Hemos tenido que esperar que se acabara el verano en que no han faltado, precisamente, noticias, para tener dos noticias de verano de las de toda la vida. La primera es la de ligar en el Mercadona. Nuevo fenómeno viral en España. Dicen, dicen, dicen que todo empezó por la actriz Vivy Lin, que hace unos días compartió un vídeo en TikTok explicando cómo se liga en esta cadena de supermercados. El post se hizo viral y muchos usuarios reaccionaron asegurando que mucha gente va con este propósito.

A estas alturas, ya habrán leído que lo más importante es ir entre las 7 y las 8 de la tarde, coger una piña, colocarla boca abajo en tu carro y, luego, acercarte a la sección de vinos y chocar con el carro de alguna persona que te guste y que veas que también lleva una piña del revés. Eso, si superas los 40 años, claro. Si tienes entre 19 y 25, tienes que ir a la zona de congelados y, entre 25 y 40, la idea es ir a la sección de pescadería. Eso, si te importa la edad, claro.

El asunto, como comprenderán, es un poco sospechoso. Dicen, dicen, dicen que hace 7 años que intentan colocarnos esta campaña viral hasta que ha cuajado, a mayor gloria de Juan Roig. De hecho, en el 2018 la cadena alemana Edeka lanzó una iniciativa para que los clientes solteros pudieran conocer posibles amantes entre las seis y las ocho de la noche, cosa que, efectivamente, nos ayuda a conspirar.

Al poder, el económico o el político, siempre le interesará más tenernos ocupados ligando en el Mercadona que en la calle.

En fin, no lo sé. Todo eso debe ser para los que piensan que el amor lo eliges en un sitio y a una hora, cuando normalmente es una cosa más inesperada. Pero es verdad que hay lugares y acontecimientos en los que toda la vida se han buscado los rollitos. Pongamos por caso las fiestas mayores, cosa que nos lleva a la segunda noticia típicamente veraniega, ni que sea porque estas son las fechas de la fiesta mayor de Granollers. Los Blaus han organizado el taller Técnicas aplicadas de guerrilla urbana. Introducción a las principales herramientas tecnicotácticas para una estrategia subversiva. Y se ha armado un pollo descomunal. Se han enfadado los Mossos, la policía, la fiscalía, los diarios, todo el mundo.

Obviamente, el taller era una parodia. Lo curioso es que nadie se queje de que todavía se representen batallas de moros y cristianos, pero sí de esta otra representación. Yo estoy con Manuel Delgado, que defiende los vasos comunicantes entre fiesta y revuelta y que la cultura popular no es solo el folclore de los gigantes y los capgrossos, sino el lenguaje a través del cual se expresa el poder de la gente sin poder. O sea, el pueblo. O sea, que las fiestas mayores —o lo que sea— están muertas si las organiza un ayuntamiento o cualquier administración. Porque nunca será subversivo. Y, de hecho, la misma Generalitat financió el libro Calle, fiesta y revuelta, en el que participaba Delgado, y otros autores, con lo cual deben estar a favor del taller en cuestión.

Al poder, el económico o el político, siempre le interesará más tenernos ocupados ligando en el Mercadona que en la calle. De fiesta o de revuelta, que es lo mismo.