El canadiense Leonard Cohen, con aquella voz radiofónica, cavernícola y estimulante, lo cantaba: "Take this Waltz" (toma este vals), en una melodía adictiva. Kamala Harris, vicepresidenta de la Casa Blanca y candidata presidencial, se ha agarrado ahora a otro vals (Walz), el risueño pero siempre militar Tim Walz, un número dos nacido en la América profunda, en Nebraska, en el Midwest, la del rifle y los valores americanos pesados. De joven se trasladó a Minnesota, uno de los estados más septentrionales del país, que es donde ha sido gobernador. El número dos ha atravesado, por lo tanto, la mentalidad de estados del norte y del sur. Walz nació en West Point, el conocido lugar militar de los EE.UU. Ha sido maestro en una escuela pública y es veterano de la Guardia Nacional del ejército de los Estados Unidos, donde trabajó 24 años y llegó a ser sargento mayor.

Kamala Harris tiene 59 años, Tim Walz, 60. En el caso de Walz, no estamos hablando de un perfil elitista vinculado a las instituciones de Washington ni formado en Harvard o Yale. Walz nació y creció en entornos de lo que denominaríamos denominador común del americano tipo. Es un cristiano luterano a quien se le conoce por ser cercano a la comunidad judía. Kamala tiene el apoyo de los cristianos evangélicos, bautistas y luteranos afroamericanos. Escogió a Walz como vicepresidente y descartó a los otros candidatos, Josh Shapiro (judío) y Mark Kelly (católico).

El vals tranquilo de Kamala con Tim pretende desbancar el baile más acelerado que propone Trump

Walz milita en un sector de los demócratas rurales y progresistas. Ha sido un hombre a favor de las comidas escolares gratuitas y de rebajar impuestos para la clase media. Integra el grupo de los defensores de que poseer armas es un derecho y está a favor del matrimonio gay y del aborto y defiende la fecundación in vitro, uno de los temas que los seguidores de Trump quieren prohibir. Aficionado al deporte, especialmente al fútbol y el baloncesto, cree en la humildad: "Tienes que hacer el bien, y dejar que los otros hablen, no tú mismo". Pertenece a la Iglesia Evangélica Luterana de los Estados Unidos, concretamente, a la Pilgrim Lutheran Church en Saint Paul, que son teológicamente liberales.

Kamala ha escogido a un compañero de baile sólido. No es el prototipo elitista que toda la vida se ha preparado con la ambición de la Casa Blanca. Progresista y más de izquierdas que otros en su partido, pero feliz defensor de valores familiares que entusiasman a sus votantes que también quieren tener armas de fuego en casa. Walz ha sido profesor de instituto y conoce la compleja realidad americana, con sus tics racistas. No es una casualidad que las protestas por el asesinato de George Floyd tuvieran lugar en Minneapolis, en su estado. El candidato está sobradamente preparado para acompañar en esta danza a Kamala Harris, que ahora tiene que oír que le digan por parte de Donald Trump que "no está preparada para superar una entrevista" o que "va de negra", pero "antes no se definía así". Kamala es hija de padre de Jamaica y madre de la India.

Es la hora del baile. El vals (austríaco, con orígenes también italianos) tiene diferentes variantes: el vals caprice, el vals lento, el vals Boston. El vals tranquilo de Kamala con Tim pretende desbancar al baile más acelerado que propone Trump. Veremos qué ritmo se impone. Quedan tres meses de danza.