Queremos mejores mentiras, mentiras que al menos nos las podamos creer, háganlas mejor, verosímiles. Que si un día las queremos repetir en la barra del bar o en el aperitivo familiar, ante nuestros adversarios políticos, no quedemos otra vez en ridículo, gentuza, que sois gentuza, que el ridículo ya lo hemos hecho bastante, buenas noches Jordi Sànchez, buenas noches Jordi Cuixart, buenas noches y tapaos todos un poco, por favor. Por poner un ejemplo, vosotros, los políticos catalanes que os consideráis a vosotros mismos, como si dijéramos, ¿verdad?, con un poco de imaginación, gente de orden, gente seria, gente de provecho, gente conservadora y liberal, no deberíais hacernos pasar tanta vergüenza. Os lo digo por vuestro bien, turiferarios, inútiles. A mí, personalmente, me da lo mismo lo que seáis, yo os lo digo por si algún día queréis presentaros a las elecciones y a la gente no se retuerza de la risa. Quienes están tanto por la ley y el orden, por el orden social, por el Ibex 35 y todo lo demás, ¿me quiere decir qué hacía usted votando el primero de octubre de 2017 contra la sagrada unidad de España?

En la vida todo no puede ser. ¿Los que ahora acusáis a los demás de antisistema, de subversivos, de anarquistas, de locos por qué no os lo hacéis mirar primero? ¿Por qué hemos sido precisamente estos locos y anarquistas los que hemos aguantado los golpes de la policía, los que os hemos pagado las fianzas y lo que no son las fianzas, My little darling, do you remember me? Que fue Artur Mas quien se abrazó a David Fernández de la Sandalia y se hizo independentista de un día para otro. Que fuisteis vosotros quienes dejasteis de mirarle el culo al Partido Nacionalista Vasco y al PP del Majestic y empezasteis a intimar con el pueblo. E incluso con el pueblo bajo, con los descontentos que no llegamos a fin de más. Con miserables. Nunca los habíais conocido personalmente. Nunca habíais estado en una cárcel. Por este camino, lógicamente, acabasteis en la cárcel y, sorprendentemente, eso os extrañó, eso no os lo esperabais, porque sois gente de orden, de una clase superior. Como no se lo esperaba Xavier Trias y Vidal de Llobatera al que le hicieran una campaña difamatoria, no, no, a otro quizás sí, pero ¿a él? A él no. Ni Jordi Pujol, a él no. Ni el policía Trapero. Los que no pueden soportar que silben a Carme Forcadell, de verdad, ¿esperabais que haríais votar a más de dos millones de personas en contra de la unidad de España y que no pasaría nada? ¿Qué haríais la revolución más limpia de la historia y que no caería ni un papel al suelo? Menos mal que decís que sois gente que tiene la cabeza sobre los hombros. Menos mal que sois los inteligentes, como Andreu Mas-Colell y Carles Viver i Pi-Sunyer. Tan brillantes académicamente como políticamente desastrosos.

A la hora de la verdad se ha visto que las distinciones entre derecha e izquierda, entre partidos políticos, son distinciones puramente fantasiosas

A la hora de la verdad, y este segundo gobierno de Pere Aragonès es una hora de la verdad, se ha visto que las distinciones entre derecha e izquierda, entre partidos políticos, son distinciones puramente fantasiosas. Que Ramon Espadaler trabaja para Miquel Iceta, que Pere Macias para Ada Colau o que Joan Puigcercós trabaja para David Madí precisamente para que no se caiga ningún papel al suelo. Que a la hora de la verdad los políticos sois como los profesores o los médicos o los basureros, un colectivo corporativista y del todo egoísta. Que se divide entre eventuales y profesionales, entre algo cínicos y aún más cínicos. El otro día gozaba al veros a todos, desde todos los medios de comunicación, nuevos y viejos políticos, nuevos y viejos comentaristas políticos, todos retratándoos para la eternidad, todos defendiendo con una sola voz la Santa Paga. Que nunca falte el gaseoducto umbilical con el que os nutre la administración pública. Que nunca deje de sonar la estentórea y abigarrada filarmonía de todos los coros de Clavé proclamando vuestra verdad.

Y vuestra terrible verdad es que sois de orden y no sois de orden, que sois de derecha pero de izquierda. De izquierda pero de derecha, que sois de aquí y sois de allá. Que, en definitiva, sois de lo que convenga. Sois oportunistas naturales, siempre partidarios del pueblo mientras el pueblo os vote a vosotros. Partidarios del pueblo mientras los podáis manipular. Sois simultáneamente una cosa y la contraria, porque os da igual Juana que su hermana mientras el salario llegue puntualmente. Cuando el pueblo decide daros la espalda, entonces os irritáis y empezáis a hablar de Vox y de Ciudadanos, de nazis. A hacer comparaciones que no son demasiado brillantes, a decir que vendrá el lobo y que se nos comerá a todos. Que vendrá el apocalipsis. Como la gente de orden suele ser gente de misa, aunque tampoco demasiado, por si las moscas, os recordaré solo dos cosas del famoso libro. Quien tenga orejas que escuche, porque parece escrito expresamente para vosotros: “Conozco tus actos, y que no eres frío ni caliente: ojalá fueras frío o caliente, porque así, como eres de tibio, ni caliente ni frío, estoy a punto de vomitarte por la boca. Porque tú dices 'soy rico, me he enriquecido y no me falta de nada', y no sabes que eres tú el infeliz, el miserable, pobre, ciego y desnudo.”

Luego está otro fragmento del Apocalipsis que parece escrito para describir la rabia de los catalanes contra la injusticia, contra la colonización española, contra vosotros, los colaboradores necesarios. Es la rabia de las revoluciones, que si no se aplaca un día u otro se desborda. “‘Usa tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque ya han madurado las uvas’. El ángel pasó por la tierra la hoz, vendimió el viñedo de la tierra, y puso las uvas en el gran lagar de la ira de Dios: pisaron en el lagar fuera de la ciudad, y salió tanta sangre que llegaba a las bridas de los caballos a mil seiscientos estadios de distancia”.