"Yo no me invento nada, solo pinto lo que veo" ha afirmado el artista Antoni Miró ante sus lienzos que ilustran calles repletas de banderas cuatribarradas i eslóganes independentistas en Barcelona. Una vez más, Miró, el artista y escultor alcoyano comprometido con la sociedad en la que vive, con su país y su lengua, ha tenido que intervenir en la polémica iniciada, esta vez, por algunos medios de comunicación valencianos, que en su exposición antológica de 150 obras solo ven “independentismo”. "La Generalitat gasta 110.000 euros en una muestra con símbolos independentistas en Valencia", publica ABC o "El Consell gasta 110.000 euros en una muestra con esteladas y contra la policía", de Las Provincias. También El Mundo se ha sumado a la campaña. "Antoni Miró, del erotismo al independentismo".

La semana pasada Miró tuvo que dar explicaciones por sus esculturas de arte griego expuestas en el espacio público de la Marina de València porque su contenido erótico “escandalizaba” al Foro de la Familia, que ha exigido, sin éxito, su retirada.

Menos suerte tuvo este artista el año 2014, cuando “indefenso e impotente”, según sus propias palabras, vio como el Ayuntamiento de Gandia retiró de la vía pública su escultura 25 d'abril 1707, una obra conmemorativa del 300º aniversario de la Batalla de Almansa.

Antoni Miró, cuya obra situada en un principio dentro del realismo social del que ha ido evolucionando hacia la neofiguración y pop-art, ha inaugurado una exposición en la que se pueden ver sus retratos de personajes vinculados sobre todo al arte y la literatura, como Antoni Tàpies, Joan Fuster, Josep Pla y Gabriel García Márquez.

Desnudos masculinos y femeninos y una amplia muestra de escenas de denuncia social que reflejan numerosos conflictos de la última década ocurridos en Kiev, El Cairo, Madrid o Barcelona.

Miró expone en València en un espacio recuperado para el uso público: la nave central de lo que fue la base del equipo suizo Alinghi durante la Copa América de Vela.

La nueva sala, llamada La Base, está en la Marina de València, gestionada por un consorcio que integran el Gobierno, el Ejecutivo autonómico y el Ayuntamiento. La exposición, organizada por este consorcio, la Presidencia de la Generalitat y la Consejería de Cultura, ha costado 110.000 euros y viajará a otras ciudades.