Ella podría ser mi madre. Hace quince años que batalla con el cáncer, que convive con los cánceres, en plural en su caso. Los avances científicos hacen posible estas arduas batallas de largo recorrido que brindan fases con momentos para todo, de hundirse un tiempo y de revivir acto seguido, si bien va pasando factura.
Pero no. Ella, hoy, no es mi madre sino Nialó. Tiene un cáncer en la sangre. Como yo. Pero en su caso es una leucemia. Se la diagnosticaron a punto de cumplir ocho años y el pronóstico era que tendría que someterse a un tratamiento de dos años. Lleva uno. Entrando y saliendo del hospital. No es fácil adaptarse. Ni para ella, ni para sus padres. Siempre he pensado, desde que me diagnosticaron el mieloma múltiple, que he tenido suerte que me haya tocado a mí y no a mis hijos. Sería inmensamente peor. Tengo una niña, Neus, que acaba de cumplir 10 años, y un preadolescente de 12, Joan. Y solo de pensarlo me estremezco.
El caso es que el padre de Nialó le hizo saber que me ingresaban en el hospital para hacerme un autotransplante precedido de una doble sesión de quimioterapia que, como mínimo, me dejará calvo una temporada. Pero ella ya hace meses que se ha adaptado a prescindir de la cabellera. Su madre, para acompañarla, estrenó un nuevo look. Lucía el pelo largo y ahora lo lleva bien rasurado. O sea que no me vendrá de aquí. El pelo vuelve a crecer más temprano que tarde. Así es que Nialó quiso tener un detalle conmigo que me llegó al alma. Me emocionó, lo escuché con la lagrimilla a punto de rebosar.
Sobreponerse a la adversidad no es fácil. Pero intentar afrontarla con la mejor de las actitudes es básico para salir adelante y para el entorno que te rodea. Obviamente, solo con fuerza de voluntad no es suficiente. Es imprescindible disponer de buenos medios, de una buena sanidad, universal
Este es, tal cual, el mensaje que me hizo llegar Nialó, una niña de 9 años que tiene que vivir con una leucemia. “¡Hola Sergiii! Mi padre me ha dicho que te ingresan hoy. Pero no pasa nada. Tranquilo. Yo también he estado más de un mes sin salir del hospital. Es un poco aburrido. Pero puedes aprovechar para hacer lo que te guste hacer. Muak, mmuaaaak... Muchos ánimos. ¡Adeeeeeeu!”. Este consejo también me lo había dado Rafa, un exdiputado, que en 2012 sufrió otro cáncer en la sangre, un linfoma. El consejo de Rafa era más sofisticado, más elaborado. Pero es el de Nialó el que me ha emocionado con su voz dulce y alegre, con el entusiasmo que lo expresa y por cómo lo vive.
Te hace pensar y te obliga a asumir el reto con la cabeza alta. Es así de claro, si una niña de nueve años planta cara a la adversidad con este coraje yo no puedo hacer el mierda, que es una palabra que de vez en cuando me deja caer Carles cuando resuelve “eres un mierda” con esta costumbre que tenemos los catalanohablantes de recurrir a un insulto en castellano porque nos debe parecer más contundente. No sé si por suerte o por desgracia no solo me lo dice a mí. Se lo suelta a cualquiera y no siempre con la estima que, en el fondo, siempre quiero interpretar cuando me lo dice a mí.
Un buen amigo de la familia, amigo común, me hizo llegar una foto de él con Nialó de este sábado. Me hizo sonreír porque se parecían bastante. Él, arropado a su lado, y con una calvicie prominente que amenaza con alopecia. Pasaban la noche en un parque infantil en una de estas salidas que Nialó intercala con las entradas en el hospital. Decidieron tener un segundo detalle, posaron para el fotógrafo y me enviaron una foto. El caso es que no sé si lo pretendían, pero se parecían como dos gotas de agua exhibiendo sendas cabezas desprotegidas de cubierta vegetal. Pronto parece que me podré sumar. Eso sí, que espero que para Nialó y para mí sea temporal. Para el padrinito, que está sano como un roble, creo que el futuro es irreparable en este punto. No solo no le volverá a crecer, sino que temo que irá a más. Ley de vida. Como se suele decir, dentro de cien años, todos calvos.
Sobreponerse a la adversidad no es fácil. Pero intentar afrontarla con la mejor de las actitudes es básico para salir adelante y para el entorno que te rodea. Obviamente, solo con fuerza de voluntad no es suficiente. Es imprescindible disponer de buenos medios, de una buena sanidad, universal. Que es lo que todavía tenemos en Catalunya, que es de hecho para lo que sirven el grueso de los impuestos que pagamos, aunque nos toque de lleno vivir una época de rebrote de una tendencia que hace del impago de impuestos, en nombre de la libertad, su bandera. Otro tipo de cáncer, en fin.