El conflicto en Ucrania debería llegar a su fin, según la propia agenda que tenían los principales actores. Es decir, todo está previsto para que el conflicto armado terminase durante este año, y de este modo, las empresas que ya se están repartiendo las obras de reconstrucción de Ucrania, pudieran comenzar a operar. De hecho, algunas ya lo están haciendo.
Kiev está cada vez más débil, con un Zelenski que ha sobrepasado ya todos los límites legales y temporales para mantenerse al frente de la nación de manera legítima. Rusia lleva meses diciendo que está dispuesta a negociar la paz, encontrando siempre excusas absurdas por el lado ucraniano (sobre todo por los que le apoyan, y especialmente, Estados Unidos). En lugar de ayudar a resolver el conflicto y a que cesen las muertes y destrozos, los "amigos" de Kiev no dejan de echar gasolina al incendio. El más reciente, nuestro presidente, que ha decidido, sin debate, enviar mil millones para armamento, generando un conflicto entre los socios del gobierno. Rusia avanza en el mapa y la situación en el gobierno ucraniano deja claro que su presidente está cada vez más solo.
Se ha organizado una reunión en Ginebra para abordar las condiciones relativas a un acuerdo de paz, pero no se ha invitado a Rusia al encuentro, y distintos líderes han anunciado ya su ausencia. Entre ellos, posiblemente, el propio Biden, que podría no acudir. En este contexto, aparece el Secretario General de la OTAN, seguido de la mano por Blinken, Secretario de Estado norteamericano, con la "inteligente" idea de pasar la línea roja y autorizar a Kiev a que ataque en territorio ruso. Un hecho que, hasta ahora, era absolutamente impensable por las enormes consecuencias que esto puede tener para los aliados atlánticos.
Esta semana, los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN han asistido a una cumbre informal en Praga para buscar ayuda adicional a Kiev. En la reunión, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, ha dicho que la guerra en Ucrania "es una guerra de agresión. Rusia ha atacado a otro país, ha violado el derecho internacional, ha invadido Ucrania y Ucrania tiene derecho a la autodefensa. Y esto también incluye el derecho a atacar objetivos militares legítimos dentro de Rusia". Utiliza así el argumento que a Israel le ha funcionado durante los primeros meses de su masacre contra el pueblo de Gaza. Lo que antes era impensable, implanteable, ahora ya es una realidad: traspasar la frontera y atacar puntos en territorio ruso es un hecho de tal gravedad, que supondría meternos de cabeza en una Tercera Guerra Mundial, que se lidiaría, fundamentalmente, en suelo europeo.
Rusia lleva meses diciendo que está dispuesta a negociar la paz, encontrando siempre excusas absurdas por el lado ucraniano
La insistencia de Zelenski, unida a una situación crítica en el campo de batalla, ha sido suficiente para que Biden haya dado luz verde a Kiev para que ataque a Rusia con armas estadounidenses, supuestamente para defender el territorio de Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania, que está a 20 kilómetros de la frontera rusa.
En la reunión celebrada en Praga, el propio ministro checo de Asuntos Exteriores, Jan Lipavsky, agradeció a los países que se sumaron a la iniciativa checa para entregar las municiones a Ucrania "que tanto necesita". Y acordaron que, será el mes que viene, dentro de unas semanas, cuando "se hará la primera entrega física y los primeros lotes a Ucrania para que pueda utilizarlos para defenderse de una bárbara invasión rusa". La próxima cumbre de la OTAN se celebrará en julio en Washington.
En este periodo se producirán las elecciones europeas, por lo que todavía tenemos un margen de esperanza para pensar que, quizás, la nueva UE pueda querer ganar tiempo y marcar un paréntesis en esta locura a la que nos empujan. Pero no estaría de más que nos pusiéramos en marcha para exigir a nuestros gobiernos un posicionamiento contrario a esta barbarie. De momento, hay que decirlo, Madrid y Roma se han opuesto al planteamiento hecho por Washington y Alemania. España, a través del ministro de Exteriores, Albares, ha dicho claramente que "por ahora" no autoriza a Ucrania a usar armas españolas en territorio ruso. Estonia, Dinamarca o Países Bajos han dado ya su visto bueno.
