ni mucho menos, llenar el vacío emocional que nos dejó su predecesor, el señoro de Cambray. Les Tietes hemos sufrido un verdadero síndrome de Estocolmo, porque él sabía torturarnos como nadie con una auténtica montaña rusa de indignaciones, resultado de sus declaraciones incendiarias y su narcisismo crónico. ¡Aquello sí que era encender los ánimos! ¡En la Diputación, donde las puertas giratorias lo han acabado colocando, estarán ahora bien distraídas! En cambio, con usted, las cosas han sido una plácida balsa de aceite: si el encargo que tenía del presi 132.º era el de convertirla en "Simó-la-pacificadora", tenemos que reconocer, aunque nos pese, que su perfil bajo, este no decir nunca una palabra más alta que la otra, su sonrisa bondadosa y su talante "aparentemente" dialogante, han conseguido el objetivo. Si lo que hacía falta era que usted, dama de hierro y monalisa a la catalana, apagara incendios reivindicativos provocados por la ira y la justa indignación del profesorado, aunque nos cueste admitirlo, ha triunfado plenamente. Porque usted ha conseguido que una mitad del personal esté desactivado políticamente y como de vacaciones, y la otra mitad se preocupe solo de su supervivencia en concursos de méritos, oposiciones, plazas perfiladas a dedo, adjudicaciones de verano y futuros concursos de traslados. Suponemos, Sra. Simó, que en eso usted ha seguido punto por punto la estrategia de su partido, el cual, queriendo ampliar la base, ha conseguido desarticular la virulencia independentista, provocando, paradójicamente, que su electorado también se desactive, se vaya a la playa y decida castigarlos no votando. Tiene mucho mérito, consellera, el hecho de seguir haciendo la misma política errónea de su predecesor, pero sin histrionismo, sin levantar polvareda, ni enardecer los ánimos del personal educativo. Enhorabuena, Sra. Simó, porque durante 14 meses, los ha tenido bien dormidos.
Imaginamos, exconsellera, que usted también se tomará unos días de vacaciones, como nosotras, que estamos bronceándonos en la playa mientras hacemos balance de su mandato y de nuestro trabajo de vehiculadoras de las muchas quejas que genera la Conselleria d'Educació. Entre bañito y bañito, nos hemos dado cuenta de que, con franqueza, como educativamente hablando no es que haya hecho demasiada cosa (siempre decía usted, yendo tirando, que necesitaba tiempo para aterrizar y, para cuando se ha puesto a gestionar, la cosa ya se le ha acabado), la mayoría de las quejas que nos han llegado contra su gestión han tenido más un perfil político que educativo. Mire si no es el caso de los consejos que, para empezar, le dirigía una compi de su partido sobre cómo sobrevivir en tiempo de caída electoral y debacle política, pasando por una consultora de Unicef que le exigía tomar partido contra el genocidio de Gaza, y continuando con una vendedora de muebles quejumbrosa del incumplimiento de contratos económicos por parte del departamento. Y así hemos llegado al final del camino, es decir, a su amigui de los comunes que le recomendaba hacer posibilismo político aviniéndose a formar a un tripartito como el que están urdiendo. Aunque pensándolo bien, y como usted sabe muy bien, todo lo político es educativo y todo lo que tiene que ver con la educación es política, ¿o no?
Como Les Tietes en el fondo siempre acabamos cogiendo cariño a los consellers y conselleres que nos dan tantos dolores de cabeza, ahora nos atreveremos a darle un consejo con respecto a su futuro profesional: dedíquese usted, Simó-la-pacificadora, a tiempo para el próximo congreso de noviembre, a apagar los fuegos internos de su propio partido y antes de que se acaben combustionando el Junqui, la Marteta y todos los militantes que vienen detrás. Rehaga puentes, exconsellera, para evitar que la supuesta izquierda independentista se convierta al final en una fratricida "grieta unionista". Créanos, se le viene trabajo, Sra. Simó, y del grande; pero como ya le decía al Cambray, antes de irse, Gala Gai, su dircom dimisionaria, "Don't give up, #you can!".
Hace mucho bochorno y nos queremos despedir, pero aprovechamos la ocasión para recordarle que ha dejado un buen montón de temas pendientes y candentes que ahora deberemos dirigir a su sucesora, como el negocio de la digitalización en las aulas, la desatención del alumnado con necesidades educativas especiales, la obra de gobierno para revertir la caída en picado de los resultados educativos y, lo que será el tema estrella de la consellera Niubó, es decir, las medidas para enderezar (o no) la casi extinción del catalán en el sistema educativo.
Por lo tanto, como las conselleres pasan, pero Les Tietes se quedan, queremos dejar claro a la Sra. Niubó que Les Tietes "todavía estamos aquí" y no para pronunciar discursos de cinco minutos. Nosotras no pensamos desaparecer acto seguido ataviadas con sombreros de paja, porque llevamos la justa desobediencia educativa en el ADN.
Aproveche para cargar bien las pilas, Sra. Niubó. Nos vemos en las cartas de ElNacional.cat, después de las vacaciones y con el retorno a las aulas achicharradas.
Cordialmente,
"Les Tietes à la plage"