Eduardo Zaplana, utilizó al menos tres empresas pantalla para repatriar alrededor de once millones de euros en mordidas durante los últimos años. Esta es la cantidad inicial que la Fiscalía Anticorrupción reclamará a los principales investigados en la Operación Erial como responsabilidad civil subsidiaria. Los investigadores sí han acordado el decomiso de más de una veintena de propiedades, vehículos de alta gama y dinero requisados a la decena de investigados en esta trama de presunto pago de comisiones y blanqueo de capitales, según informa Levante-EMV.
El epicentro recaudador de las mordidas se encontraba en Luxemburgo, considerado un paraíso fiscal hasta hace unos años, donde a través de la empresa Imison International, el expresident de la Generalitat Valenciana y exministro de Trabajo atesoraba las presuntas mordidas cobradas en las adjudicaciones de las concesiones de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) en 1997 y del Plan eólico valenciano (2002-2003).
Tres mercantiles y dos testaferros
Las mercantiles implicadas en esta operación monetaria eran Medlevante, Costera del Glorio, Gesdesarrollos Integrales y Turnis Sylvatica, todas administradas por los presuntos testaferros de Zaplana, Joaquín Barceló y Francisco Grau.
Barceló es amigo de la infancia y fue director de relaciones institucionales de Terra Mítica, el parque temático de Benidorm que impulsó el exjefe del Consell. Francisco Grau Jornet era el asesor fiscal del exjefe del Consell y miembro de la comisión de control de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), además de su representante en Terra Mítica. Los tres permanecen en prisión provisional desde el pasado 25 de mayo