El objetivo de una renta más alta no es solo ser rico. El objetivo de una vida más larga no es solo tener más tiempo. El objetivo de todo ello es vivir en libertad más tiempo. Y la libertad de dedicar el tiempo, por ejemplo, a crear música tiene que ver con todo esto, como enseñó Elvis Presley un sábado por la noche a todo un país y, de rebote, a todo el mundo. Y, si no, que le pregunten a Bruce Springsteen, que quedó tan impactado viéndolo por la tele que a los siete años tuvo que alquilar una guitarra durante 15 días para intentar imitar a su ídolo, porque en los años 50 en Estados Unidos —¡en Estados Unidos!— era un lujo poder pagar 25 dólares por este instrumento. Escuche la historia entera en Springsteen on Broadway, que puede ver en Netflix, y emociónese con la canción que compuso el Boss para su madre Adele, The wish, que es quien le pudo acabar comprando una guitarra japonesa que le ha traído todo lo demás.
Las crónicas del recital, basado en su libro de memorias, no se fijaron mucho en la parte de la guitarra. De hecho, cuando salieron publicadas las memorias, los titulares se centraron en el drama de la mala relación de Bruce con su padre, Douglas, que sufría una depresión que el cantante ha heredado. Pero harían bien en fijarse en la historia de la guitarra. Y harían bien en escucharla los que vean el documental. Porque en este mundo de estadísticas, encuestas y medias, me ha parecido sensacional un dato que no había visto nunca publicado en ninguna parte. La de guitarras per cápita en el mundo. ¿Sabíais que hemos pasado de tener 200 guitarras por cada millón de habitantes a tener 11.000? ¡Desde el 1962 al 2014, hemos pasado de 200 guitarras por cada millón de habitantes a 11.000! Y eso quiere decir que el mundo es mejor y más libre.
El dato aparece en el libro póstumo de Hans Rosling, un médico, profesor de salud global y educador público sueco, célebre por sus TED Talks, al que el catedrático Xavier Sala i Martin le dedicó, hace un año, su último Economia en colors en TV3. Ahora, Isabel Martí ha editado el libro Factfulness en La Campana. En él, Rosling explica que los hechos, los datos, demuestran que el mundo va mejor de lo que pensamos —sobre todo si somos usuarios de Twitter— y explica las razones que hacen que no lo veamos tal y como es. Básicamente, nos atraen las cosas negativas. Nos llama más la atención Douglas Springsteen que Adele. Y luego sucede que aparecen monstruos como Donald Trump y todos sus enanos, incluidos los locales.
El instinto de la negatividad lo ha hecho imprescindible la genética humana para sobrevivir, porque nos alerta de los peligros
Este instinto de la negatividad lo ha hecho imprescindible la genética humana para sobrevivir, porque nos alerta de los peligros. Pero no nos deja ver la realidad tal y como es. Y esto incluye la economía, pero también la política. Es verdad que en el mundo hay cosas que van mal. Sería estúpido negarlo. Pero también sería estúpido negar la realidad de lo que va bien solo porque la naturaleza nos hace ser negativos. Ahora bien, la buena noticia es que la negatividad se puede mantener a raya. Rosling pone un ejemplo. Imaginemos a un bebé prematuro en una incubadora. Su estado de salud es gravísimo. Tiene la respiración monitorizada, así como el ritmo cardíaco y otros parámetros vitales. Al cabo de una semana mejoran todos los parámetros, pero el bebé debe seguir en la incubadora porque su estado es grave. ¿Tiene sentido decir que el bebé mejora? Sí. ¿Tiene sentido decir que está mal? Sí. ¿Decir que mejora significa que ya no hay que preocuparnos? No. ¿Sirve de algo elegir entre mal y mejor? No. Ambas cosas son ciertas. Está mal y mejor. O mejor y mal. Y así es como deberíamos mirar el mundo, dice Rosling.
Muy bien. Apliquemos ahora esta manera de ver el mundo a la política. ¿Existen presos políticos y exiliados? Sí. ¿Hay un antes y un después del 1 de octubre? También. ¿La república existe? No. ¿La política española está tan condicionada por Catalunya que no se estabilizará el Estado sin una solución política? También. ¿En España crece la extrema derecha de Vox? Sí. ¿Las generaciones menores de 40 años están dispuestas a hacer cambios profundos, incluso a liquidar la monarquía? También. Y, si no, ¿a santo de que el Rey dedica su discurso de Navidad a estos dos temas? ¿A santo de qué el Rey implora convivencia y busca la complicidad de los jóvenes?
Felipe VI Implora convivencia a pesar de ser el instigador del a por ellos porque ve peligrar la monarquía por Catalunya. Y se dirige a los jóvenes aunque él tiene trabajo asegurado desde que nació porque ve peligrar ese trabajo por algo que se llama crecimiento vegetativo.
¡Hizo bien el amigo Xavier en titular el programa Al loro, que no estamos tan mal!