La primera semana de abril recibirás un correo o un sms indicando que ya tienes a punto el borrador de la declaración de la renta. En este documento constará el qué te ha pagado la empresa para la que trabajas. Será una cifra, la que sea, detallada al céntimo. También saldrá lo qué se te ha descontado en varios conceptos (cotización en la seguridad social, aportación a mutualidades...). Esta cifra también saldrá perfectamente detallada. Si además de tu trabajo habitual has recibido ingresos de algún otro sitio quedará perfectamente reflejado. Si vives en un piso de tu propiedad también constará. Si no dices lo contrario, aquel piso -que aparecerá en el documento con un número de referencia catastral tan largo como exacto- saldrá como vivienda habitual. Si resulta que tienes un piso en propiedad pero lo tienes puesto a alquiler, lo tendrás que hacer constar con los ingresos que has recibido. A su vez, el inquilino tendrá que hacer constar en su borrador que vive en este piso y qué es lo que paga. El número de referencia catastral y el del dinero del alquiler tienen que coincidir céntimo por céntimo. Si no, hay un ordenador que cruza datos y que emite un aviso, lo que en términos coloquiales se conoce como la máquina salta.

Cualquier otro movimiento que haya pasado durante el año fiscal, en este caso el 2024, quedará perfectamente registrado. Hechas las sumas y las restas entre lo qué has pagado por aquello recibido y lo qué la ley dice que tienes que pagar, al final de todo saldrá un importe total. Si la cifra sale en positivo, te tocará pagar aquella cifra. Podrás hacerlo de golpe el 30 de junio o en dos pagos, uno el 30 de junio y el otro en el mes de octubre. Si la cifra es negativa, es el estado quien te debe dinero a ti y tendrá todo el 2025 para abonarte esta diferencia. Se puede esperar a pagarlo hasta el 31 de diciembre a las 23:59 de la noche. Si lo hace después, te pagará con intereses.

Cada tres meses, si no detallas bien el IVA cobrado y el IVA pagado, la máquina salta"

Eso para un trabajador asalariado, lo que se conoce como régimen general. Si eres autónomo, la cosa se complica: cada mes pagas una cuota porque tú eres tu empresario y tú abonas tu cotización en la seguridad social. En cada factura que ingresas (cuándo la ingresas), el pagador destina una parte proporcional en impuestos, el IVA. De este importe (seguramente un 21% de la factura) eres depositario pero no propietario: mejor no te lo gastes porque una vez cada tres meses, el estado te reclamará este importe de IVA. Los meses de enero, abril, julio y octubre, tendrás que decir a Hacienda todas las facturas que has pasado, el IVA que has percibido y, por lo tanto, qué te toca pagar. Como mucho, en algunas compras relacionadas con tu actividad te podrás descontar parte de este IVA. Pero si no lo haces bien o no lo justificas cada trimestre -no cada año- también es posible que la máquina salte.

Acabo de describir una situación que en Catalunya se encuentran 4,4 millones de personas (3,8 millones de asalariadas y 600.000 autónomas). En el conjunto del estado son 24,7 millones (21,3 millones de régimen general y 3,4 millones de autónomos). Esta suma no es exactamente así porque hay miles de personas que son las dos cosas. Esta es otra particularidad: si tú tienes un trabajo fijo pero haces otras actividades complementarias, es mejor que -además de lo qué pagas en IRPF- te hagas autónomo. Más que nada porque si estas actividades complementarias suponen, al cabo del año, 15.876 euros de ingresos (el salario mínimo interprofesional), Hacienda considera que tienes un doble empleo y en cambio solo pagas impuestos por uno. Y entonces, la máquina salta.

Hisenda tiene controlados millones de contribuyentes, centenares de operaciones controladas y billones de euros sometidos a una trazabilidad formidable"

La gestión milimétrica de cada uno de estos casos hace que, sin duda, la Agencia Tributaria sea a estas alturas una de las administraciones mejor engrasadas del mundo, con una capacidad de cruzar datos y de no colapsar digna de admiración y aplauso. A estos millones de expedientes, además, hay que sumar las empresas, pequeñas, medias o grandes. En el caso de las explotaciones agrarias, el régimen es diferente, con un trato específico pero también con una complicación más acusada de documentación fiscal y administrativa. También hay gente exenta de no hacer nada de todo eso porque cobran muy poco, como algunos pensionistas y otros colectivos. Pero que no tengan que pagar no quiere decir que Hacienda no los tenga controlados, simplemente saben que -por ley- aquella cifra conlleva exención.

Sea como sea, son millones de personas registradas, centenares de millones de datos y operaciones controladas y billones de euros sometidos a una trazabilidad formidable. Los bizums, transferencias on-line y demás han acabado de hacer más esmerado el sistema. La cosa no acaba aquí porque a través de los depósitos bancarios de todas las entidades con sede fiscal en España, el estado puede saber cuánto dinero hay en ahorros. Nos vamos acercando al final de la ecuación: el estado sabe la cifra del dinero guardado en bancos, tiene todos los datos de aquello que cada uno de los contribuyentes ha recibido y ha pagado, e incluso tiene la información de lo qué un privado ha pagado a otro privado a través de facturas que contenían IVA. Si hace un contraste con todo eso, automáticamente puede saber cuál es la cifra de dinero en circulación que no controla, el famoso dinero negro, aquello que se paga en efectivo, sin factura de por medio y fuera del radar de la administración. Entonces, la máquina no salta.

El jefe de la UDEF de Madrid tenía 21 millones de euros en negro, el equivalente al IVA que 100.000 autónomos pagan en una factura de 1.000 euros"

El estado sabe que hay dinero negro pero le es muy difícil saber a quién lo hace correr y por lo tanto quién se está ahorrando pagar impuestos. El estado es el primer interesado en hacerlo aflorar porque son ingresos que, tal como dice una cuña de radio y de Spotify, sirven para hacer hospitales, escuelas o reconstruir el País Valencià: "Lo qué das, vuelve", dice la campaña. Por este motivo, para perseguir a los evasores de impuestos y recuperar el dinero negro, la Agencia Tributaria en asociación con el Ministerio del Interior (que es quien controla los cuerpos policiales) creó la UDEF, la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal. Allí donde no salta la máquina, la UDEF la hace saltar.

El jefe de la UDEF en Madrid ha sido detenido con 20 millones de euros en fajos de billetes emparedados en su casa y un millón más escondido en su despacho. Tanto controlar cada declaración de la renta hasta el último céntimo y 21 millones de euros son 1.322 salarios mínimos interprofesionales no detectados. Autónomos: si cada mes pasas facturas por un valor de 1.000 euros con un 21% de IVA (210 euros), estos 21 millones de euros equivalen a 100.000 facturas no presentadas. Por lo que sea, la máquina no saltó. Ah, por cierto, lo qué das, vuelve: 21 millones de euros es la cifra de inversión hecha por la Generalitat en el 2023 en el Berguedà, la Cerdanya y el Priorat, las tres comarcas sumadas. Piensa en ello la primavera que viene cuando hagas la declaración de la renta, o el próximo 20 de enero cuando, como autónomo, hagas el próximo cierre del trimestre.