El antiguo diputado de Esquerra y miembro del Estado Mayor del procés, Xavier Vendrell, ha asomado en la guerra civil de Esquerra para recordar que Oriol Junqueras nunca creyó en la necesidad del 1-O, aduciendo también que el antiguo presidente republicano "se asustó y se escondió en Montserrat" con ocasión del 27-O. En conversación en el programa de Ustrell, Vendrell ha añadido que "Junqueras no puede hacer ver que no ha tenido nada que ver con todos los errores" del partido, en clara referencia al caso de la trama B. Yo estoy absolutamente de acuerdo con lo que dice Vendrell (e importa un rábano si lo comparto o no, porque los hechos deberían tener mucha más fuerza que los juicios), y opino que el independentismo no animará a mucha gente si se acomoda perezoso en el regazo de los líderes que nos mintieron por sistema durante tanto tiempo. Pero tampoco respeto mucho la opinión de alguien que, en todo ello, no estaba muy lejos de la sala de máquinas.
Como David Madí, que ahora se dedica a vender libros con un maquiavelismo de tres al cuarto para insultar a toda la gente a la que tomó el pelo, Xavier Vendrell formó parte de la trama B del independentismo, el mencionado Estado Mayor, una serie de prohombres que quizás no cometió el pecado de marcharse a besar a la Moreneta mientras los ciudadanos esperaban que se efectuara la independencia, pero que se dedicó igualmente a marear la perdiz con referéndums y tsunamis que solo querían ser armas de distracción masiva. ¿Creía Junqueras en el referéndum del 1-O? No y mil veces no; exactamente como Carles Puigdemont y todos sus hijos, que ahora tienen las santas pelotas de reivindicarse como octubristas de nacimiento. Alrededor de 2017 y antes, del referéndum hablábamos Antonio Baños, Jordi Graupera, Enric Vila y una servidora de ustedes, siempre para escarnio de toda la partidocracia catalana.
Gente como Vendrell han ocupado puestos de gran responsabilidad sin que nunca les votara nadie, ahorrándose cualquier represión penal y con una ganancia económica envidiable
Vendrell tiene todo el derecho del mundo a defender a Marta Rovira o al Santo Padre en bicicleta, pero me parece increíble que un integrante del club "yo pasaba por allí", de esos que nunca acaba de marcharse del todo de nuestra vida política (a pesar de su lamentable papel durante los hechos de 2017), se dedique a repartir lecciones de permanencia a Oriol Junqueras. De hecho, ya tiene gracia que Vendrell haya criticado a Junqueras por reunirse con Salvador Illa cuando ya no era presidente del partido con el objetivo de preservar algunos altos cargos próximos al Govern (no sé si este meeting se dio, pero yo lo consideraría la mar de normal), cuando, de hecho, es una de las buenas ideas que ha tenido Junqueras, pues cuando un barco va naufragando, siempre hay que asegurar algunas nóminas. A Junqueras, insisto, se le pueden criticar muchas cosas —y este plumífero lo ha hecho—, pero siempre ha obrado más a cara descubierta que Vendrell.
Evidentemente, estoy muy lejos de tener ningún tipo de interés en favorecer una candidatura concreta en el próximo congreso de ERC. Pero sí constato que el antiguo aparato de los republicanos (cosa que pasa exactamente en Junts) tiene muchas ganas de deshacerse de su líder más visible para volver a apañar los negocios con los socialistas en solitario. Puigdemont y Junqueras se han puesto muchas veces de perfil durante su vida política, pero todo el sotobosque del procés no solo ha obrado con un oscurantismo mayor, sino que la mayoría de estos cráneos privilegiados, por cosas que se me escapan, no paran de ganar pasta y tener una vida ciertamente regalada. Porque esto sí que lo tiene, la peña del directorio procesista; han ocupado puestos de gran responsabilidad sin que nadie nunca les votara, ahorrándose cualquier represión penal, y con un resultado de ganancia económica auténticamente envidiable.
Los historiadores del procés, en efecto, tendrán una tarea muy dura. Porque —si atendemos a las declaraciones de tutti quanti— en los momentos de rendición y desertismo, todo el mundo pasaba por allí...