“El corredor migratorio del mediterráneo es el más mortífero del mundo. Traer el Aquarius hasta València ha sido un precedente muy negativo. Nosotros trabajamos en los puntos de origen y hemos perdido ocho días de rescate de otros centenares de personas. Espero que este episodio haga reflexionar a todos los dirigentes de la Unión Europea y aborden de manera muy distinta la atención a los refugiados de cómo lo han estado haciendo hasta ahora”.
Así de contundente se ha mostrado David Noguera, presidente de Médicos Sin Fronteras, 24 horas antes de la llegada, al puerto de València, del Aquarius y otras dos embarcaciones con 629 migrantes procedentes de Libia. Ha sido una travesía muy larga, nuestra opción siempre fue desembarcarlos en el puerto más cercano. Dentro de las tres embarcaciones viajan colectivos muy vulnerables, niños, embrazadas, personas que han sufrido quemaduras de segundo grado por la mezcla del agua y del combustible… pero los pacientes están estables aunque con un alto nivel de estrés no sólo por la travesía sino por lo que han vivido durante las semanas y meses anteriores hasta que, finalmente puedan llegar a un puerto seguro”.
Noguera es tajante: “estas personas, nuestros pacientes, vienen de Libia un país donde se ejerce continuadamente la violencia, la extorsión y la violencia contra las mujeres. Todos deben ser tratados dignamente, como refugiados y pedimos que ese estatus se respete”. “Hemos conseguido mantener a los niños y las familias juntas para darles un entorno lo más tranquilo posible, pero nuestro rol como Médicos sin Fronteras terminará en el momento que desembarquen y se hagan cargo de ellos las autoridades y los servicios de asistencia que se están disponiendo”.