El mayor error del ministro Grande-Marlaska fue mantener al coronel Pérez de los Cobos en su cargo cuando accedió en junio del 2018 al ministerio, el mismo que cometió con el resto del equipo de Juan Ignacio Zoido en los puestos más destacados de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Incluso mantuvo gran parte del equipo de la llamada "policía patriótica" (incluida en su momento en la Dirección Adjunta Operativa —DAO— de la Policía Nacional) hasta, al menos, el verano del 2019.
En este contexto, es evidente que el cese del coronel es otro grave error, por su evidente conexión con su rechazo a facilitar una información de la cual no tendría que disponer, ya que el capitán-jefe de la policía judicial operante en el trabajo de la pericial requerida por el juzgado de instrucción n. 51 de Madrid en las investigaciones respecto de la relación entre el delegado del Gobierno y la manifestación del 8-M dependía sólo de esta jueza al amparo del artículo 125 de la Constitución. No obstante, esta dependencia judicial no justifica la parcialidad y graves inexactitudes de dicha pericial. Pero esta es otra historia.
Si la izquierda española piensa que gente como Pérez de los Cobos tiene un sitio en su gobierno, tienen un problema muy grave
Porque ahora surgieron dos problemas. En primer lugar, la existencia de una cadena de mando en la Guardia Civil (coroneles y generales retribuidos con grandes sueldos, muy superiores a los de los comisarios principales de la Policía Nacional) que reivindica su autonomía ante el Gobierno del Estado, sin duda porque se consideran parte de una élite funcionarial integrante del poder real o deep state. Pero también surgió el juego ambivalente del PSOE, que usó esta cadena de mando cuando le pareció rentable, a lo largo de todos sus gobiernos desde 1982.
Pérez de los Cobos se presentó de camisa azul falangista en un cuartel de la Guardia Civil el 23-F de 1981 para apoyar a los golpistas. Fue absuelto por falta de pruebas de una muy grave acusación por torturas en Euskadi en 1992 (en el juicio fueron condenados tres de sus compañeros) y dirigió el dispositivo de represión del Ministerio del Interior contra el referéndum catalán del 1-O del 2017, que causó 1.066 heridos y tuvo que ser detenido hacia las 15-16 h por Mariano Rajoy ante el rechazo mostrado por la canciller alemana Angela Merkel. En el juicio de los soberanistas catalanes ante el Tribunal Supremo estatal construyó un relato abiertamente parcial en contra de los presos políticos, incompatible con la documental aportada en el caso, como las decenas de vídeos de los incidentes ocurridos.
Si la izquierda española piensa que gente como Pérez de los Cobos tiene un sitio en su gobierno, tienen un problema muy grave. Y demuestra ser poco de confianza.