Las elecciones en Andalucía no son un retrato extrapolable del estado de ánimo nacional, pero obligarán al gobierno de coalición a revisar el rumbo, los mensajes y ajustar las políticas dirigidas a reducir el impacto de la inflación. Una operación remontada post-19J que apelará al PSOE, pero también a la futura candidatura de la vicepresidenta, Yolanda Díaz. Lo dicen las encuestas, la letra pequeña de las valoraciones recogidas en el CIS y distintas fuentes del espacio de Unidas Podemos y Más País.
Este fin de semana cuajó el momento político de la reconciliación, o al menos una representación temporal, la materialización del abrazo del espectro a la izquierda del PSOE que previsiblemente liderará la vicepresidenta. Hubo foto. Y fue histórica. O así la describen quienes estuvieron en el mitin de Córdoba el pasado sábado y el domingo en Málaga. Yolanda Díaz, Ione Belarra e Íñigo Errejón compartieron campaña. Uno el sábado, otro el domingo, lo más cercano a la foto de familia visto hasta hoy. La imagen era tan inédita como necesaria. Sumado al anuncio explícito de Yolanda Díaz: “No me resigno. Si he estado nueve meses junto a la compañera Ione (Belarra) peleando para subir el salario mínimo interprofesional 15 euros, estoy dispuesta a dar un paso para ganar España”. Díaz habló claro y fue creíble la apuesta por rebajar el ruido y desterrar en público la guerra fratricida.
Desde Más País, miembros que ayudaron a construir la candidatura conjunta andaluza desde hace meses, celebran que se haya visto el “esfuerzo colectivo” y reconocen que les ha perseguido durante toda la campaña ‘la noche del registro’, el hecho de que Podemos se registrara tarde en la Junta Electoral y quedara fuera —o IU y afines no lo enviaran, según las versiones—. En cualquier caso, Podemos jugó con el fuego de apurar hasta el último minuto y se quemaron todos. Un comienzo desastroso, muy indicativo de lo tensa que estaba la primera candidatura conjunta en Madrid.
Aunque Yolanda Díaz insista en una candidatura sin el protagonismo de los partidos, una lista convertida en una suma de siglas, puede que la desaparición de Podemos, de las marcas/partidos, no sea un debate cerrado. En la tradición de la izquierda penalizan dos hechos: la pelea interna y la idea de la refundación constante. Ahora mismo, en el espacio de Yolanda Díaz, conviven ambas
Hay otro elemento complejo de cara al futuro. Según fuentes de la encuestadora Ipsos, en las entrevistas de los últimos días se han encontrado con votantes que responden que votarán a Podemos. La encuestadora tiene que aclarar si se refieren a Adelante Andalucía con Teresa Rodríguez o Por Andalucía de Inmaculada Nieto. Y fuentes de Más País en Andalucía reconocen en off que el hecho de que Podemos no aparezca en la papeleta lastra y, por tanto, les obligará a hacer un esfuerzo a pie de urna. Reforzar con interventores, carpetas, imágenes de la candidata Inmaculada Nieto para remarcar que es la plataforma conjunta. Que Inmaculada Nieto es Yolanda Díaz. Y que detrás de Díaz también está Podemos.
Desde Podemos el análisis es más contundente. Cuando el grueso electoral desde 2014 ha sido de Podemos, los votantes han socializado con la marca y finalmente no va en la coalición, no importa de quién sea el error, la invisibilidad beneficia a la desmovilización o a Teresa Rodríguez, cara visible de Podemos en Andalucía hasta la ruptura. Y con una campaña de éxito por la claridad de los mensajes y su habilidad para desarmar a VOX mostrando su peor cara, la deshumanización del partido ultra contra mujeres, niños, migrantes, gais y su interminable gama de enemigos de España.
Las siglas Unidas Podemos están desgastadas, pero es una incógnita si la solución es borrarlas. Después de estas elecciones, aunque Yolanda Díaz insista en una candidatura sin el protagonismo de los partidos, una lista convertida en una suma de siglas —idea que ya defendió antes de la coalición—, puede que la desaparición de Podemos, de las marcas/partidos, no sea un debate cerrado. En la tradición de la izquierda penalizan dos hechos: la pelea interna y la idea de la refundación constante. Ahora mismo, en el espacio de Yolanda Díaz, conviven ambas. Y ni a la izquierda le sobran votantes ni el momento sociológico apunta a repetir un hito similar al de 2014. Sobre todo, porque están dentro del gobierno y el gran logro fue ese. Hacer las políticas “para la gente”, desde la izquierda del PSOE, desde dentro.
La última encuesta nacional del CIS deja datos preocupantes para toda la coalición de gobierno. Alberto Núñez Feijóo pierde fuelle, pero el trasvase de votantes del PSOE al PP sigue subiendo, del 7,4 al 7,6, unos 350.000 votantes. Una fuga que se explica con la tendencia del PSOE a retener también menos votantes, el 65,8% de junio frente al 68% de mayo. Esto en el termómetro nacional, de las andaluzas ni hablamos.