valencià -ana [valensiá]
Lengua románica hablada en la Comunidad Valenciana, así como en Catalunya, las Illes Balears, el departamento francés de los Pirineos Orientales, el Principado de Andorra, la franja oriental de Aragón y la ciudad sarda del Alguer, lugares donde recibe el nombre de catalán.
català -ana [katalá]
Lengua románica hablada en Catalunya, así como en las Illes Balears, el departamento francés de los Pirineos Orientales, el Principado de Andorra, la franja oriental de Aragón, la ciudad sarda del Alguer y la Comunidad Valenciana, donde recibe el nombre de valenciano.
balear [baleáɾ]
Variedad del catalán hablada en las Illes Balears.
Un australiano o un mexicano que lea esta definición del valenciano o del catalán lo entenderá rápidamente porque es lo mismo que pasa con su propia lengua, el inglés en caso del australiano, que también se habla en el Reino Unido o los Estados Unidos; y el español, en el caso del mexicano, que se habla en España y en muchos países de América.
Pero en el País Valencià, se puede considerar una heroicidad que la Acadèmia Valenciana de la Llengua, el órgano competente en materia lingüística, haya definido y publicado como normativa esta doble definición, pero única, de la lengua común de los valencianos, catalanes y baleares, sin que los hayan crucificado en la vía pública. Es evidente que algunas cosas han cambiado en la realidad valenciana de los últimos años, pero sigue siendo un pueblo que todavía está lejos de hacer de la reflexión y el acuerdo una señal de identidad.
Políticos que corrigen a los académicos
Ante la convocatoria electoral del próximo mes de mayo el Partido Popular y Ciudadanos compiten para abanderar en el País Valencià las posturas más secesionistas referidas a la unidad de la lengua con declaraciones públicas de sus candidatos que dan vergüenza por la inconsistencia intelectual de sus afirmaciones.
Todos los medios de comunicación se hacen eco, día tras día, de declaraciones como:
"Valenciano y catalán no son la misma lengua porque su evolución no ha sido la misma". "Si soy alcaldesa, cambiaré el nombre de València por Valéncia" (María José Català, candidata del PP al Ayuntamiento de València y exconsellera de Cultura i Educació).
"Valenciano y catalán no son lo mismo, pero respeto lo que diga la Acadèmia Valenciana de la Llengua" (Toni Cantó, candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Generalitat).
"El valenciano es un idioma distinto y autónomo de cualquier otra lengua y, en concreto, del catalán" (Isabel Bonig, candidata del PP a la presidencia de la Generalitat).
Este tipo de afirmaciones se escuchan por el territorio valenciano desde hace décadas, pero han ganado tal fuerza los últimos días que la Acadèmia Valenciana de la Llengua, el organismo estatutario encargado de la normativa del valenciano ha tenido que pronunciarse públicamente recordando que "la AVL tiene el deber de señalar el correcto cumplimiento de la norma, pero también de advertir a los poderes públicos de la necesidad de proteger y fomentar la lengua, sobre todo en la situación actual, en que observamos con preocupación los ataques de determinadas formaciones políticas que quieren reducir las lenguas a la mínima expresión".
"Filólogos debajo de las piedras"
El organismo ha pedido que "ahora que se vuelven a oír voces pontificando sobre la lengua" o que "aparecen 'filólogos' debajo de las piedras", en una clara alusión a Català, Bonig o Cantó, "se abandone el debate partidista sobre la lengua"
En este sentido, la AVL ha recuperado unas líneas del preámbulo de la ley de creación de la Acadèmia para pedir a los políticos de derechas que la "lengua propia sea sustraída a partir de ahora del debate partidista cotidiano y se convierta en el objeto de un debate sereno entre los partidos con el fin de llegar a los consensos más amplios posibles". "Al final de ese camino ganaría nuestra lengua, que quiere decir ganar todos los valencianos", añade la institución.
La izquierda pasa de puntillas por el tema
¿Pero cómo se pronuncian respecto de la unidad de la lengua el resto de candidatos?
Cuesta encontrar en las hemerotecas declaraciones explícitas de los líderes de PSPV (Ximo Puig), Compromís (Mónica Oltra) y Podemos (en este partido es difícil saber quién manda) respecto de su posicionamiento ante la unidad de la lengua. Todos saben que es mejor pasar de puntillas ante el tema, aunque no niegan que valenciano y catalán son la misma lengua. Lo cierto es que prefieren centrar sus esfuerzos en normalizar el uso del valenciano en las escuelas, aunque mantienen una calculada ambigüedad electoral con respecto a su conocimiento y uso por parte de los trabajadores de la administración pública.
En este aspecto, la AVL, sin hacer ruido, ha sido más explícita en denunciar que "el valenciano (lengua románica que se habla en el País Valencià como en Catalunya, las Illes Balears, el departamento francés de los Pirineos Orientales, el Principado de Andorra, la franja oriental de Aragón y la ciudad sarda del Alguer, lugares donde recibe el nombre de catalán) es víctima de los ataques de determinadas formaciones políticas que quieren reducir las lenguas minoritarias a la mínima expresión".
Psiquiatría política para blaveros y catalanistas
Recuerdo aquí lo que declaró a El Nacional el escritor y antropólogo Joan Francesc Mira: "Cuando en el siglo XIV empieza a fijarse el nombre de la lengua, aquí desde el primer día se le dijo generalmente valenciano, porque el reino propio, el espacio político valenciano, ya existía. No porque negaran que fuera catalán, pero los valencianos a su lengua le han llamado valenciano toda la vida. Y cuando ahora la Acadèmia Valenciana de la Llengua reivindica que utilicemos el nombre de "valenciano", como denominación equivalente a "catalán", es porque es el real e histórico. Y funciona".
Y respecto de una posible reconciliación entre valencianos: "Es imposible ningún tipo de reconciliación entre los valencianos, porque nunca se han planteado ese tipo de problema. Podría plantearse el problema un sector tipo blavero, aunque cada vez son más residuales e histéricos. También el sector más "catalanista", que incluiría el catalanismo más radical hasta los valencianistas más moderados; no sólo del Bloc si no también algunos del PSOE. Tendríamos que crear una nueva especialidad que fuera la psiquiatría política, para tratar todos esos síntomas.
"Lo que no hacen nuestras autoridades es insistir en el concepto de lengua propia".