"Los tribunales no podrán tomar ningún partido, directa o indirectamente, sobre el ejercicio del poder legislativo."
Ley Francesa de 1790
Es tradición judicial irse de vacaciones en agosto con la mesa limpia. Agosto es un mes inhábil, en el que sólo se cubren las cuestiones urgentes, por lo que la mayoría de los jueces, fiscales y abogados se reservan el dolce far niente para esas fechas. Así que no es raro que el mes de julio sea el más doliente para los operadores jurídicos y hasta para los periodistas: unos, porque se zambullen en todo lo pendiente para dejarlo resuelto; los otros, porque se les llena el cajetín de notificaciones con resoluciones, con plazos de recurso o informe y otras zarandajas leguleyas que deben contestar antes de irse, a su vez, a descansar.
Este julio no está siendo diferente, con la peculiaridad de que entrada en vigor la ley de amnistía, en las mesas judiciales se acumulan un montón de cuestiones pendientes relativas a su aplicación, a su elevación a Europa y, en algunos casos, a rocambolescas estrategias de extraños jueces que consideran que están en un juego de rol para tirar el gobierno en unos telediarios. Y lo cuentan. Lo de ayer fue un festival; un festival con traca final y farolillos. Se me puso perdido el correo y el guasap de autos, providencias, recursos y todas esas cosas que enguarran tanto el escritorio. Total, ya ven, los jueces los limpian y a mí se me ensucia. Veamos a ver si podemos dar un golpe con la mano sobre tanto papel timbrado y hacer un poco de luz en cómo quedan los diversos procedimientos. A día de ahora, no lo olviden. Que en el afán de hacer limpieza aún nos quedan dos o tres semanas de pirotecnia.
En el terrorismo fake de Tsunami, las aguas han vuelto a su cauce. La determinación por parte de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional (AN) del "olvido" de García-Castellón de realizar la prórroga de la instrucción cuando tocaba ha dado al traste con el montaje. El lunes sobreseía raudo y veloz el propio instructor del errorcito —volvió expresamente de vacaciones para hacerlo— y, obviamente, ayer la instructora del Tribunal Supremo de la parte que afectaba a Puigdemont y Wagensberg hizo lo propio. Borrón y cuenta nueva. Cuando la causa está viciada por una ilegalidad como esa, todo decae. Ténganlo presente que luego veremos cómo al juez de los rusos esto se la trae al pairo.
Coincidiendo con el archivo por causas procesales de la causa loca por terrorismo, se ha hecho público un manifiesto de insignes juristas de todos los signos que se llevaba gestando ya hace. En él, junto a otras consideraciones, se pide al legislador que reforme el artículo 573 del Código Penal —el que se ha usado para considerar terrorismo Tsunami— y evitar así que pueda volver a ser usado de forma "creativa" para convertir la protesta con desórdenes en un delito de terrorismo. No es baladí ni por el contenido ni por quién lo firma y ni el Tribunal Supremo ni los grupos parlamentarios deberían echarlo en saco roto. El primer firmante que llama la atención es el catedrático Berdugo, precisamente hermano del magistrado Berdugo de la sala II, que fue el mismísimo ponente de la admisión en el Supremo como terrorismo de la causa contra Puigdemont. Familia que discrepa en derecho, permanece unida. Pero no es la única firma de peso. Los dos catedráticos decididamente contrarios a la amnistía —Quintero Olivares y Lascuraín— también ven desaforada esa interpretación del terrorismo contra los catalanes. El venerable autor de best-seller de derecho penal, Muñoz Conde, con el que probablemente habrán estudiado los propios jueces, y el también best-seller Víctor Moreno Catena suscriben el reproche, como Adela Asúa, vicepresidenta emérita del TC y miembro del Consejo de Estado; Luis Arroyo Zapatero, primo del expresidente del Gobierno y exrector, magistrados de TSJ y así hasta 72. Digo yo que es para que los de la sala II se planteen qué han estado haciendo con esta cosa. Nos pasamos el día pidiendo a otros jueces y juristas que reprochen las interpretaciones locas y luego, cuando se deciden a hacerlo, no les prestamos atención.
Las canículas judiciales se quedan resumidas a Llarena y su instrucción y orden de detención y a Marchena y sus tres compañeros mártires. Ellos son ahora la reserva espiritual de la nación
Vamos a la cosa de los CDR. Festival de resoluciones. De momento, se suspende el procedimiento y se pide informe a las partes para saber su opinión sobre presentar una prejudicial al TJUE. Tanto hablar y aún no se ha remitido ninguna. Antes de las vacaciones sabremos sin duda si esta es la primera que se plantea o no.
Y he dejado para el último lugar al inefable magistrado Aguirre y su estrategia tumbativa con la cosa esa de Volhov. Aguirre sigue haciendo trampa. Fíjense que está recusado y querellado, porque, como les avancé, ha vuelto a dar la matraca con una historia que le ordenó la Audiencia de Barcelona archivar por los mismos motivos que a García-Castellón. Sólo que Aguirre se siente llamado a la gloria jurídica y política con este asunto —les remito a los audios que hemos podido oír en los que se ufana de ir a tumbar al gobierno— y para eso ha intentado tirar a la puerta del Supremo no ya desde el centro del campo, sino desde la portería contraria. Difícil que esto le salga.
No contento con esa reapertura desobediente, no ha tramitado los recursos sobre ella, no ha tramitado la recusación que se hizo y no ha dado traslado al fiscal. Y así, de puntillas y sabiendo que "el partido es él", para soslayar a sus superiores naturales de Barcelona, que saben que es un desobediente, ha intentado enviar el caso al Tribunal Supremo por si estos se lo reciben y siguen montando el numerito. Saben que hasta García-Castellón le contestó que de rusos no había nada. Saben que reabrió tramposamente y dijo en un auto que iba a hacer nuevas diligencias antes de mandarlo al TS; les digo que no hace ni ocho días de eso y ahora dribla sin diligencia alguna a ver si cuela. Me dicen que se va a llevar una ampliación de querella y que, desde luego, el Supremo verá si asume una causa que está viciada por esa orden de archivo y por tantas otras cosas.
Así las canículas judiciales se quedan resumidas a Llarena y su instrucción y orden de detención y a Marchena y sus tres compañeros mártires, dado que la quinta se le ha descolgado. Ellos son ahora la reserva espiritual de la nación. Verán que no han querido iniciar otra batalla en Europa y que se han llenado de redaños para afirmar que esa malversación de los políticos catalanes, esa en concreto, no es amnistiable. Entre tanto bosque de autos quedan en pie esos pilares incombustibles ondeando sus togas. Despejadas las vías más locas para no amnistiar a los que la ley quiere amnistiar, se han quedado con lo que les parece más factible defender. Es harto probable que el resto de las cuestiones imaginativamente graves y no amnistiables acaben en el cajón. Con lo que queda vale.
El verano judicial está a punto de empezar, pero no se inquieten, siempre queda alguien de guardia. Si finalmente detienen a Puigdemont y lo llevan a disposición judicial en pleno mes de agosto, habrá quien le reciba. Del resto de lo que suceda, ustedes saben más que yo con seguridad. Quedan tres semanas que van a dar mucho que hablar y, después, como me decía el fallecido Carlos Dívar, que fuera presidente del Tribunal Supremo: "Agosto en España todo lo cura". Eso es lo que siguen creyendo.