Entre enero y febrero de 1939, medio millón de españoles cruzaron la frontera con Francia. 100.000 de estos derrotados fueron enviados a la playa de Argelers, en el Rosselló, y rodeados de vallas de alambre. Para protegerse del frío, tenían que hacer agujeros en la arena. 300 personas murieron en una playa quilométrica que en agosto está repleta de turistas y donde ahora hay un paseo que por la noche tiene más actividad que cualquier población de la Costa Brava. El visitante que contempla esta Platja d'Aro de la Catalunya Nord quizás es tan poco consciente de su historia como lo son las autoridades españolas, que siempre han vivido de espaldas a esta realidad, aunque un poco más abajo, en Cotlliure, se encuentre la tumba de Antonio Machado, uno de los exiliados ilustres de la agonía republicana. Veremos qué pasa, ahora que se cumpliran 80 años de La Retirada.
Paradójicamente, en octubre de 2015, el entonces primer ministro francés Manuel Valls, pidió disculpas en nombre de Francia por el trato inhumano que recibieron los miles de refugiados españoles que cruzaron la frontera en 1939. "Fueron humillados. Se les quiso quitar la dignidad. Los que huían en busca de la libertad esperaban otro tipo de acogida. Esto no es Francia". Valls lo dijo en la inauguración del memorial del campo de Rivesaltes, donde encerraron a más de 20.000 derrotados. La mitad fueron luego a los campos nazis. La mayoría no volvieron. Valls es de Barcelona. Pero en este perdón pudo más el hecho de que en el Rosselló, incluidas las autoridades, hay supervivientes de Rivesaltes y miles de descendientes. Con Valls, ese día se paseó Pierre Aylagas, alcalde socialista de Argelès-sur-Mer, hijo de un campesino castellano que sobrevivió en la playa del pueblo del que ahora es alcalde. Ese día, el máximo representante español fue el cónsul en París. Sí que fue la entonces consellera de Governació, Meritxell Borràs.
No es España un país que conviva bien con su pasado. Y menos con el de la Guerra Civil y el franquismo. Van pasando los años, pero cada vez que se reabre este pasado, aparecen las dos Españas. Los azules contra los rojos. Y los naranjas contra los morados. Se podría pensar que con unos dirigentes de la derecha menores de 40 años, esto cambiaría. Pero aún es desesperadamente peor. Y tenemos, pues, a un país incapaz de su reconciliación interna, por mucha Transición de la que se presuma, como vemos ahora con la exhumación de la momia de Franco y la imposibilidad de convertir el Valle de los Caídos en algo que no sea un mausoleo franquista. Sin reconciliación interna, como puede entonces España hacer como otros países y pedir disculpas, por ejemplo, por el genocidio americano?
Sin reconciliación interna, como puede entonces España hacer como otros países y pedir disculpas, por ejemplo, por el genocidio americano?
A 15 minutos de Argelers se encuentra Elna. También una huella viva del pasado y donde se puede visitar la maternidad donde aquellas mujeres refugiadas en Rivesaltes iban a parir, gracias a Elisabeth Eidenbenz, la enfermera suiza la memoria de la cual se recuperó demasiado tarde. Como España ignora esta realidad, nadie pensó que en Elna se podían esconder las urnas del 1 de octubre, como así fue. Porque en Europa ya no hay fronteras, a pesar de que Elna se encuentra administrativamente en Francia, como se empeñan en pensar los predicadores del apocalipsis del España se rompe.
El ministerio del Interior de Grande Marlaska ha decidido enviar a Catalunya a 600 antidisturbios justo antes de la Diada. El cuartel del Bruc, que llegó a ser casi un desierto, parece ahora un avión de Vueling en verano: amenaza con el overbooking. A este dato se añade el hecho de que el ministerio ha suspendido la salida de Catalunya de 300 guardias civiles que debían volver a su destino. Al menos hasta el 15 de octubre. Y esta noticia, además, llega pocos días después de que el juez de Barcelona que investiga las cargas del 1-0 haya citado como imputados a tres policías llamados nacionales por su acción indiscriminada en la escuela Pau Claris por haber actuado de manera "claramente desproporcionada e, incluso, peligrosa". Además, hay otro policía, el de la imagen icónica de la "patada voladora", que no está imputado porque en el vídeo no se puede ver el número de identificación. El propio juez no entiende por qué los ciudadanos son arrojados escaleras abajo sin miramientos.
Pérez de los Cobos, Rajoy, Soraya y Millo tendrían que estar imputados y no los políticos catalanes acusados de rebelión
Los portavoces de la policía siempre han dicho que ellos cumplían órdenes. Si provenían del coronel Diego Pérez de los Cobos, el simpatizante de Tejero debería estar imputado. Como debería estar imputado el ministro Zoido, el expresidente Rajoy, la exvicepresidenta Soraya y el ex delegado del gobierno español en Catalunya Enric Millo. Ellos deberían estar imputados y no los políticos catalanes acusados de rebelión, porque suyo es en exclusiva el uso de la violencia. Pero, más allá de las causas judiciales, deben pedir perdón. Debería hacerlo De los Cobos. Debería hacerlo Millo. Deberían hacerlo Soraya y Rajoy. Pero como no lo harán, la Policía Nacional, la Guardia Civil, el gobierno de España y el rey Felipe VI tienen pendiente pedir perdón. Si Pedro Sánchez quiere ser consecuente con lo que ha predicado con el desagradable eufemismo de "desinflamar", puede empezar por aquí. En lugar de enviar policías por miedo a conflictos que no han existido nunca, que pida perdón por la violencia del 1-0. Pero no cuenten con ello. Si España es incapaz de mirar qué pasó hace 80 años, no será capaz de mirar lo que sucedió hace apenas uno.