Es muy probable que la investidura de Pedro Sánchez se esté jugando en el tempo político que corresponde a Alberto Núñez Feijóo. Hasta ahora, en las negociaciones y la ronda de consultas, el líder popular no ha conseguido dos objetivos. Generar cierta duda sobre un posible gobierno popular con el apoyo o la abstención del PNV dejando fuera a Vox. Y una segunda, añadir incertidumbre con un acercamiento a Junts. Andoni Ortuzar le ha pedido a Feijóo dejar de engañar a la gente. No es no. No se puede ser más claro. Y Feijóo quiere sentarse con Junts una vez el PSOE y Sumar llevan varios contactos. Tarde para la investidura y mal en el partido, donde ha generado más ruido que consenso.
El curso político empieza más despejado de lo previsto. Los bloques están definidos y parecen inamovibles. Con las intenciones y el simbolismo que se ponen en los arranques de temporada, el PP lo hace anunciando una reunión en el Congreso con Santiago Abascal y cerrando el último gobierno de coalición con Vox. Murcia como el remate del pacto estructural en la alianza con la ultraderecha tras las autonómicas del 28-M. Y dando la razón al PNV, Santiago Abascal está en medio del pasillo del PP.
Sumar lo hace con la imagen en directo de Yolanda Díaz en Bruselas reunida con Carles Puigdemont. Streaming en hora punta de los matinales televisivos desde el Parlamento Europeo. Abriendo las ventanas de unas negociaciones activas desde la formación de la Mesa del Congreso con la intención de señalar la “hipocresía” —en palabras de Sumar— de quienes se reúnen con Junts a puerta cerrada y de manera clandestina. El mensaje lo habíamos oído desde el 23-J. Las negociaciones pretenden avanzar en el desbloqueo de la investidura, en el diálogo y en las salidas políticas del procés. Deshacer un nudo. Resolver un problema desde lo político, no lo punitivo, y colocarse en las antípodas de la reivindicación nostálgica del 155 jaleado por VOX en campaña.
Qué duda hay de que romper el "tabú Puigdemont" favorece al PSOE
Según el entorno de Díaz, el diálogo es el reconocimiento del adversario. Del lugar del otro como interlocutor. No quiere decir que compartan estrategia, posicionamiento, ni objetivos. Y como eurodiputados, el sitio para una reunión de tres horas y alto contenido político era Bruselas. No será el único encuentro ni la última foto, apunta su círculo directo. Habrá más reuniones, aunque no tienen fecha.
Desde el PSOE, "ni molesta ni estorba", según cargos socialistas. Y al tiempo, reivindican el liderazgo de las negociaciones. “Los canales están claros, nítidos y pasan por el PSOE”. Dentro de la discreción, los socialistas están inmersos en las conversaciones. La foto en Bruselas responde a la propia agenda de Díaz. No hay reparto de papeles. Es la búsqueda del foco de un rompecabezas que pasa por Moncloa y Ferraz. Pero qué duda hay de que romper el "tabú Puigdemont" favorece al PSOE.
Los socialistas seguirán teniendo resistencias, pero menos que antes. A Emiliano García-Page le falta la ‘base moral’ de la amnistía, ha dicho en una entrevista con Carlos Alsina. Y se ha quedado prácticamente solo en el frente de las discrepancias. Sus homólogos socialistas están en el Senado, defienden las negociaciones y no responderán ante sus propias urnas. El valenciano Ximo Puig se ha sumado a la propuesta de Iñigo Urkullu pidiendo la ampliación del Estatut valenciano, y el extremeño Guillermo Fernández-Vara ha ensalzado el diálogo en su estreno como tertuliano en TVE con Jaime Cantizano.
Quedan más de tres semanas para el ‘momento’ Feijóo. Más de veinte días para una investidura ya escrita. Todo apunta a que los días del PP los va a usar mejor Sánchez.