Después de las armas y la droga, el tráfico de personas es el más lucrativo del mundo y una de las formas en que pervive la esclavitud. Es fácil de deducir que la vulneración de los derechos humanos es total y que las personas que son víctimas de ello suelen ser sobre todo mujeres, vulnerables y pobres. Según el Protocolo de las Naciones Unidas del año 2000, el tráfico de seres humanos consiste en "la captación, el transporte, el traslado, el acogimiento o la recepción de personas recurriendo a la amenaza, el uso de la fuerza u otras formas de coacción, el rapto, el fraude, el engaño, el abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra con fines de explotación". Los tipos de explotación incluyen trabajos o servicios forzados, incluida la mendicidad, explotación sexual y laboral, adopción ilegal, matrimonios forzados, extracción de órganos, comisión de delitos y servidumbre doméstica. El tráfico de seres humanos no es el contrabando de migrantes, que sería la acción de facilitar la entrada de personas a un estado sin permiso, para sacar naturalmente beneficio económico. El tráfico es el comercio ilegal de seres humanos con el propósito de hacerlos esclavos y apropiarse de su dignidad, libertad y trabajo, y no solo es una grave vulneración de los derechos humanos, sino que está tipificado como delito (art. 177 bis del Código Penal español). Lo sufren sobre todo las mujeres, aunque el tráfico afecta a todo el mundo: el 70% de las víctimas son mujeres y niñas, y el fenómeno es ya una pandemia mundial. El tráfico incluye niñas a quienes obligan a casarse, trabajadoras que se convierten en esclavas y mujeres obligadas a la prostitución.

La fuerza, la coacción, la intimidación, las amenazas de quedarse sin papeles fomentan que sea muy difícil abordar esta problemática

Se están celebrando en Roma los 15 años ahora de Talitha Kum, una red de más de 200 religiosas de todo el mundo que se han unido en una alianza contra el tráfico de seres humanos. A la reunión se han unido también supervivientes que junto con estas monjas católicas están luchando contra esta lacra. El Papa las ha recibido y ha insistido en que, para ser eficaces contra este fenómeno criminal y odioso, hay que ser una comunidad y una red. El encuentro ha reunido a representantes de 90 países y está creciendo, lo que no equivale a una buena noticia, ya que indica que este delito está aumentando. La coordinadora de Talitha Kum, sor Abby Avelino, cree que si hay más gente joven informada, se podrá luchar más eficazmente contra esta plaga. El hecho de consumir ropa que proceda de consumo justo, por ejemplo, puede despertar en la gente joven esta conciencia. Entre las experiencias que se han oído estos días en Roma, muchos testimonios de mujeres que desde pequeñas fueron obligadas a trabajar en fábricas de ropa durante 12 y 15 horas, y la explotación continuaba después con matrimonios forzados siendo menores de edad. A pesar del drama incontestable, el ambiente del encuentro ha sido de lucha activa y de esperanza: el poder de la red, la resistencia de estas mujeres religiosas que no tiran la toalla, el interés de los medios de comunicación, los jóvenes que se hacen voluntarios para acabar con esta desgracia, son elementos de luz.

La fuerza, la coacción, la intimidación, las amenazas de quedarse sin papeles fomentan que sea muy difícil abordar esta problemática. Los centros de salud, las oficinas de acogida y asilo, las organizaciones civiles y, naturalmente, las fuerzas de seguridad y las administraciones son conscientes, pero ante un problema que es la esclavitud del siglo XXI no se puede ser inocente y pensar que solo pasa en países "difíciles". La gente que ahora es víctima del tráfico de personas está aquí al lado y lo sabemos también gracias a la Unidad Municipal contra el Tráfico de Seres Humanos y otras iniciativas que con recursos públicos están ya haciendo tantísimo. En Catalunya existen varias entidades que luchan contra el tráfico, como el grupo de trabajo coordinado por la magistrada Àngels Vives. Exploran las diferentes problemáticas que comporta el tráfico y han conseguido crear una guía de buenas prácticas para la instrucción y el enjuiciamiento de los delitos de tráfico de seres humanos. En el grupo también participan personas vinculadas en las Adoratrius-Sicar, en el Área de Reparación y Atención a la Víctima, en la Fiscalía Provincial de Barcelona, la Audiencia Provincial, la Universidad de Lleida o el Equipo de Asesoramiento Técnico Penal de Barcelona. El tráfico de seres humanos constituye una violación grave de la dignidad, la libertad de la persona y una forma de delincuencia grave. Los cuerpos policiales trabajan y en las redes hay hashtags como #contralatrata. Nuestro voto europeo también puede ser determinante para que la esclavitud desaparezca de Europa, porque, sí, también tenemos este problema nosotros, los ilustrados europeos que tanto amamos las libertades.