Y mientras tanto, el servicio militar obligatorio vuelve a países donde había sido erradicado. En un portal húngaro de información, Divány, se repasa la situación del servicio militar obligatorio en Europa, y es sorprendente comprobar cómo son ya varios los que están activándolo de nuevo. En las últimas semanas, no solo los líderes de la UE, sino incluso los dirigentes de la CDU alemana, han planteado la idea de reintroducir el servicio militar obligatorio. La CDU alemana aprobó en su congreso a principios de mayo una propuesta según la cual los jóvenes deberán estar obligados a prestar servicio militar durante un período determinado en el ejército o en el sector social. Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo, hizo una declaración en el mismo sentido hace poco, diciendo que extendería el servicio militar obligatorio a todo el continente europeo. Una iniciativa que también contaría con la participación de las mujeres, algo que antes no sucedía. Se incluirían así a todos los ciudadanos con 18 años cumplidos. Dinamarca planea introducir el reclutamiento de mujeres en 2026. El servicio militar es obligatorio ahora mismo en Chipre, Grecia, Austria, Lituania, Letonia, Estonia, Finlandia, Dinamarca y Suecia. Letonia tomó la decisión en el año 2023. Finlandia acaba de decidir al respecto del servicio militar obligatorio. Y ahora mismo, en plena campaña electoral, Sunak, de Reino Unido, se propone recuperar el servicio militar en Reino Unido, aunque ha reconocido que en su planteamiento no está previsto sancionar con pena de prisión a los insumisos.
No estaría de más que nos pusiéramos en marcha para exigir a nuestros gobiernos un posicionamiento contrario a esta barbarie
Otro "que tal baila" es Macron, de Francia. El anuncio lo hizo en 2018, y anunció que implantaría un servicio militar obligatorio para chicos y chicas desde los 16 años, en el marco de un Servicio Nacional Universal. Comenzó la experiencia piloto en 2019 y continúa en marcha, hasta que, en 2026, entre en vigor de manera definitiva. En España, por el momento, no parece probable. Pero todo está por ver. Y teniendo en cuenta el panorama actual, no estaría de más que comencemos a movilizarnos, también contra lo que pueda venir en este sentido.
Muchas veces nos preguntamos cómo es posible llegar a una situación de conflicto devastador. Todos sabemos que las decisiones no las toma la ciudadanía, sino los líderes, que —por intereses que se nos escapan— envían a los hijos de los demás a la guerra. Sabemos, porque siempre ha ocurrido igual, que cuando la población quiere darse cuenta del terror en el que le han sumido, es ya demasiado tarde. Ahora, de hecho, ya es tarde, pero todavía hay tiempo para concienciarnos y reivindicar nuestro derecho a la paz.
No se trata de ponerse del lado de un bando. No se trata de "ser prorrusos". Se trata de ser "pro-paz". Esto no va de colores, no va de fronteras ni de banderas. Porque los muertos los ponemos nosotros. Y ya va siendo hora de que la ciudadanía, de una vez por todas, frene a los que dicen representarnos cuando nos empujan a un punto sin retorno. Son sus guerras, son nuestros muertos.
Recientemente, Reino Unido avisaba a su población sobre la necesidad de mantener víveres y útiles en casa que permitan sobrevivir varios días sin electricidad ni recursos. No especificaban la razón de un posible desastre que hiciera tener que tirar de agua embotellada, conservas, generadores de energía y mantas. Pero recomendaba encarecidamente a su población que estuviera preparada ante "una catástrofe" inminente. Es información útil para tenerla en cuenta. Aunque olvidaron advertir a su población de la importancia de movilizarse a favor de la paz. Nosotros deberíamos tomar nota y ponernos en marcha para exigir que nuestro gobierno deje de una vez por todas de echar más leña al fuego, de enviar armas y financiar una masacre. Nuestras vidas están en peligro. Y vamos tarde.